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Terremoto en Chile: prueba a medias para la tecnología de las empresas
Sábado, Mayo 8, 2010 - 11:53

Tras el terremoto en Chile, las empresas se dieron cuenta de que necesitan asegurar que sus operaciones puedan seguir tras un gran desastre. Y la tecnología tiene mucho que ver con eso.

Hasta el 27 de febrero, el gerentegeneral en Chile del proveedor de equipos de comunicación satelital Tesacom,Javier Bustamante, estaba acostumbrado a vender cerca de 30 teléfonossatelitales al mes. Pero luego del terremoto que ese día sacudióa la zona centro sur de Chile, la demandacambió. Y mucho. Sólo en la primera semana de marzo vendió 110 equipos. Y eldía 10 estaba esperando un embarque con 70 más, de los cuales tenía comprometidoscasi 60.

“Empresas que no eran de nuestro mercado objetivo, como retailers, bancos y universidades, han adquirido nuestros teléfonos”, diceBustamante, cuyos principales clientes son pesqueras, mineras e institucionesdel Estado, como las Fuerzas Armadas.

Sus nuevos clientes quieren armarse dela infraestructura tecnológica necesaria para mantener la continuidad de susoperaciones en momentos críticos, ya que se dieron cuenta de que no la tenían.Chile pasó bien la prueba del terremoto, perolos especialistas coinciden en que hay que prepararse más.

“Las empresasdeben darle prioridad máxima al desarrollo y ejecución de planes decontinuidad de operaciones a la infraestructura tecnológica, para garantizarel normal desarrollo de su negocio y minimizar el impacto económico antedesastres”, dice Leonardo Covalschi, gerente general de Synapsys, un integradorde sistemas del grupo Enersis.

Dentro de todo, tuvimos suerte, piensaFernando Fuentes, gerente de Investigación y Desarrollo de NeoSecurities,empresa dedicada a la seguridad informática. “Pequeñas variaciones en la ondasísmica o unas décimas de grado más podrían haber duplicado o triplicado eldaño. Eso no lo podemos saber con precisión”.

El diagnóstico es que al gobierno yempresas no les falta tecnología, pero sí la organización que se necesitadetrás para usarla. La mayoría de las entidades no tieneplanes de contingencia, manuales que indiquencómo contactar a las personas o quién es el encargado de activar uninterruptor.

“No hay equipos de respuesta predeterminados en caso que haya unataque informático ni tampoco hay roles asignados”, dice Claudio Magliona,socio del estudio García Magliona & Cía. Abogados. “No existe masivamentela capacidad de acceder a los sistemas desde cualquier parte”, agrega HugoEspinoza, director para América Latina de Citrix, compañía estadounidense quevende US$1.600 millones al año en soluciones informáticas. Y eso se debe amala administración, malas inversiones y falta de supervisión y fiscalización.

Lo primero que deben hacer lasorganizaciones es un análisis de riesgo. Ya sea un terremoto, un huracán, un ataqueterrorista o una epidemia, deben preguntarse cómo garantizar que después de undesastre el negocio siga operando.

Obviamente que la respuesta varía: unproveedor de repuestos de electrodomésticospuede permitirse más días de paro que un hospital. Y, por ende, podráinvertir menos en sistemas de contingencia. Pero cada empresa debería sacar lascuentas de cuánto dinero le cuesta un día sin operar y cuánto está dispuesta aperder para definir su inversión. Y los especialistas dudan que lo hayan hecho.

Lo cierto es que la mayor parte de lasfallas fueron humanas. Desde la Onemi, donde alguien no supo cómo activar losmecanismos de alarma, hasta Global Crossing, el proveedor de data centers del Banco de Chile parte de cuya infraestructuracayó al piso por la simple razón de que no estaba bien anclada (ver recuadro).

Y el error humano se minimiza a travésde tecnologías que permitan algún grado de automatización, dice Fuentes. “Esdecir, que además de una norma, haya una persona que chequee que los teléfonossatelitales estén con batería, o que los servidores estén bien instalados”,explica. “O que haya una sirena automática que dé la alerta de tsunami cuandohay un terremoto de cierta magnitud para arriba”.

Información ubicua. Hasta hace unos cinco años, laspolíticas de continuidad operacional estaban destinadas a proteger lainformación y los datos, pero no a asegurar que la organización pudiera seguiroperando. Pero ahora el foco está cada vez más en permitir que en una situaciónde emergencia las personas puedan seguir trabajando con esos datos.

“El principal desafío en un evento deeste tipo es cómo volver a trabajarymitigar las pérdidas por la incapacidad de atender clientes”, dice HugoEspinoza, de Citrix. “Eso en Santiago no se notó mucho, pero en el sur la preocupaciónde muchos de nuestros clientes después del terremoto fue qué hacer con la gentey lograr que vuelva a trabajar”.

La solución viene por el lado de lavirtualización: que los empleados puedan acceder a la información y a todo loque requieran desde cualquier lugar. “Ya sea desde el cibercafé de la esquina ode un dispositivo móvil”. Tener todos los datos en una nube o un datacenter: desde el correo electrónico hasta el SAP. Durante las gripes Aviar y laAH1N1, por ejemplo, muchas compañías debieron enviar a sus personas a trabajara sus casas durante varias semanas. “Y para eso necesitas una arquitecturacompleja detrás”.

¿Es muy caro? Dependiendo del tamaño de laempresa, el costo puede ser desde unos US$50.000 hasta varios millones dedólares.

Factor comunicaciones. Pero la verdad es que no se saca nada con tener sistemas derespaldo si no se puede acceder a ellos. Por eso, la infraestructura detelecomunicaciones de un país también es crítica. Y también tuvo problemasdurante el sismo. La red de telefonía móvil “se cayó” por la falta desuministro eléctrico. Y la transmisión de datos hacia las zonas afectadas secortó porque la red de fibra óptica que los lleva está adosada a la CarreteraPanamericana, que se cortó en el sur del país. Y no hay una red alternativa.

“Por ahí viajan los servicios de Redbank, las comunicaciones de red de lasempresas con sus filiales, etc.”, dice Hernán Orellana, secretario general dela Asociación Chilena de Empresas y Tecnologías de la Información (ACTI).“Todas las empresas pasan sus datos por la misma fibra óptica, lo que latransforma en un punto único de falla”. 

¿Cómo evitar eso? Con una alternativa. Tener una segunda fibra ópticasería carísimo. Pero sí se puede usar una red satelital. Para eso no basta concomprar equipos, cada uno de los cuales cuesta, cuando mucho, US$2.000, másUS$1 porminuto hablado.

“Si no tenemosuna red de seguridad nacional y compraste un teléfono satelital, ¿a quién vas allamar?”, dice Bustamante, de Tesacom. “Si no hay una red pública, no sirve”.

Para Orellana, el paso lo debe dar la autoridad. Y agrega que como gremio laACTI armó un grupo de trabajo para analizar las fallas producidas en elterremoto y hacer recomendaciones para que en el futuro no vuelvan a repetirse.Una de ellas será la de armar una red satelital de respaldo. Si es bienrecibida, Tesacom tendrá que prepararse para que la demanda por sus productossiga creciendo por un buen tiempo.