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La sonrisa de los US$1.500 millones
Jueves, Enero 6, 2011 - 18:17

Un préstamo millonario para salvar el banco PanAmericano siembra dudas sobre el imperio empresarial del presentador televisivo brasileño Silvio Santos. Y de paso, sobre la gestión de algunos bancos de menor tamaño.

¿Se imagina usted a Mario Kreutzberger, don Francisco, empeñando todos sus activos para cubrir un agujero de US$ 1.500 millones? Es lo que le ha sucedido a Silvio Santos, uno de los íconos más longevos de la televisión brasileña.

En vísperas de cumplir 80 años, Santos debió recurrir a un préstamo de emergencia para cubrir el agujero dejado por la mala gestión del Banco PanAmericano, brazo financiero de SS, su muy diversificado grupo de empresas. Los problemas salieron a la luz el 9 de noviembre y la solución de última hora fue proporcionada por el Fondo Garantizador de Crédito (FGC), un mecanismo operado por el sistema financiero sin participación del fisco. El préstamo tiene un plazo de 10 años, con tres de gracia, lo que implica que los pagos comenzarán recién en 2013.

Como garantía Santos tuvo que empeñar todas sus empresas, financieras o no, incluyendo su red televisiva SBT.

“Las fallas del PanAmericano aún son oscuras. La única conclusión, según indicó el Banco Central, es que estamos delante de un caso aislado”, dice João Augusto Salles, analista de la corredora Lopes Filho. Otros analistas del sector financiero concuerdan que, aunque grandes bancos como Itaú y Bradesco hayan adquirido carteras de crédito del PanAmericano, no se está delante de una crisis sistémica. “El inversionista extranjero podría sentir más recelo hacia el país, pero nada que afecte drásticamente la economía brasileña”, dice José Góes, consultor económico de la corredora WinTrade, aunque los hechos observados en el banco de Silvio Santos pueden despertar desconfianza pasajera hacia las instituciones bancarias de menor tamaño.

Los problemas del PanAmericano fueron detectados por una fiscalización del Banco Central. El banco vendió una serie de carteras a otras instituciones, pero las mantuvo en el balance. Estos supuestos flujos de pago eran utilizados por el PanAmericano para apalancar nuevas colocaciones a sus propios clientes. “No sabemos con exactitud qué bancos están vinculados a estas carteras. El hecho es que tendrán que ampliar sus provisiones y eso tendrá efectos en sus balances”, dice Salles, de Lopes Filho.

“Se trata de un episodio lamentable. Hubo fallas vinculadas al gobierno corporativo”, dijo el presidente de la BM&F Bovespa, Edemir Pinto, en un seminario de la Asociación de Inversionistas del Mercado de Capitales (AMEC) pocos días después del estallido del escándalo. “Cumplir las formalidades no es suficiente. El PanAmericano tiene un comité de auditoría, pero no basta con instalarlo”.
Una opinión semejante tiene el presidente del Instituto Brasileño de Gobernanza Corporativa (IBGC), Gilberto Mifano, aunque prefiere no comentar el caso específico del PanAmericano.

“Existen empresas a las que les gusta usar conceptos como gobernanza corporativa para atraer inversionistas, aunque en la práctica no hayan entendido lo que significan las buenas prácticas”, dice Mifano, un ex CEO del Bovespa. “Una empresa puede tener comité de auditoría, consejo fiscal, pero sin prácticas las consecuencias surgen en forma negativa, y lo vamos a ver de nuevo. Es malo y levanta innecesariamente sospechas sobre todo el mundo”.

Mifano agrega que el inversionista debe saber, de hecho, quiénes son las personas que responden por el negocio. “Cuando se ve que el balance es una pieza de ficción, nadie se puede engañar con papeles, organigramas o declaraciones de principios”. En el caso del PanAmericano, surgieron informaciones dignas de un folletín, como el hecho de que el ahora ex presidente del banco, Rafael Palladino, primo de Iris Abravanel (esposa de Silvio Santos), tiene formación en educación física y experiencia como personal trainer y consultor inmobiliario. En el grupo SS más de 40 parientes de Silvio Santos figuraban en la planilla de sueldos.

“¿Quién quiere dinero?". Nacido en Rio de Janeiro, en una familia de judíos sefarditas de origen griego-turco, la vida de Santos es una telenovela en sí. Fue paracaidista del ejército, animador de lotería, locutor publicitario y de radio antes de transformarse en un ícono televisivo con su programa dominical de variedades y “calouros” (concursos de talento). Después de numerosos cambios de estación y un crecimiento publicitario imparable, Santos terminó creando su propio canal, el Sistema Brasileiro de Televisão (SBT, “La Televisión más Feliz de Brasil”), hoy una red de seis emisoras propias y decenas de asociadas en todo el país. Una de las secciones más famosas del programa en los 80 y 90 era “Dispuesto a todo por dinero”, una mezcla de concursos, chistes y cámaras ocultas donde Santos exclamaba con su poderosa voz y su amplísima sonrisa: “¡¿quién quiere dinero?!”.

Entre las principales empresas no financieras del grupo SS están el hotel Jequitimar, Jequiti Cosméticos, el retailer Lojas du Baú y Sisan Emprendimientos Inmobiliarios. En el sector financiero, aparte del banco PanAmericano, Santos está en el negocio de la administración de tarjetas de crédito (que ha dado mucho que hablar en la prensa local), corretaje de valores, previsión y seguros. Todo por un patrimonio estimado en US$ 1.600 millones.

Que Santos haya colocado todo como garantía del préstamo del FGC fue elogiado por su presidente, Gabriel Jorge Ferreira, ex presidente de la Federación Brasileña de Bancos (Febraban), como algo sin precedentes en el sector. Otros observadores lo ven con cierta ironía. “Era la única salida, ya que el prestigio de Silvio Santos como ban-quero derivaba de su prestigio y confiabilidad como presentador de televisión”, dice una fuente del mercado que pidió reserva para su nombre. El PanAmericano actuaba en segmentos como el de crédito descontable por planilla y el financiamiento de auto-móviles de segunda mano, con fuerte llegada en los sectores populares. Y la imagen del presentador distribuyendo alegremente dinero al público reforzaba la idea de que, con Silvio Santos, todo es posible y el cielo es el límite, aunque la prodigalidad no sea un atributo asociable a los banqueros profesionales.
Este perfil popular tal vez ayude a entender el interés de la Caja Económica Federal (CEF) en asociarse al negocio. En 2009 pagó cerca de R$ 740 millones por el 49% de las acciones con derecho a voto. Con el escándalo, la presidenta del CEF, Maria Fer-nanda Ramos Coelho, pasó a ocupar la presidencia del Consejo de Administración del PanAmericano y cinco ejecutivos del banco estatal pasaron a ocuparse directamente de la operación del negocio.

Hasta fines de noviembre una serie de rumores, afirmaciones y desmentidos envolvía el futuro del grupo SS en una espesa neblina. Silvio Santos es percibido por sus cercanos como alguien que alterna con habilidad, según la conveniencia de cada momento, la piel del empresario con la del presentador. En una entrevista dada a la Folha de São Paulo demostró entender cómo funciona el FGC, mientras que confundió, de manera probablemente estudiada, al empresario Eike Batista –cuyo nombre llegó a circular como eventual interesado en comprar SBT– con Elke Maravilha, la ex modelo rusa con quien compartía sets en los 70 y 80. Resta saber si el carisma y el juego de cintura del incombustible Silvio Santos, la figura pública, serán capaces de salvar el imperio construido por el ciudadano Senor Abravanel.

Autores

Luis Eduardo Leal