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Examen al Skoda Octavia Combi 2.0 TDI RS
Miércoles, Febrero 12, 2014 - 16:49

Se hace ya uso corriente que en la gama de las berlinas medias-altas, de clara índole familiar, tipo Skoda Octavia, se incluyen versiones de altas prestaciones deportivas para combinar el carácter de éstas con las funciones de su polivalencia de uso.

La tercera generación del modelo más vendido en todo el mundo de la marca checa hace honor a su tradición deportiva centenaria, de nuevo, con las siglas RS, para distinguir esa clase especial, mediante una oferta en gasolina y diesel que constituyen los Octavia más potentes de la historia.

Hay que dar por supuesto que un Octavia RS tiene diferenciaciones explícitas en estética, mecánica y dinámica en relación a los modelos más de serie.

Ese carácter deportivo requiere diferenciaciones precisas en la carrocería. con una reducida altura al suelo (12 milímetros) en relación a sus "hermanos" convencionales de gama, aparte de faros específicos, parachoques, tubos de escape, spoilers traseros y difusor en negro (en la zaga).

En el apartado estético no se rehuyen nuevas llantas de aleación ligera con distintos elementos decorativos y medidas en 17, 18 y 19 pulgadas, siendo de serie las primeras. Dentro del elemento rodante, y a la vista, otro distintivo: las pinzas rojas de los frenos.

En motores se desmarca con un 2.0 TSI gasolina de 220 CV y otro diesel de la misma capacidad y 184 unidades de potencias, ambos colocados en la parte alta de varias modelos de las marcas del Grupo Volkswagen; los dos, con sistema start and stop, alimentación por inyección directa y sobrealimentación; otra doble opción es la caja manual de seis velocidades o la automática de doble embrague DSG con el mismo número de relaciones.

Para la dinámica se ha requerido de una suspensión deportiva que ayuda a esa reducción de la altura al suelo, en complemento con un diferencial autoblocante electrónico y la dirección progresiva, que conforman parte del equipamiento de serie de los Octavia RS.

Octavia, en Skoda, es sinónimo de una marcha muy de la mano de los dos tipos de carrocería: la tres cuerpos o sedán y la familiar o combi, también presentes en la elite RS de la gama.

Con todos estos ingredientes ya solo queda desvelar la versión elegida para la prueba de EFE: el Combi 2.0 TDI de 184 CV, algo más reposado en prestaciones que el de gasolina, pero muy rotundo también a la hora de responder.

Y en el interior, pues, por supuesto, también elementos diferenciadores como la decoración en negro, los asientos específicos, volante de tres radios con cuero perforado, material que también se extiende a la palanca de cambios y al forro del freno de mano. No falta el clásico aluminio para los pedales y los umbrales de las puertas. El logotipo RS se dispersa por distintos lugares del habitáculo y también en puntos visibles de la carrocería. Una nueva originalidad se desvela en el diseño propio en negro del panel de instrumentos con la pantalla Maxi DOT.

Al margen de lo meramente explicativo apuntar sensaciones propias de pasajero en esta zona, como la deficiente sujeción del asiento de conductor, que menoscaba apurar al máximo exigencias de guiado deportivo e incluso penaliza comodidad a ritmos de marcha más sosegados. Contrapeso a este inconveniente son las excelentes cotas del habitáculo, propias y reconocidas desde siempre en este modelo, sobre todo, en cuanto a separación de filas de asientos (7,3 cms) y espacio para la cabeza (9,8 cms).

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La funcionalidad encuentra otra dimensión favorable en el maletero que, por lo que respecta al Combi, es de 610 litros, una nueva demostración de esa conjunción de carácter y funcionalidad que marca terreno tan claramente en esta versión.

Como opción, figura un suelo del maletero ajustable, y el distintivo RS concede en esta parte del coche, la novedad de un compartimento situado debajo de la cubierta, al tiempo que la funda enrollable se puede quitar y guardar bajo este suelo de carga ajustable.

El motor diesel es una derivación de mayor potencia de un clásico del grupo como el 2.0 TDI de 170 CV, ahora con 14 unidades más, y muy mejorado en rendimientos, pues se muestra vivaz y poderoso desde muy bajos regímenes de giro, extendiendo esas propiedades hasta pasadas las 4.000 revoluciones.

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Bajo estas premisas permite una marcha reposada y tranquila con la confianza plena de que una exigencia urgente de entrega de par se va a realizar con plenas garantías. Y no por ello, perjudica un confort de marcha en magnífico silencio para los guiados tranquilos, aunque algún ortodoxo de estos reclamos deportivos pueda quejarse de ese sonido motriz, tan común y distintivo en otras berlinas, que evoca otros modos y maneras.

El concurso asociado al motor del start-stop, junto a un sistema de recuperación de energía en la frenada ponen esta versión motriz en unos datos de consumo sobresalientes. Hay que mirar varias veces el ordenador de a bordo para llegar a creer los dígitos que ofrece, tanto en el modo de promedio, como instantáneo. El resultado final de la prueba dejó unos difícilmente superables 5,7 litros para el tipo de berlina que es y lo que ofrece. El fabricante asegura que los propulsores de esta serie RS de la tercera generación del Octavia minoran el consumo 19% sobre los de la anterior generación. A la vista de los resultados, no parece exagerado.

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La caja, en este caso, manual de seis velocidades, puede recibir un bien a secas, pero por la inevitable comparación con la automática DSG que tanto ha hecho por la causa en pro de este tipo de transmisiones entre los conductores españoles.

Muy por encima están los atributos dinámicos. Punto de partida: circulación sobre raíles, muy lejos, lejísimos, de cualquier comportamiento inesperado, predecible en todo momento y si hay que recurrir a algún pequeño inconveniente, que no defecto, está en cómo se traduce la dureza de las suspensiones sobre malos firmes, tan frecuentes en la red vial española. Pero, con toda lógica, eso no es culpa del coche.

El concurso del diferencial autoblocante está integrado en el control electrónico de estabilidad para incidir en una mejora de la tracción. Asimismo, la dirección progresiva facilita menos vueltas de volante y reduce los radios de giro, factores que potencian las propiedades dinámicas en zonas de curvas.

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Al Skoda Octavia RS acompaña una amplia relación de equipamiento de seguridad opcional como el asistente frontal con frenado de emergencia en ciudad, el asistente de carril que lo mantiene en su trayectoria, el asistente de protección de ocupantes y el de actividad del conductor que avisa de los signos de fatiga al volante.

También como opción se incluyen el sistema de velocidad de crucero adaptativa, de alumbrado inteligente (apagado automático de las luces largas en el cruce con otro vehículo) y el de estacionamiento automático.

Hay abundante competencia entre las marcas generalistas en la oferta de estas berlinas de indudable filosofía deportiva, con lo que los precios no se desmarcan mucho, pero, aún así, la firma checa se pone por delante en el nominal y, desde luego, las sensaciones ofrecidas por este Skoda Octavia Combi 2.0 TDI RS, no desmerecen de las del mejor. Los criterios de elección estarán fundamentados en razones de orden subjetivo y de imagen de marca. Fuera de estas circunstancias, el Octavia RS tiene indudable gancho.

Autores

EFE