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Entérese de los planes del sucesor del imperio de La Fabril en Ecuador
Jueves, Junio 5, 2014 - 11:22

Carlos González Artigas habla de las innovaciones que están realizando para poder ajustarse a la política de sustitución de importaciones implementada por el gobierno ecuatoriano.

Encontramos a Carlos González-Artigas Loor dirigiendo en persona la feria que organizó La Fabril en Quito para promover sus marcas; en un paréntesis, el empresario le contó a AméricaEconomía Ecuador, cuáles son las innovaciones en las que invierte la compañía y cómo aprovecha las oportunidades que generan las nuevas políticas estatales.

-Este momento, La Fabril fabrica y vende 32 marcas de productos e insumos en las líneas de aceites y grasas, limpieza y cuidado personal; siguiendo esta tendencia a la innovación, ¿cuáles son los nuevos desarrollos a los que apuesta la compañía?

-Uno de los paradigmas que hemos roto está en la manera cómo ofrecemos un producto a las grandes mayorías a un precio competitivo. Con una nueva tecnología en empaques, estamos colocando botellas al precio de sachet para facilitar el uso de nuestros productos. Luego, seguimos incorporando tecnología en los jabones; ahora, nuestra marca Lavatodo tiene microcápsulas de fragancias que se usaban en detergentes.

Elevamos nuestra capacidad productiva de jabones de tocador, hicimos un rediseño de todas las fragancias e ingredientes para volverlos más apetecidos por el consumidor. 

También hemos cambiado los envases de Perla Bebé y Ciclón; pesan menos para que el consumo de plástico sea menor y están fabricados en Ecuador, alineados con el cambio de matriz productiva. En general, una de las metas para este año es trasladar toda la fabricación de envases a Ecuador, a través de proveedores o nosotros mismos.

Y desde octubre, estamos exportando aceite de palma orgánica a varias cadenas de supermercados en Estados Unidos; es un paso importante porque es vender producto de alto valor agregado directamente al consumidor en el exterior.

-Con este aceite, La Fabril incursiona en un nuevo mercado: el de lo ‘orgánico’; ¿qué proyecciones tiene esta línea de producción?

-Hemos empezado con el aceite de palma, pero también estamos desarrollando margarina y coberturas de chocolate con certificado orgánico, enfocándonos principalmente en el mercado norteamericano. Con la nueva conciencia sobre los productos más saludables y nutritivos, creo que ese mercado va a ir creciendo.

-¿Y cómo está desarrollándose el negocio del biocombustible?

-El año pasado exportamos unos 15 millones de galones de biodiesel a Perú; este año, queremos superar ese volumen, pero no está nada fácil. Competimos con fabricantes argentinos y asiáticos; hay además tres fábricas de biodiesel en Perú. La Fabril abastece probablemente el 20% del consumo peruano; y la meta sería incrementarlo al 21%.

-¿Y en el Ecuador, no existe la posibilidad de concretar un acuerdo con el Gobierno para venderle este biocombustible?

-El gobierno va muy adelante en el programa de etanol, un combustible ecológico para la gasolina que se obtiene de la caña de azúcar; en el uso del biodiesel, en cambio, hay un gran obstáculo: el aceite vegetal crudo -de la palma- vale ya US$3 por galón y se puede importar diésel común y corriente a US$3,20 dólares. Es decir, la opción ecológica le costaría más subsidio al gobierno; es una decisión de Estado.

-La Fabril también está desarrollando aceites aromatizados; ¿cuándo se los colocará en percha?

-Hasta que no descubramos lo que el consumidor quiere, no vamos a sacar nada al mercado. Estamos investigando todo tipo de alimentos y con la política de cambio de matriz productiva hemos redireccionado esta investigación hacia los alimentos que se importan para ver en dónde tenemos ventajas competitivas.

-¿Qué oportunidades adicionales representa entonces para La Fabril la política de cambio de matriz productiva y de sustitución de importaciones?

-Hay muchas empresas que no tenían fabricación en Ecuador y que hoy quisieran tenerla, por qué no abrir las puertas a estas compañías y hacer una cofabricación. Nosotros lo hemos hecho; tenemos alianzas con varias compañías a las que les estamos fabricando sus productos.

Otra oportunidad se da en los productos que se exportan; muchos ocupan ingredientes importados, un empaque, una tapa, un preservante, por qué no invertir en la fabricación local de ese ingrediente, colaborar con esa cadena de exportación y volverla incluso más competitiva. Yo creo que el llamado del Estado es: ¡Señores empresarios, necesitamos su ayuda, empiecen a producir y vender más! Si te llaman, hay que atender y actuar.

-En concreto, ¿para qué empresas está produciendo La Fabril?

-Para Avon ya estamos fabricando productos de cuidado capilar; hay otras cuatro negociaciones que no estoy autorizado a contarlas, son multinacionales que están en el Ecuador en las áreas en las que nosotros trabajamos.

-Bajo este panorama, ¿cuál es la inversión prevista por La Fabril para este año?

-En el primer trimestre, hemos invertido US$5 millones en la producción de jabones de tocador, en el incremento de la capacidad en productos de cuidado capilar y en los empaques de desinfectantes. Hemos comprado nuevas máquinas y con ello se han creado unos 250 nuevos puestos de trabajo.

-¿Y la inversión para el resto de año?

-Tenemos un plan a dos años (2014-2015) que suma alrededor de 25 millones de dólares adicionales. Se invertirán en maquinaria para incrementar la producción en las categorías que comenté al inicio de la entrevista.

-Con el impacto de la política estatal, ¿el mercado local gana prioridad dentro de la estrategia y balance económico de La Fabril?

-El año pasado, 25% de nuestras ventas se dieron en el exterior; este año, parecería que vamos a crecer más en las ventas locales que en las exportaciones, pero eso no significa que nuestro esfuerzo no está también dado a exportar.

-¿Pero cuál es la proyección que maneja la empresa para sus ingresos locales?

-Nos gustaría que las ventas al exterior sean la mitad de nuestras ventas totales; es un plan de largo plazo. Ahora, lo que planeas no siempre es lo que ocurre. Por un lado, hay una dirección estratégica planteada por el gobierno; y por otro, hay un trabajo en inversión y en desarrollo de productos planteado por los empresarios, pero al final del día el que toma la decisión es el consumidor.

Autores

Eva Valencia