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Examen al Peugeot 308 1.6 THP 125 CV
Lunes, Febrero 3, 2014 - 16:43

La historia contemporánea de Europa ha estado dominada por la influencia incontestable del llamado eje franco-alemán, y una marca gala como Peugeot ha sabido conjugar muy acertadamente esta simbiosis en la nueva generación de su modelo compacto 308.

Desde la primera toma de contacto con el modelo ya se pudo apreciar la muy buena manufactura que presenta este modelo, con muchas de las mejores virtudes de la industria francesa y la toma de posición con otras tantas de la alemana.

El Peugeot 308 confluye en un segmento de feroz competencia, en el que la pauta la marca desde hace años, por no decir desde siempre, el Volkswagen Golf, pero este francés presenta serias credenciales para inquietar al indiscutible káiser germano.

El 308 adopta la nueva plataforma modular E-MP2, y ello ya le aporta buena parte de su prestancia, sobre todo en su presencia externa, con una imagen más propia del segmento y huyendo de esos esbozos, como de monovolumen compacto, que se sugerían en las anteriores recreaciones.

Una delantera perfectamente adaptada a la imagen de marca, un lateral con la línea de cintura marcando muy discretamente progresión de abajo a arriba y una trasera muy modernizada con la seña de identidad de las tres líneas iluminada en los pilotos que llama la atención a los que las divisan desde atrás.

La imagen se refuerza, y mucho, en el interior, con la adopción de materiales que transmiten calidad a la vista y al tacto, la adopción del sistema i-cockpit, de volante de reducido diámetro, situado por debajo de los cuentakilómetros y cuentavueltas, una posición bien medida de los asientos, tanto en respaldo como en banqueta, así como en regulación en altura y en profundidad, y el adecuado espacio entre filas y en altura.

Rompe el esquema la colocación de los relojes del cuentakilómetros y del cuentarrevoluciones, a contrapie de lo que es habitual, es decir, a la izquierda el primero y a la derecha el segundo y, éste, además, con la lectura de los dígitos en sentido inverso a las agujas del reloj. Lleva algo de tiempo asimilar la originalidad.

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En un coche que, respecto a la generación anterior rebaja longitud, altura y anchura, y sólo gana 1 centímetro en la distancia entre ejes, llama la atención el juego de dimensiones que se ha hecho con el maletero, ahora de 470 litros, claramente posicionado en un estándar de segmento superior.

EFE ha completado, entre las tomas de contacto y alguna prueba individual anterior, la totalidad de la gama de lanzamiento del 308. El último ensayo se centra en la versión gasolina THP de 1.6 litros competencia de 125 CV, la menor de esta categoría, tras los antecedentes de 155 (el tope de gama del 308) y la de 200 CV (en las versiones deportivas de otros modelos de la marca).

La primera comparación se va inevitablemente hacia el propulsor de 155 CV, y el punto de partida es que no asoma tanta diferencia en prestaciones, pues éste de menor potencia, ahora probado, tiene un comportamiento tan vivaz como el de su "hermano mayor".

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Lógicamente, las 30 unidades de potencia a la baja en esta versión motriz tienen su influencia. Este 125 CV requiere un poco más de régimen para asegurar la mejor de las respuestas, pero ésta siempre es óptima, tanto en aceleración como en recuperaciones.

En el consumo está con las mejores notas. El reflejo de lo dicho desentona un poco en el medio urbano, donde es difícil que baje de los diez litros de media, pero en el entorno de la carretera es muy sobrio, y apenas llega a beberse poco más de 6,5 litros. En definitiva, como media de la prueba, según testimonia el sistema de medición del propio coche, unos 7,5 litros a los cien kilómetros.

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La caja de cambios manual, de seis velocidades, está muy compensada para el desarrollo de cada régimen de marcha y la sexta es un instrumento más que aceptable para retener el gasto de carburante mediante un buen uso de la misma.

Punto verdaderamente fuerte de toda la gama del 308 es la estructura del propio coche, la estabilidad que transmite su configuración con la reducción de altura y un eje de gravedad, consecuentemente, más centrado.

El coche ha demostrado solvencia en el agarre al firme en trayectos virados, dejándose llevar a buena velocidad en la toma y salida de curvas, sin ningún vicio perceptible en el trabajo de ambos ejes.

La dirección está en los parámetros de un excelente rendimiento por su rápida obediencia al movimiento de volante y también por lo fácil que se hace su manejo con este sistema i-cockpit, eso sí, una vez acostumbrados a sus dimensiones y posición. En el conjunto de logros del coche no desentona la frenada por su rapidez, eficacia y nobleza.

El niño bonito de Peugeot no podía faltar su cita con la tecnología, recogida puntualmente en sus últimos avances en un sistema que concentra en la pantalla central, la navegación, la climatización, el audio, la información sobre el estado del coche y la conectividad, en distintos programas de manejo muy intuitivo y de rápida familiarización. Se requieren unos pocos minutos para cogerle el tranquillo.

Peugeot parte de un modelo -que, a la fuerza, tiene que vender y que tiene poderosas razones para ello- de precios que están en la línea de su segmento y mercado. De equipamiento parte con lo justo y se suma a la moda de los tiempos con los distintos paquetes a sus precios respectivos. Cierto es que hay mucha mejora de calidad y eso facilita un mejor posicionamiento y poder de convicción al que quiera rascarse el bolsillo.

Autores

EFE