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Una rinoplastia exitosa profundiza la identidad en las personas
Jueves, Enero 1, 2015 - 09:34

Aunque estática frente al aporte más dinámico de ojos, labios y expresiones faciales, la nariz cumple un rol básico en la construcción de autoimagen. Hombres y mujeres se someten diariamente a una mejora de esta parte del cuerpo.

Escultores griegos como Policleto y Lisipo definieron que la nariz ocupaba un tercio de la cara. Estas proporciones siguen vigentes estéticamente hasta nuestros días. 

La cirugía plástica, por su parte, coincide en que si bien estos parámetros deben tomarse en cuenta, hay que respetar la diversidad.

La rinoplastia, o cirugía a la nariz, busca mejorar la forma, el tamaño y la apariencia general de esta parte del cuerpo. Salvo que exista una contraindicación médica o de tipo anestésica, no existe un límite de edad en los adultos para ser intervenidos.

 

Las estadísticas señalan que son las mujeres quienes se operan la nariz más que los hombres; aunque, cada día, aumenta el número de hombres que lo hacen.

La operación toma entre una hora y media y dos, existiendo de dos grandes tipos: una se conoce como “rinoplastia cerrada”, que consiste en efectuar incisiones en el vestíbulo de la nariz (dentro de los orificios nasales) y desde allí tratar los cartílagos y los huesos, siendo una opción que no deja cicatrices externas. 

Y la otra técnica es la “rinoplastia abierta”, en la que cartílagos y huesos se exponen a la vista para su tratamiento. Aquí la opción es despegar la piel a través de una incisión que se hace en el borde superior de los orificios nasales, cruzando la columela o pequeña columna  existente entre los orificios. 

El doctor Raúl Navarro, cirujano especializado con una vasta experiencia, sostiene que la rinoplastia puede llevarse a cabo con o sin corrección de alguna deformidad funcional y puede hacerse con anestesia local o general. 

Después de la cirugía se coloca un yeso sobre la nariz para mantener el hueso y el cartílago en su nueva posición. Cuando, además, se efectúa una septoplastia agregada, es decir, se operado el tabique, se insertan tapones nasales para proteger su posición.

 

Uno de los temas frecuentes en este tipo de operaciones es la alternativa de seguir criterios estéticos o funcionales, frente a lo cual el doctor Navarro opta por lo segundo. 

“Una nariz obstruida es causa de infecciones respiratorias frecuentes, ronquidos nocturnos y apnea de sueño, bajo rendimiento deportivo, cansancio fácil. Todo nos indica, entonces, que prioritariamente se debe solucionar el problema funcional y si es posible abordar en el mismo acto quirúrgico la corrección estética. Si las condiciones no se dan para realizar ambas intervenciones, debe posponerse lo estético”, precisa el experto. 

Como toda operación, la rinoplastia trabaja contra fuerzas biológicas que pueden responder de cualquier forma. Puede que en el correr de las semanas los cartílagos comiencen a reposicionarse o tener reacciones hipertróficas y lo que era muy bueno ya no lo es. “Un buen cirujano debe estar atento porque queda el recurso de un retoque”, señala el doctor Navarro.

En la fase post operatoria lo común es que los dolores no sean muy marcados y se controlan con medicamentos orales. Pueden presentarse moretones alrededor de los ojos que irán desapareciendo. 

El yeso se retira a la semana, pero la naríz quedara inflada un tiempo, incluso algunos meses. Las cicatrices en caso de rinoplastia abierta son imperceptibles después de seis meses. A las dos semanas puede presentarse socialmente. Deportes es recomendable después seis.

 

Considerando que las expresiones del ánimo y de las emociones se expresan fundamentalmente por la dinámica de la cara, los labios y los ojos ¿cuál sería  el rol de la nariz, que es un elemento estático?. 

A juicio de Navarro “tiene un papel tremendamente gravitante en el terreno psicológico, ya que es un elemento de identidad”. Tomando ese punto como parámetro, una intervención exitosa –entonces- ocurre cuando eliminados los defectos y armonizados los distintos segmentos de la nariz el o la paciente no han perdido identidad. 

“Sigue siendo la misma persona, casi no se nota operada, pero -lo más importante- se encuentra feliz con su autoimagen”, destaca el médico.

 

Autores

LifeStyle.com