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España podría tener un negro futuro en el sector de las energías renovables
Miércoles, Diciembre 22, 2010 - 09:56

Luego de que el gobierno aprobara nuevas normas para apretarse el "cinturón", para los clientes del sector de energías renovables reina la incertidumbre y creen que esto no les está permitiendo diseñar un plan de negocio, lo que trae como consecuencia que los bancos no les presten dinero.

Durante la mayor parte del presente año, en España los suministradores de energías renovables han estado sobre ascuas. La incertidumbre se ha instalado en el sector desde la primavera, cuando el gobierno aprobaba titubeante nuevas normas “para apretarse el cinturón” que podrían tener un enorme impacto sobre las cuentas de resultados de los suministradores.

Ahora el suspense parece haberse desvanecido. En julio el ministro de Industria y el sector eólico firmaban un acuerdo para reducir en un 35% las subvenciones a los generadores de energía eólica; el acuerdo entrará en vigor el 1 de enero de 2013 y fue reconfirmado a principios de diciembre a la vista de información que circulaba sugiriendo la suspensión de dicho acuerdo. Asimismo, en noviembre el gobierno anunciaba reducciones de las tarifas del sector solar fotovoltaico. No obstante, expertos afirman que los meses de incertidumbre han generado una vacuna anti-regulación que acabó con todo posible interés de los inversores en el que hasta hace poco era uno de los sectores más dinámicos en España.

“No saber qué va a ocurrir -pero saber que algo va a ocurrir- ha sido lo peor de todo esto”, dice un abogado español que asesora a clientes en el sector de energías renovables. “Es como si sé que alguien me va a dar un puñetazo, pero no sé dónde, así que no puedo defenderme. Si no sabes lo que va a ocurrir, no puedes diseñar ningún plan de negocio. Y sin un plan de negocio ningún banco de prestará dinero”.

Con esta táctica “de punto muerto” el gobierno en Madrid ha logrado disuadir la construcción y puesta en marcha de nuevas instalaciones de energías renovables. Después de años ofreciendo subvenciones, se ha generado un alarmante elevado déficit tarifario eléctrico que ha obligado a los burócratas del gobierno a rectificar en sus políticas. El déficit –unos 19.500 millones de euros- se ha ido acumulando desde que el gobierno fijara tarifas que permitían a los consumidores pagar menos por su electricidad de lo que costaba generarla y distribuirla. Las empresas suministradoras –en particular Endesa, Iberdrola y Gas Natural-, estuvieron de acuerdo en aceptar semejante recorte en su cuenta de resultados a cambio de que el gobierno al final les recompensase, en parte, emitiendo bonos.

“El aspecto más importante y negativo del escenario actual es la falta de confianza generada por los muchos meses que pasaron antes de que el gobierno aprobase el nuevo marco legal”, dice Carlos García Suárez, profesor asociado de IE Business School en Madrid y experto en energías renovables. “Ha habido un rumor tras otro… y un borrador tras otro de nuevos decretos”.

Hasta ahora el sistema de tarifas ha sido de gran provecho para el sector de energías renovables del país. Desde 2001, y para incentivar el desarrollo del sector, el gobierno creó precios por encima del mercado para energías renovables, como la eólica o la solar. Por ejemplo, en España las plantas de energía solar fotovoltaica, que convierten directamente la luz del sol en electricidad, han recibido un precio diez veces superior al precio de mercado. Pero ahora, como los costes de producción de energías renovables han disminuido, el gobierno quiere reducir los inflados precios.

Antes de la crisis financiera global, el gobierno titulizaba el déficit tarifario en subastas a los inversores institucionales. Sin embargo, ahora tiene que garantizar estos valores con un fondo de gestión estatal, lo cual implica la búsqueda de inversores en Europa y Estados Unidos desde mediados de septiembre. Estos bonos normalmente se venden sin problemas; incluso a principios de diciembre, en medio de la preocupación del mercado por un posible rescate de España por parte de la Unión Europea, el Tesoro vendía 2.500 millones de euros en bonos con un rendimiento superior. Los bonos con plazo en octubre de 2013 se vendían a un tipo medio del 3,717%, mientras que los anteriores se habían vendido al 2,527%.

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Madrid ha declarado que quiere emitir bonos por US$1.900 millones y US$3.000 millones este año para reducir el déficit tarifario. Luigi Ferraris, director ejecutivo de la italiana Enel, que posee Endesa y más de la mitad del déficit, declaraba ante la prensa recientemente que Enel espera recibir cerca de 970 millones de euros a finales de 2010.

Boom verde en España. Hace cinco años el país tenía una de las tasas de mayor crecimiento de plantas generadoras de energía eólica y solar del mundo. La Casa Blanca incluso citaba a España como ejemplo de cómo promover las energías verdes. Pero el crecimiento del sector ha sido difícil de manejar. Movidos por los precios inflados, los empresarios se introdujeron en masa en el negocio de las energías verdes. Cuando en el sector se instaló más capacidad de la que el gobierno esperaba, el déficit tarifario se disparó. El límite de capacidad para la energía solar fotovoltaica, establecido en 2005 por el gobierno para los siguientes cinco años y fijado en 371 megavatios, ya se había sobrepasado a finales de 2007.
Reforzada por los incentivos gubernamentales, la energía renovable crecía un 55% en términos del PIB entre 2005 y 2009. Según la Asociación de Productores de Energías Renovables de España, durante ese periodo el país fue capaz de reducir en 84 millones de toneladas métricas sus emisiones de CO2. Únicamente en 2008 las energías alternativas consiguieron ahorrar en España el equivalente a 2.700 millones de euros en combustibles fósiles.

Una directiva de la Unión Europea obliga que para el año 2020 el 20% del consumo energético bruto de los países miembros proceda de energías renovables. En la actualidad alrededor del 9%, el objetivo del 20% es también ambicioso para España. Conseguirlo no sólo mejoraría el medio ambiente, sino también reduciría su dependencia energética exterior. El gobierno dice que en España cerca del 80% de la energía tiene su origen en el extranjero. Sólo Irlanda, Italia y Portugal tienen mayores tasas de dependencia en la Unión Europea.

Pero el objetivo a largo plazo de desarrollar un sector de energías renovables maduro ha sido eclipsado por las sombras política y económica del país. El cada vez más impopular gobierno aprobaba en septiembre un austero presupuesto tras la peor crisis económica sufrida en las últimas dos décadas mientras se enfrentaba a tasas de desempleo del 20% y un déficit presupuestario del 10%. El gasto público está también preparado para sufrir los consiguientes recortes.

Según el borrador del Plan de Acción de Energías Renovables 2011-2020 del gobierno, en 2009 las energías renovables suponían el 25% de toda la electricidad producida en España y el 12% del consumo bruto. A lo largo de la última década disminuía el porcentaje de energía nuclear, carbón y petróleo sobre el consumo energético total, pero la energía basada en gas natural aumentaba del 9 al 37%. Las energías renovables pasaban del 15 al 25%, de las cuales la eólica supone el 12,4%, la solar fotovoltaica el 2% y el resto proceden de fuentes como la energía termal solar y la biomasa.

Dominando el sector de las energías renovables, la eólica alcanza los 2.800 millones de euros y se espera duplicar su capacidad para 2015, antes del descenso. En 2009 la capacidad energética instalada crecía un 14%, hasta los 2.459 megavatios; a finales de 2009 España era el cuarto mayor productor de energía eólica, por detrás de Alemania, China y Estados Unidos. Produce el 12% del total de energía eólica del mundo y tiene más capacidad instalada –unos 19.000 megavatios- que Francia, Italia, Gran Bretaña, Japón y Canadá juntos.

En España la energía eólica alcanzaba récords en 2010 debido a los nuevos registros del año previo. Las granjas eólicas debían registrarse antes de poder encender sus turbinas. Según a AEE, la burocracia provocó siete meses de retrasos para varias granjas que estaban listas para ponerse en marcha pero tuvieron que esperar al visto bueno de la administración, y en consecuencia, la nueva producción de energía eólica en la primera mitad del año fue de 727 megavatios.

No obstante, los expertos están de acuerdo en que, a pesar de la bajada de los precios, la energía eólica crecerá aunque de forma más lenta que en los últimos años. Las empresas españolas Iberdrola Renovables y Acciona son los mayores productores, con 10.350 megavatios y 6.230 megavatios a finales de 2009 respectivamente.

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El sol se pone. En el sector de la energía solar, cinco de las 10 mayores plantas productoras de energía solar fotovoltaica están en España. En Zaragoza, General Motors ha cubierto el tejado de su fábrica con 183.000 metros cuadrados de paneles solares que están conectados a la red eléctrica local. El proyecto es el mayor tejado solar instalado en una fábrica del mundo y supone un recorte de 6.700 toneladas métricas de emisiones de CO2 al año. Según la asociación del sector, que comprende 487 empresas, las mayores empresas de energía solar fotovoltaica  en el país son 9Ren España, Acciona Solar, Sharp, Atersa, Prosolia así como la empresa con sede en California Sunpower.

Las conversaciones entre el sector y el Ministro de Industria sobre los nuevos niveles para 2011 se prolongaron durante meses, hasta mediados de noviembre. Las medidas suponen reducciones del 45% para las instalaciones en suelo firme, del 25% para los paneles situados en tejados de tamaño medio y del 5% para paneles en tejados pequeños. El gobierno estima que con la reforma se ahorrarán unos 600 millones de euros entre 2011 y 2013.

Pero según García de IE Business, la nueva regulación de la energía solar fotovoltaica no es buena. “Reduce las tarifas de manera razonable para las instalaciones pequeñas, pero para las grandes instalaciones mantiene las tarifas en 150 euros por megavatio/hora, un nivel que no se puede alcanzar con los precios de mercado actuales. Así que básicamente en España hay vía libre durante algún tiempo para construir más instalaciones de gran tamaño”.

Sin embargo, hasta el anuncio de la nueva regulación el sector de energía solar fotovoltaica estuvo en espera, la inversión se congeló e incluso se fue a otro sitio. Según Bloomberg New Energy Finance, en 2009 hubo nuevas inversiones por valor de 8.000 millones de euros, un 48% inferior a la inversión de 2008. El reciente Programa Medioambiental de Naciones Unidas sostenía que “El mercado español de energía solar fotovoltaica prosperó en su carrera ante la caducidad en septiembre de 2008 de las atractivas tarifas ofrecidas, pero en 2009, con límites gubernamentales sobre la construcción de nuevas capacidades, las inversiones en instalaciones a gran escala de energía solar fotovoltaica cayeron espectacularmente en el país”.

Diversos fondos extranjeros –americanos, ingleses, alemanes y japoneses-, “han tenido o tienen mucho dinero invertido y ahora se están yendo”, dice el abogado. “La tecnología para la energía solar fotovoltaica es cada vez más barata y posiblemente en tres-cinco años las instalaciones serán mucho más baratas. Pero esto no ocurrirá de un día para otro, que es el motivo por el que un recorte del 45% podría ser algo excesivo. Tal vez un recorte gradual, 20% un año, 25% el siguiente, podría permitir que la gente se adaptase mejor a un entorno económico cambiante”.
España no es el único país intentando resolver la gestión de su sector de energía solar. En 2009 Alemania incrementaba en 3,8 gigavatios su energía solar instalada, más de la mitad del mercado global. En el verano Alemania recortaba sus subvenciones al incremento de la capacidad solar para detener su rápida expansión y sus costes. Italia está también reflexionando sobre la posibilidad de reformar su política de emitir “certificados verdes” para aquellos que utilicen electricidad procedente de fuentes renovables.

“El sector privado está muy preocupado por las negociaciones para recortar las tarifas, que afectarían a los contratos existentes, pero la realidad es que muy poca gente en el sector puede cuestionar a un gobierno que hace reformas en las políticas cuando los costes de producción caen”, dice Eric Usher, director de Energías Renovables y Finanzas en UNEP.

El gobierno español también está investigando si las empresas que disfrutan tarifas superiores a las del mercado cumplen los requisitos para acogerse a las mismas. Un estudio preliminar de CNE, la comisión energética nacional de España, llegaba a la conclusión de que unos 700 megavatios de energía instalada no cumplían los requisitos. El Ministro de Industria ofrecía una amnistía a esas instalaciones si renunciaban a su estatus privilegiado antes del 7 de octubre. Cualquier empresa que no solicitase la amnistía y se hubiese acogido a las tarifas especiales podría tener que devolver el dinero al gobierno.

La APPA estuvo de acuerdo con las inspecciones del gobierno, pero arremetió contra la lentitud del ministro de Industria a la hora de regular. En junio el grupo acusaba a Miguel Sebastián, Ministro de Industria, de los problemas energéticos del país en el sector de la energía solar fotovoltaica. “Si la energía fotovoltaica desapareciese mañana, aún tendríamos déficit eléctrico tarifario”, explica Javier García Breva, director del departamento de energía solar de APPA.

 

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¿El catalizador? En España el gobierno dice que quiere energías renovables y gas natural para cubrir un 75% de la demanda doméstica en 2010. Para entonces el gas natural debería producir unos 166.000 gigavatio/hora y las energías renovables unos 153.00 gigavatios/hora. La energía generada a partir del petróleo se reduciría a la mitad mientras la nuclear disminuiría algo y la generada con carbón aumentaría ligeramente. A lo largo de los próximos diez años España estima que sus proyectos de energías renovables evitarán la emisión de 187 millones de toneladas métricas de CO2.

Uno de los nuevos proyectos planteados es la producción de energía eólica desde el mar, cerca de la costa. Casi el 90% del país está rodeado de agua y el Estrecho de Gibraltar es particularmente tempestuoso. Para 2020 España tiene pensado instalar 5.000 megavatios de instalaciones eólicas marinas. Pero estas granjas eólicas son el único modo novedoso de utilizar el hardware existente. Según Paul Isbell, director del programa de cambio climático y energía en el Instituto Real Elcano, un centro de estudios independiente de Madrid, las tecnologías más eficientes enganchadas a la red son la clave para llevar las energías renovables al siguiente nivel. “España tiene uno de los mejores sistema eléctricos del mundo”, afirma. “Y el operador de red Red Eléctrica de España está trabajando en lo que podría ser uno de los primeros ejemplos de red inteligente en un mundo avanzado. Podría ser el catalizador para el resto de Europa”.

Las redes de suministro de electricidad inteligentes son capaces de elegir qué fuente energética es mejor utilizar en cada momento. Se harían cada vez más eficientes y proporcionarían un mayor control sobre la oferta y la demanda si los ingenieros pudiesen combinar una red inteligente e interconexiones con el mercado europeo. Pero mientras los suministradores de energía eólica en España piden más conexiones eléctricas con Francia y conexiones de gas con el norte de África, el debate político avanza muy lentamente. Hoy en día las interconexiones son pocas, y la próxima con Francia no se espera que esté operativa hasta 2014.

“Disponer de más fuentes energéticas es la clave”, dice Isbell citando Nord Pool en Escandinava como ejemplo. “Tienen una amplia oferta de electricidad en la región. Si a esto le añadimos una tecnología de red de suministro inteligente, la capacidad de las renovables se multiplicaría para contribuir al cocktail de energías que se emplean. Debemos seguir apoyando a las renovables, para recortar las emisiones, e ir firmando acuerdos internacionales que tengan credibilidad porque van proporcionando estabilidad en los mercados de inversión. Eso es lo más importante”.

Autores

Universia Knowledge Wharton