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Roque Benavides: "Guyana será el próximo destino"
Sábado, Abril 23, 2011 - 09:54

Este empresario minero es, en el Perù, quizá quien más sabe sobre exploraciones después de su padre Alberto Benavides. Bajo su gestión, Buenaventura ha iniciado un proceso de internacionalización que la han llevado a México y pugnar por entrar a Chile.

-¿Cómo avanzan las operaciones de Buenaventura (BNV) en el exterior?

-Ya estamos trabajando en México en la exploración de Pachuca-Real del Monte (oro y plata). Por temas legales aún no podemos entrar a Chile, pero estos deben solucionarse pronto y seguimos muy entusiastas con esa posibilidad. BNV se caracteriza por explorar y desarrollar proyectos, más que comprar. Exacto. Hemos estado evaluando varios proyectos y llegamos a la conclusión de que BNV es buena como empresa en la exploración y desarrollo de proyectos; más que de ir de shopping. Esto porque las empresas están valorizadas en su verdadera magnitud en el mercado y son caras. La forma como creemos que podemos agregar valor a la empresa es explorando.

-¿Cuánto están invirtiendo en la etapa de internacionalización?

-Cuando se está en la etapa de exploración, los montos de inversión son menores respecto a cuando se encuentra un yacimiento y hay que desarrollarlo. Yo diría que en 2010 invertimos US$3 o US$4 millones fuera del Perú.

-Si el Perú es tan rico en minerales, ¿por qué deciden internacionalizarse?

-Somos una empresa fundada en el Perú, pero nuestro accionariado es internacional. El 50% del capital de BNV está en fondos de inversión internacionales y somos reactivos a la fuerza del mercado. Y el mercado dice que estamos concentrando demasiado riesgo en un solo país. Por ello, nos estamos internacionalizando, tímidamente diría yo, porque el Perú ofrece muchas oportunidades.

Tenemos el 99,9% de los activos de BNV en el Perú; que tengamos un puchito fuera no es que estamos saliendo o corriendo del país cuando todo el mundo viene a invertir al Perú.

-¿Qué otros países, además de México y Chile, les interesan?

-Hemos identificado América Latina, de la frontera de EE.UU. hacia el sur. Estamos evaluando opciones en Colombia, Chile, México y Argentina. En Brasil también queremos estar. No obstante, es muy probable que ingresemos a una de las Guyanas asociados a una empresa minera importante. Ese sería nuestro próximo destino fuera.

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-¿Siempre se enfocan en metales preciosos?

-Somos una empresa de metales preciosos: oro y plata. No obstante, estamos en minería para generar recursos y utilidades y poder seguir reinvirtiendo; por eso tenemos una importante inversión en cobre y algo en plomo y zinc.

-¿Qué viene para BNV en el Perú? 

-Hemos iniciado la operación de La Zanja (oro y plata) en setiembre y esperamos hacia finales del primer semestre de 2011 empezar a operar Tantahuatay (oro). Ambos en Cajamarca. Son proyectos con inversiones de US$ 70 millones cada uno. Además, estamos construyendo una hidroeléctrica que requerirá una inversión de US$145 millones y que será de 90 MV en la quebrada de Santa Eulalia; y estamos trabajando con Newmont en el caso de Yanacocha en el desarrollo del proyecto Conga (oro y cobre).

Dados los precios del oro y de la plata, 2010 debió ser un año histórico para BNV.

Sí. Lo que el mundo ha vivido en los últimos años son superciclos en los precios de los metales. En los años que tiene Buenaventura nunca hemos visto ciclos que duren tanto tiempo. Esto tiene que ver con la inestabilidad financiera a nivel mundial. La gente ha perdido confianza en las monedas como el dólar, el euro y el yen, etc. y han ido a activos tangibles, y el principal de ellos es el oro. Sin embargo, muchos creen que el precio del oro es el que más ha subido, y no es así. El metal que más ha subido es la plata.

No me gusta dar cifras, así que diré que los niveles de producción de BNV se mantuvieron en 2010, a pesar de que la producción de Yanacocha cayó cerca de 25% debido a que no pudimos desarrollar algunas zonas de ese complejo minero. Por lo demás, la producción se ha mantenido estable y, con el apoyo de los precios, las cifras de BNV fueron muy buenas.

-¿El fin del ciclo de precios al alza está cerca?

-El mundo ha cambiado. Estamos pasando a una meseta distinta de niveles de precios. Ya no veremos el cobre a US$0,60 o US$ 0,70 centavos la libra como antes. No sé si se va a mantener en US$4 o va a bajar a US$3; pero definitivamente la demanda mundial por metales es muchísima mayor. La demanda la lidera China, pero también vendrán otros países que consumirán metales que se requieren para el desarrollo de infraestructura como la India y Brasil.

Ello hace que haya buenas perspectivas de los precios. En el caso del oro y de la plata como metales preciosos, como refugio y antídoto de las monedas que se vienen devaluando, pues también pareciera que hubiera una perspectiva positiva. Los buenos precios continuarán.

-¿Cómo enfrenta BNV las relaciones con las comunidades para desarrollar sus proyectos?

-Creo que las relaciones entre las mineras y las comunidades han mejorado sustancialmente. Las empresas hemos interiorizado que tenemos la responsabilidad, la obligación y el deseo de integrarnos con la comunidad. Y las comunidades se han dado cuenta de que también tienen que entender a la empresa privada y que no solamente el esfuerzo tiene que venir de un lado.

Para que haya armonía tiene que haber voluntad de ambas partes, y eso está sucediendo. Claro, hay ejemplos que copan primeras planas, como el caso de Tía María (Arequipa), donde ha habido conflictos, pero donde también han seguido conversando, y eso tiene un valor porque cuando hay diálogo puede haber una conclusión positiva. En el caso de BNV, haber podido sacar adelante La Zanja, que estemos construyendo Tantahuatay, que hayamos pasado por la audiencia pública en Conga, que, por otro lado, la gente de Xstrata en el sur esté avanzando con sus proyectos y que Angloamerican en Quellaveco pareciera que avanza son síntomas de que en el Perú hay mucho más diálogo con un Estado que siempre se muestra de perfil. Porque el Estado no entra, ¿no?.

-En cuanto a BNV, el caso de conficto más emblemático fue Cerro Quilish.

-El caso de La Zanja, en 2004, fue más dramático. Vimos entrar a una turba que incendió un campamento y vimos peligrar vidas. No obstante, logramos revertir la situación, desarrollar el proyecto, construirlo y ponerlo en producción. Eso es emblemático.

-Pero Quilish también causó revuelo.

-Pues, sí. Tuvo oposición. No obstante, es un recurso importante (oro). Hay que seguir dialogando y ver la manera de socializar el proyecto. Se dice que la napa freática de toda Cajamarca está justamente debajo del cerro Quilish, y yo soy escéptico. Primero, porque tengo formación de ingeniero, y esas cosas se pueden demostrar.

A mí que no me vengan con emotivismos de decir que allí está. No, no. Primero perforemos y veamos que allí está, cosa que sería un absurdo. Así que el agua está debajo de ese cerro, ¿no? ¿O sea el problema es el agua? Hablemos del agua, pues. ¿Por qué no pensamos en hacer una gran represa en Cajamarca que permita regular las aguas? El 85% del agua de las lluvias en Cajamarca se va al mar.

-¿No habría contaminación?

-Algo podría haber de contaminación. El problema es principalmente el consumo de agua. El Perú necesita hacer grandes represas, mantener el agua de lluvia en la cordillera para cuando haya sequía. Entonces en vez de decir “no a la minería”, se debe decir “¿por qué no construyen represamientos? ¿Por qué no regulamos el agua? ¿Por qué no nos beneficiamos todos?”.

-¿Qué harán con Quilish?

-Es muy difícil desestimar un recurso que es conocido. La gente dice “sí, pues, allí hay una mina”, y nadie se pone a pensar en lo difícil que es haberla encontrado. No es que caiga de suerte. Hay mucha tecnología, muchas horas de investigación, de exploración. Se conoce que existe allí un recurso que es muy importante y que podría generar impuestos y recursos para la región.

 

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-¿La minería informal avanza en el Perú?

-Nos hace mucho daño porque es la imagen que los antimineros quieren utilizar para criticar a la minería. Yo me impresiono al hablar con el ministro Brack del precio del oro. Cuando le digo que ha aumentado, me dice “Ah, qué problema”. Le pregunto que por qué lo dice si eso beneficia al Perú. Y me responde : “Sí, pero cuando más sube el oro, la posibilidad de que haya más mineros informales es mayor”. Yo no sé cuánto está creciendo esto, pero nos va a traer problemas internos y externos.

La minería informal en Madre de Dios contamina los ríos. Esa agua fluye hacia Brasil; y la minería en San Carlos de las Minas en Ecuador contamina aguas que fluyen hacia el Perú. Esa es la minería que hay que paralizar. Que no se haga como en Tambogrande, donde no se permitió que una empresa formal desarrollara el proyecto y hoy está lleno de informales. ¿Eso sí no destruye el valle San Lorenzo? Curioso, ¿no?

-¿Qué opina de la participación del Estado en este tema?

-Una vez más se pone de perfil, porque como me dijo una vez Wilfredo Huayta, quien fuera ministro de Energía y Minas en el primer gobierno de Alan García: “La minería informal en Madre de Dios no se puede solucionar porque es un problema social”. “Ahh –le dije–, no estamos hablando de medio ambiente, sino de conflictos sociales”. Ahí vemos el doble estándar. A los formales se nos exige todo y a la minería informal no. Eso no quiere decir que los mineros informales sean unos delincuentes. Son gente que hay que formalizar y que tiene que entender que tenemos la responsabilidad de cuidar el medio ambiente para las generaciones posteriores. Que si bien tenemos que desarrollar los recursos naturales en beneficio de la sociedad, esto se tiene que dar en forma limpia y sostenible.

-Hablamos de la minería informal, de los problemas sociales, de gente intransigente; pero ¿cuál es el mea culpa de los mineros formales?

-Vayamos por partes. Las circunstancias y estándares han variado. El mundo ha tomado conciencia de que hay que tener muchísimo más cuidado con el medio ambiente que el que se tenía antes. Con esto voy a que no se puede criticar la fundición de La Oroya, que se construyó en 1920, aplicándole los estándares medioambientales de hoy día. Las circunstancias cambian y, en ese sentido, la tecnología, el cuidado del medio ambiente, la responsabilidad social compartida, y no solamente empresarial, han variado. Hasta la forma de hacer negocios y desarrollar proyectos mineros ha variado. Hoy no se puede desarrollar un proyecto minero echando líquidos contaminados al medio ambiente o sin tener los recursos de agua asegurados.

Las circunstancias han cambiado, y, si de mea culpa se trata, también hay que poner las cosas en la balanza. Yo me pregunto qué cosa hubiera sido el Perú si no hubiese habido industria minera y qué hubiese sido La Oroya si no hubiese existido la fundición. Mea culpa sí, hay que hacer las cosas bien; pero también hay que reconocer la contribución que ha tenido un sector tan dinámico y tan líder en la atracción de inversiones. Vayamos al tema de la operación de Buenaventura.

-¿Cuántas exploraciones manejan al año y cómo se dividen?

-Tenemos ocho operaciones directas y dos inversiones muy importantes que son Cerro Verde y Yanacocha. Además, tenemos por lo menos diez equipos importantes de exploración que trabajan en distintas partes del Perú y los dos esfuerzos que se realizan fuera del Perú.

-¿Siempre acostumbran tener esta cantidad de cuadrillas explorando? ¿En qué se parecen un médico y un geólogo?

-En que ambos entierran sus fracasos. Cuando una exploración no funciona, no hablamos de ella. Nunca se escucha a un geólogo hablar de sus fracasos. Todos hablan de lo que encontraron y nosotros no somos distintos.

Cuando exploramos y no encontramos pasamos a otro lugar. Cuando encontramos, cacareamos. Somos mucha gente. Entre unos y otros Buenaventura genera, con sus operaciones directas, con sus exploraciones, y con sus participaciones en Cerro Verde y Yanacocha, más de 20.000 puestos de trabajo. Es un equipo humano muy grande

-Personalmente identifico a dos tipos de empresarios. Los que quieren trabajar toda su vida, como su padre Alberto o los hermanos Brescia; y los que luego de trabajar por décadas, buscan disfrutar después, como Dionisio Romero Seminario. ¿En qué lado está usted?

-No me veo dejando de trabajar. De repente sí ceder el paso en Buenaventura para que venga alguien más joven. Pero de allí a que deje de trabajar, no. Yo me siento identificado con lo que ha hecho y siga haciendo mi padre. Él está en la oficina. Ha cumplido 90 años. Está muy lúcido, pero él con la inteligencia que lo caracteriza va dejando espacio para que otra gente asuma responsabilidades.

-A diferencia de otros grupos importantes peruanos, Buenaventura ya es una empresa típica de accionariado difundido. Vale decir, los Benavides no tienen el control de ella.

-Así, es. La familia Benavides (somos cinco hermanos Benavides Ganoza y ya hay 16 nietos y 6 bisnietos) sigue teniendo una participación importante, pero no de control. Más del 50% de la empresa le pertenecen a fondos de inversión internacionales y las AFP tienen cerca del 12%. En Buenaventura se aplican las mejores prácticas de gobierno corporativo. El directorio de Buenaventura tiene 7 miembros, de los cuales 5 son independientes.

-Finalmente, ¿le interesa ingresar a la política?

-La política es un sacerdocio. Es ingresar para servir y no para servirse. Te contesto cuando renuncie a Buenaventura, y digo esto porque si decido hacerlo, tendría que renunciar. No se puede tener empresas y estar en política. No es lo ideal, no es honesto, no es dable. Me interesa la política. No puedo negarlo, pero si decido practicarla, no puedo pertenecer a una empresa privada.

Autores

Fernando Chevarría