Si bien el registro de la patente no refleja la voluntad por parte de Ford de crear un producto tan excéntrico, sí que resulta indicativa de la importancia que la compañía concede al transporte unipersonal eléctrico.
Esta futurista propuesta proviene de Ford. No se trata de un desarrollo consolidado ni mucho menos. Solo es una patente de las muchas que se registran anualmente, sobre todo por parte de compañías que cuentan con departamentos de innovación y cuyo negocio está ligado a la expansión de sus productos actuales. En el caso de la automoción la parte de investigación y desarrollo está adquiriendo una mayor preponderancia en los últimos años.
La patente describe una motocicleta de una sola rueda que se extrae de un coche, precisamente de una de las ruedas traseras del automóvil. Esta será la base del improvisado vehículo, que contaría con un manillar plegado y sendos apoyos para los pies.
Si bien el registro de la patente no refleja la voluntad por parte de Ford de crear un producto tan excéntrico, sí que resulta indicativa de la importancia que la compañía concede al transporte unipersonal eléctrico, un campo que está pujando con fuerza. La idea teórica detrás de la patente es que el coche sirva para llegar a un lugar cercano a la ciudad, un espacio donde no haya problemas de aparcar, pero que esté lo suficientemente cerca del trabajo como para poder llegar hasta allí con la improvisada motocicleta.
De esta forma se aborda el problema del tráfico en las ciudades, congestionadas por miles de vehículos en los que normalmente solo viaja una persona. La contaminación que desprende esta masa de automóviles estancados en semáforos y carreteras de acceso a las ciudades es la que se pretende evitar con un invento como el que plantea Ford.
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Por un lado se reduce la contaminación y, por el otro, los conductores ahorran tiempo –evitando los atascos– y dinero, en gasolina. Esta propuesta de transporte unipersonal eléctrico va en consonancia con una mentalidad emergente, que ha impulsado la Cumbre del Clima de París, más propensa a las alternativas que no usan los combustibles fósiles.
Con todo la realización de la patente supondría una modificación importante en un automóvil. La parte trasera del coche estaría preparada para elevarse unos centímetros del suelo con el fin de que una de las ruedas se pudiera extraer. Una vez fuera, el conductor podría desplegar el manillar y activar el motorcillo eléctrico. Tendría que conducir sobre una sola rueda, aunque su grosor impediría que fuera inestable. El coche permanecería en el parking tal cual, con una rueda de menos. A la vuelta solo habría que plegar el manillar y colocar la rueda en su sitio.