La propuesta del gobierno reduciría la cantidad de ingresos por regalías que recibe el gobierno federal hasta un 20% del total antes del 2020, desde el 30% actual, mientras que la porción de los estados no productores aumentaría más de diez veces hasta un 23% en el mismo período.
Brasilia. El gobierno de Brasil presentó este miércoles un plan para repartir las regalías del petróleo entre estados, un paso clave para avanzar en sus esfuerzos por explotar reservas en aguas profundas que espera conviertan al país en un gran exportador de crudo.
La presidenta Dilma Rousseff busca resolver una disputa entre los estados que luchan por controlar los ingresos por petróleo, un problema que podría convertirse en una batalla legal y estancaría aún más el desarrollo de los pozos petroleros.
Líderes del gobierno esperan realizar nuevas subastas por los pozos en aguas profundas antes de la segunda mitad del 2012.
Sería la primera oferta de ese tipo desde el 2007. Pero eso dependerá de la capacidad del gobierno para negociar un acuerdo sobre regalías entre un grupo de estados productores de crudo y aquellos que no lo producen y dicen que merecen una porción de los beneficios.
La propuesta del gobierno reduciría la cantidad de ingresos por regalías que recibe el gobierno federal hasta un 20% del total antes del 2020, desde el 30% actual, mientras que la porción de los estados no productores aumentaría más de diez veces hasta un 23% en el mismo período.
En una señal de las difíciles negociaciones que se avecinan, Henrique Eduardo Alves, líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño aliado del Gobierno dijo inmediatamente en la Cámara de Diputados que la propuesta no satisface las exigencias de los estados no productores de crudo.
Los estados productores, que bajo el plan verían bajar su parte de las regalías hasta un 25% desde el 26,25% desde el 2012, también están insatisfechos.
"A ellos no les gustó, pero nosotros estamos avanzando", dijo el senador Delcidio Amaral del gobernante Partido de los Trabajadores.
Los estados productores de petróleo como Río de Janeiro, donde se produce la mayor parte del crudo de Brasil, dicen que ellos deberían recibir la porción más grande de las regalías e impuestos al sector.
Desde el descubrimiento de las enormes reservas en aguas profundas, los estados no productores -que incluyen a los más pobres del país- han insistido en que deben recibir una mayor porción de los beneficios de la creciente industria petrolera.
