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Perú: firma china construye un nuevo pueblo para su proyecto minero
Domingo, Julio 1, 2012 - 17:02

Chinalco, que invirtió US$50 millones en la construcción del nuevo lugar, define la obra como el mayor proyecto social privado en la historia de la minería en Perú, que le ayudaría a evitar una oposición de las comunidades que en otras zonas del país han paralizado multimillonarios proyectos, como Minas Conga.

Lima. A unos 4.500 metros sobre el nivel del mar, en los Andes de Perú, la minera Chinalco construye una nueva ciudad para poder mudar a una población asentada sobre parte de su proyecto cuprífero Toromocho de US$2.200 millones.

La estatal china Chinalco dijo que terminará a fines de julio la construcción del pueblo con calles pavimentadas y casas de más de un piso para 5.000 personas.

Pobladores del antiguo pueblo de Morococha tendrán ahora acceso a servicios que actualmente carecen, como agua, alcantarillado y sistema eléctrico. Además, los campesinos vivirán en sus propias viviendas y no pagarán renta.

Chinalco, que invirtió US$50 millones en la construcción del nuevo pueblo, define la obra como el mayor proyecto social privado en la historia de la minería en Perú, que le ayudaría a evitar una oposición de las comunidades que en otras zonas del país han paralizado multimillonarios proyectos, como Minas Conga, de la estadounidense Newmont.

Si Chinalco puede persuadir a los residentes de Morococha a mudarse al nuevo pueblo que está a 15 minutos de distancia en auto, podría cambiar las ideas sobre la responsabilidad de las empresas frente a protestas sociales que el presidente peruano, Ollanta Humala, lucha por resolver y que amenazan inversiones por más de US$50.000 millones en el sector minero.

"Un proyecto de esta magnitud ha generado muchas expectativas", dijo el representante de Chinalco en la comunidad de Morococha, Pedro Salazar.

"Otras empresas mineras están viendo esto como un punto de referencia", agregó, frente a una fila de nuevas casas de cemento.

Toromocho espera producir anualmente 250.000 toneladas de cobre (casi la cuarta parte de la producción total actual del país) durante unos 35 años desde fines de 2013, y el nuevo pueblo podría revertir las ideas sobre las empresas chinas.

Muchas de estas compañías han sido acusadas en el pasado de operar sin la menor consideración a los trabajadores y pueblos pobres de Perú y otros países en desarrollo.

Chinalco afirma que 75% de los pobladores de Morococha apoya mudarse del pueblo en el que viven actualmente bajo la sombra de una enorme montaña cobriza que será explotada.

La minera espera persuadir a más residentes de mudarse llevándolos a visitar la casi terminada ciudad que se construye desde hace dos años.

"Algunos quieren trasladarse porque viven en cuartos alquilados, otros no quieren irse porque la empresa debe ser consciente en reconocer todo lo que necesitamos", dijo Rebeca Antonio, que vende dulces y sodas y está preocupada de que no habrá suficiente comercio de a pie en el nuevo pueblo para que ella pueda vivir.

Residentes de la zona que están a favor de la mudanza afirman que prefieren vivir a una menor altitud, en un nuevo lugar que no está rodeado de perforaciones mineras . Dicen también que Chinalco hizo más por ellos que el alcalde del pueblo ubicado a 149 kilómetros al este de Lima.

Sin planes de mudarse. Pero otros pobladores y autoridades del gobierno local no están entusiasmados porque temen perder el control sobre su propio sustento sin una adecuada compensación, en una comunidad cuya historia está inexorablemente vinculada a la minería.

"No hay nada cierto. No tenemos planes de mudanza", dijo la gerente general de la municipalidad de Morococha, Vilma Pariona, a Reuters, sin detallar cómo es que este masivo proyecto aprobado por el Gobierno podría ser paralizado.

Salazar de Chinalco dijo que los pobladores que se resisten - entre ellos personas a quienes no se les dará casas porque llegaron a Morococha después del período de inscripción del proyecto de mudanza en el 2006 - no retrasarán el inicio de operaciones de la mina el próximo año.

En teoría, ellos podrían quedarse en el viejo pueblo por cinco años más, si es que pueden tolerar el polvo y el ruido.

A pesar de una década de boom económico ayudado por el voraz apetito de China por los metales que Perú exporta, dos tercios de los peruanos del área rural viven en la pobreza, lo que aviva la desconfianza y el descontento.

En zonas con geografía accidentada como Morococha donde los programas sociales del Gobierno y la infraestructura son escasos, las empresas dicen que ahora son forzadas a cumplir con el rol del Estado de construir escuelas, caminos y centros médicos, o enfrentar ataques por el malestar social.

Historia nefasta. Al menos 10 personas han muerto en disputas vinculadas a la explotación de los recursos naturales desde que Humala asumió el poder en julio del año pasado, según datos oficiales. Unas 174 personas murieron en protestas sociales en el Gobierno previo de Alan García.

Las firmas chinas también han enfrentado violentas protestas mineras.

Un paralizado proyecto de cobre Río Blanco en el norte de Perú se frustró por ataques violentos antes y después de que fuera comprado en 2007 por Zijin de China.

Chinalco dice que espera marcar un curso diferente.

"Las empresas que están entrando recién yo sé que toman nota de los conflictos que hay y están tratando de mejorar su desempeño y de tener una mejor relación con la población local", dijo el coordinador regional de la ONG Revenue Watch, Carlos Monge.

Recuerdos de la minería en pueblos de los Andes centrales de Perú, como Morococha, se remontan a siglos y todavía están presentes en la población. Residentes aún hablan de un accidente minero que causó la muerte a 27 personas en 1928 y muchos han trabajado arduamente en yacimientos que han hecho de Perú uno de los mayores productores de metales del mundo.

Morococha está ubicado a unos 34 kilómetros de la ciudad de La Oroya, que usualmente ha sido considerada como una de las localidades más contaminadas del mundo por las operaciones de una fundición y refinería que ahora están paralizadas.

Los pobladores de Morococha viven encima de túneles abandonados y dicen que los relaves mineros se vertieron a reservorios cercanos a la localidad desde las primeras incursiones mineras, que además causaron problemas respiratorios y digestivos a los residentes.

"No queremos ser parte de esta nefasta historia", dijo Salazar de Chinalco, mientras examinaba el nuevo y aún deshabitado pueblo de Morococha.

Autores

Reuters