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Grupo Argos desembarca en Centroamérica para participar en el sector energía
Martes, Septiembre 30, 2014 - 16:37

Celsia es la segunda empresa más grande del Grupo Argos y está concentrada en el sector eléctrico en Colombia, donde tiene negocios en generación, distribución y comercialización de energía.

El primer paso del colombiano Grupo Argos en Centroamérica se dio en el sector cementero. En septiembre de 2013, a través de su compañía más grande, Cementos Argos, el conglomerado compró en un total de US$306 millones el 53.3 % de los activos del francés Grupo Lafarge en Honduras, con lo cual se hizo del control de las plantas productoras que dicha firma mantenía en ese país: Piedras Azules y Cementos del Sur; así como de las instalaciones portuarias de San Lorenzo.

El mes pasado, el consorcio hizo su segundo negocio en el istmo, en otro de sus sectores de interés estratégico: la energía. Su filial Celsia pactó con la francesa GDF Suez la adquisición de sus activos en Panamá y Costa Rica por US$840 millones, en un negocio que deberá quedar perfeccionado hacia diciembre de este año.

Celsia es la segunda empresa más grande del Grupo Argos y está concentrada en el sector eléctrico en Colombia, donde tiene negocios en generación, distribución y comercialización de energía. Sus activos incluyen 15 centrales hidroeléctricas, dos termoeléctricas a gas, y las compañías distribuidoras EPSA y CETSA, que operan en el suroccidente del país.

Según las cifras de la Superintendencia de Sociedades de Colombia, la firma ocupa el número 33 en el ranking 2013 de acuerdo con volúmenes de ventas. Sus estados financieros, a diciembre del año pasado, mostraron ingresos por ventas de US$1.253 millones, con un crecimiento anual de 18 %; activos por US$3.856 millones, patrimonio de US$1.731 millones y pasivos de US$1.272 millones.

En cuanto a utilidades netas, el 2013 dejó a Celsia US$197 millones. Su ebitda, el indicador de mayor referencia en las negociaciones internacionales, fue de US$455 millones, con un crecimiento anual del 18%.

Como resultado del negocio con los franceses, la filial toma el control de cuatro activos, tres de ellos en Panamá y el restante en Costa Rica. Dos son de generación térmica, uno de carácter hídrico y uno eólico.

En Costa Rica, la adquisición fue la planta eólica de Guanacaste, la más grande de su tipo en ese país (cuenta con 55 turbinas Enercon E-44 de 900 kilovatios cada una), tiene una capacidad de generación de 50 MW y maneja contratos de venta de bonos de carbono.

Por su parte, en Panamá, el paquete incluye tres complejos de generación: Bahía Las Minas, Cativá y Dos Mares. En Las Minas, de la cual los franceses vendieron a Celsia el 51 %, hay dos plantas que suman 280 megavatios (MW) de capacidad instalada. La mayor, de 180 MW, funciona con base en diésel, y la segunda, de 120 MW, opera alimentada con carbón.

La planta de Cativá, en cambio, cuenta con una capacidad de 87 MW, opera con búnker y está conformada por diez motores de combustión interna.

Finalmente, en Dos Mares la adquisición incluye las centrales de Prudencia, Lorena y Gualaca, con capacidades de 59, 34 y 25 MW, respectivamente.

De acuerdo con el presidente de Celsia, Juan Guillermo Londoño, esta compra tiene un significado fundamental: “Le permite a la compañía integrar a Panamá y Costa Rica a la operación de Celsia en Colombia”.

En resumen, el negocio con los franceses le deja a la firma colombiana un aumento de capacidad instalada de 535 MW, el 69 % de los cuales, es decir, 367 MW, son térmicos. “Nuestra organización quedará con una capacidad instalada total de 2,312 MW y una energía media esperada de 8,113 gigavatios hora”, detalla Londoño.
Competidor

Una vez completada la operación y se haga el pago correspondiente, Celsia se convertirá, con sus nuevos activos, en el segundo generador del mercado panameño y el quinto en el costarricense. “Estos países, al ser parte de Centroamérica, son parte del mercado natural de expansión para la organización y presentan un atractivo potencial de crecimiento dadas las positivas perspectivas de incremento en la demanda y el dinamismo económico de esta región”, subraya Londoño.

Y desde un punto de vista estrictamente financiero, el negocio representa una notable generación de valor, puesto que aumenta en 20 % su ebitda consolidado (beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones).

A su vez, para GDF Suez, la venta “se inscribe en la estrategia del grupo, que consiste en reciclar el capital y aumentar el valor de su portafolio”, según lo explicó el grupo en una corta comunicación. Bajo tal directriz, ya anunció que los $840 millones de la venta se redistribuirán para fortalecer a la compañía en países cuyos mercados eléctricos sean de alto crecimiento; lo que significa que, en la opinión de sus administradores, ni Panamá ni Costa Rica representaban esos estándares, un criterio muy diferente al de Celsia.

En su análisis sobre la operación, la comisionista de bolsa Credicorp Capital señaló: “aunque la adquisición no parece ser una ganga, nos gusta el acuerdo hecho y creemos que está en línea con la estrategia de la empresa colombiana”. Además del valor de compra, Credicorp destaca que este negocio “representa el comienzo de la expansión internacional de la compañía, y (que) aportará know-how en su nuevo negocio de fuentes de energía no convencionales”.

La consideración de que ingresar a Centroamérica es una jugada estratégica de la firma colombiana, la reafirma el hecho de que mientras estudiaba con detenimiento la productividad, los mercados y la rentabilidad de sus nuevos activos en esa región, simultáneamente decidía no invertir en su país de origen, en la subasta para la privatización de la generadora Isagen.

En este caso se trataba de una operación en la que el Estado vendería el 57.68 % de las acciones de dicha compañía, con lo que esperaba recaudar entre $2,000 millones y $3,000 millones.

A inicios de febrero de este año, sin embargo, Celsia sorprendió al mercado al anunciar: “Luego de analizar con detenimiento una posible inversión para acceder al control accionario de Isagen, decidió no participar en la subasta para la enajenación de las acciones del Gobierno Nacional”.

Esa decisión fue una alerta en los círculos financieros y en todo el sector eléctrico, que empezó a ver a Isagen con ojos menos codiciosos. Una tendencia que terminaría consolidándose luego de que la poderosa EPM también declinara participar. Finalmente, en agosto pasado, el Ministro de Hacienda explicó que la operación se aplazaría un año, a la espera de mejores condiciones en el mercado.

Lo ocurrido en Colombia muestra que Celsia es un jugador de peso en el sector. La empresa da ya sus primeros pasos en Centroamérica, y de seguro su expansión en la región no frenará ahí.

Autores

ElEconomista.net