Pasar al contenido principal

ES / EN

Sabuesos: el nuevo trabajo que permite a las empresas prever niveles de contaminación
Martes, Mayo 14, 2013 - 13:12

La detección de niveles de olor, gracias a personas entrenadas para su análisis, podría establecer proyecciones que resulten fundamentales para empresas en momentos de crisis o antes de iniciar la producción.

No necesita ser un súper humano. Tampoco gozar de un poder olfativo extraordinario. Es más, los únicos requisitos que se requieren es ser normal, es decir, no ser ni hipersensible ni hiposensible (ni mucho ni poco). Y no estar resfriado ni ser un fumador. Cumpliendo estos requisitos básicos, ¡usted ya puede enfrentarse al olfatómetro!

Pero ¿qué es un olfatómetro? Es un aparato que está unido a un computador frente al cual se sientan cuatro personas, reclutadas en este caso por Ecométrika, brazo de la empresa chilena The Synergy Group, las que analizan muestras de olores captadas con anterioridad por profesionales. La idea es que los "panelistas" puedan distinguirlos, categorizarlos y determinar qué tan potentes son. Mediante este proceso se puede determinar cuántas son las unidades de olor que tiene un determinado gas. Es que aunque parezca extraño, el olor se puede medir... 

Según explica el gerente general de The Synergy Group, Patricio Reich, fue a principios de siglo que en Europa se estableció lo que es una unidad de olor, abriendo así un mundo nuevo de medición en este ámbito, siendo la única forma de establecerlo a través de la nariz.

Desempeñarse como "panelista" es un trabajo part time, personas eque son reclutadas a través de avisos difundidos por la prensa o paneles murales; éstos tienen una jornada laboral de cinco a seis horas, dado que luego de ese período el olfato se cansa y deja de percibir de forma certera.

Después que las personas pasan por el olfatómetro, los resultados arrojados son ingresados a una computadora que permite analizar y realizar proyecciones, datos con los cuales los expertos, entre ellos ingenieros medios ambientales y en geografía, crean modelos de dispersión.

"Nosotros tenemos que ir especializando gente porque no hay otra opción. Algunas de las personas que pasaron por nuestra empresa, años atrás, ahora están en el ministerio de Medio Ambiente, porque son los que saben algo, ya que no hay mucho conocimiento con respecto al mundo de los olores fuera de nuestra empresa", explica el gerente general de The Synergy Group, quien además revela que esta entidad no está basada en ningún modelo, dado que "es un proyecto autóctono".

 

2640

A modo de resumen, Reich detalla que "a los panelistas los sentamos y una vez conectados con el computador determinan que ese gas tiene ciertas unidades de olor. Después ese número se multiplica por la emisión que pueda tener. Imaginando que es una chimenea, ese número después se multiplica por el flujo que tiene esa chimenea y así se determina cuántas son las unidades de olor que está tirando al aire por minuto y eso se mete en un modelo de dispersión, más la meterología y la topografía, se determina hasta dónde llega la pluma, a quién le afecta, en cuanto tiempo, etc. Estos son los estudios que están requiriendo las empresas hoy en día, para sentarse con las autoridades". 

Freirina. Gracias a estos estudios las empresas no sólo pueden ahorrar cuantiosas sumas de dinero al detectar una alteración en sus emisiones, sino además evitar poner en riesgo sus inversiones, previo al comienzo de las faenas, dado que se podrían prever los impactos, tener que desembolsar recursos extra y que se generen conflictos con la población aledaña a la industria.

Un ejemplo de lo anterior, en suelo chileno, es lo que ocurrió en la provincia de Freirina, ubicada en la Región de Atacama, donde la comunidad ha tenido problema con los olores producto de la planta faenadora de cerdos de la empresa Agrosuper. Patricio Reich calcula que de haberse actuado de otro modo, la empresa podría haberse ahorrado muchos malos ratos y más de US$400 millones.

Sin embargo, en Chile, como en varios otros países de la región, este es un sector prácticamente inexplorado, no sólo desde el punto de vista del el mercado, sino también desde el legislativo.

"Todavía no tenemos una legislación que diga cuánto puedes emitir en olores y cuánto no, pero la población se dio cuenta que a través de los medios de comunicación podían lograr que las empresas mitigaran estos problemas de olor. Como no existe nada, dijimos "tomemos las regulaciones europeas", que son las que venimos aplicando hace muchos años. Las autoridades tomaron las mismas normas en cuanto a cómo se toman las muestras. Creo que este es un tema que va a tener mucho que decir en los próximos cinco años", expresa Reich, aclarando que hasta el 2004 el concepto de olor no existía en el país sudamericano, pero que claramente ya se está tomando conciencia al respecto.

Autores

Loreto Oda Marín