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Examen al Fiat 500L Trekking 1.6 Multijet 105 CV
Jueves, Febrero 6, 2014 - 16:52

Curioso observar como dos mitos del automóvil, el Fiat 500 y el Mini, han vuelto al presente con la aureola que tuvieron en su tiempo, y aún más, pues ambos modelos han ido añadiendo a las gamas contemporáneas versiones de las que carecieron en su etapa clásica.

El pequeño de la marca italiana, renacido en 2007, es hoy la demostración que las dimensiones reducidas no son cortapisa para la imaginación. El tradicional 500 derivó enseguida a una versión cabrio con mucho sabor "retro" por el estilo imprimido a la capota.

En el mercado actual la demanda de segmentos se ha multiplicado y el 500 no ha desoído esa llamada de los gustos de la clientela por monovolumenes pequeños. Y entonces llegó el 500L, pero como las simbiosis se hacen imparables con los pequeños crossover, pues ya está aquí el 500L Trekking, un "ciudadano" del campo.

Esta es la última demostración de la multiplicidad de facetas de un Fiat 500 de hoy, junto a otra versión Living, de marcado carácter familiar, que se vende de serie con tres filas de asiento y las consiguientes siete plazas, pero que se puede elegir en formato de cinco para dejar espacio a un maletero muy por encima de lo que sugieren como posible las cotas externas.

El ensayo se ha centrado sobre el Trekking, un Fiat 500 en esencia y en presencia, pero con rasgos distintivos de equipamiento crossover, como una mayor altura del suelo (14,5 cms.), pasos de rueda específico, defensas propias con escudo protector, llantas de aleación de 17 pulgadas, manillas de puerta satinadas y molduras laterales de acero.

Una puesta en escena plenamente abierta a la demostración visual de que el 500L tiene su versión campera, es decir un margen de actuación para el ocio, sin por ello perder el ADN de agilidad propio del medio urbano.

El Fiat 500 Trekking es un coche, como mucho, para disfrutarlo por pistas forestales de baja a mediana, muy mediana, dificultad. Adentrarse más puede traer sus consecuencias. No en vano, rehuye un sistema de tracción integral y opta por la clásica propulsión delantera apoyada por la llamada tecnología Traction+.

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Esta, en combinación con unos neumáticos M+S "snowflake, es el recurso para salir airoso de condiciones de baja adherencia en el firme, ayudando a incrementar la motricidad del coche.

El Traction+ se combina con el sistema de control de estabilidad ESC mediante un hardware que, con el concurso de algoritmos específicos de control y gestión de los frenos, se comporta de forma parecida a un diferencial autoblocante.

El sistema se conecta mediante un botón en el salpicadero del coche y facilita la posibilidad de funcionar como diferencial autoblocante hasta una velocidad de 30 km/h.

El esquema de funcionamiento obedece a precisar detecciones de baja o ninguna adherencia en una rueda motriz y, desde ese momento, la centralita controla para frenar la rueda con menor rozamiento, con lo que el par motor se traslada a la rueda con mayor agarre.

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Los equipamientos opcionales se dejan para el llamado "City Brake Control" que, como su denominación inglesa ya avanza, está concebido para evitar o mitigar el efecto de las colisiones a velocidades por debajo de los 30 km/h, con el concurso del ángulo de volante y la posición y presión del pie sobre el pedal del acelerador.

No se rehuye en el interior la faceta de desenfado que este modelo quiere transmitir con elementos decorativos muy en la onda del estilo de diseño transalpino y combinaciones de colores, tejidos y tapicerías que dan un tono alegre al habitáculo.

De resaltar es también la muy buena percepción de calidad y acabado de los elementos con forros en piel y lacados en negro en los rebordes del salpicadero y salidas de aire.

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La posición de conducción cuenta con el pro de estar levemente sobreelevada y la fijación de torso y piernas a respaldo y banquetas garantizan un trayecto cómodo para una buena porción de kilómetros.

La habitabilidad en la segunda fila es de aprobado, quizás mediatizada por una no excesiva separación entre las filas de asientos, pero tampoco, ni mucho menos, es prodigio de incomodidad.

No ha gustado mucho el tacto de la palanca de cambios, de movimientos muy largos, como de efecto batidora y, por tanto, fácilmente inductores de errores en los engranajes.

El comportamiento en carretera es, en buena parte, responsabilidad de un motor precisamente estrenado en la gama del 500L, y ahora colocado en la parte más alta de la oferta. Es el 1.6 Multijet de 105 CV que en este modelo se posiciona como muy aceptable e ideal para conjugar conducciones rápidas en carretera y pista y más sosegadas en ciudad.

Ello es debido a su entrega de par a bajo régimen que le permite llevarlo muy abajo en el cuentavueltas sin tirones ni ahogos, pero otra cosa es cuando se le pide una respuesta rápida desde esa parte baja, pues en los primeros tramos, hasta sobrepasar casi las 2.000 revoluciones, demanda la reducción de marcha. Tampoco es excesivamente ágil en las aceleraciones rápidas, quizás por el bajo recorrido de la transmisión manual de seis velocidades en las marchas iniciales, aunque ya mucho más extendido en cuarta, quinta y sexta.

El consumo aporta argumentos de compra, dados los tiempos de ahorro que se imponen. En prueba, no llegó a 7 litros de media, con el subrayado de que en carretera mantiene, muy cómodo, gastos entre 4 y 5 litros, pero en ciudad es algo más glotón y bajarle de los 9 precisa de mucho sosiego en el juego de pie con el acelerador. Aún así, el global es un buen número teniendo en cuenta que la estructura aerodinámica del coche no es uno de sus puntos fuertes.

Las características dinámicas del Fiat 500L Trekking no dejan mal sabor de boca, pero tampoco entusiasman. Se detecta algo de vibraciones en el habitáculo, junto con balanceos, que si no son excesivos, sí son algo frecuentes. Con viento lateral, una sensación de agarre con plenas garantías no transmite al pasaje, pero tampoco es para alarmar. Este aspecto de la estabilidad ha dejado algún resabio y puede ser deseable y evidentemente mejorado.

La faceta económica del precio pone un asustadizo registro de 20.000 euros, subido aún con sus indiscutibles y numerosos componentes exclusivos de serie y las polivalencias de uso. Pero Fiat es marca de ofertas interesantes y no se las niega al 500L Trekking, que, entre descuentos y programas PIVE, al final termina redondeado en 17.000 euros, una tarifa que se ve de otro modo.

Autores

EFE