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No saber negociar: 'la gran pega' que no hizo el buen gobierno de Piñera
Dom, 01/12/2013 - 12:48

Marcos Prats

Malvinas: Argentina, obligada a negociar
Marcos Prats

Marcos Prats es socio de Falcon y tiene a su cargo la oficina de Chile. Antes de asumir su actual cargo, lideró proyectos en minería, banca y retail. Antes de fundar Falcon, fue gerente de Proyectos en PD Chile, y se desempeñó en AT&T Latin América, como e-Business Regional Products Director y en Price Waterhouse Coopers-New York. Prats completó su MBA en la Universidad de Columbia en Nueva York y es Ingeniero Electrónico de la Universidad Católica de Valparaíso (Chile).

El título de este columna es una lección que este gobierno aprendió tarde. O no aprendió del todo. Las permanentes movilizaciones sociales, desde que Piñera asumió el gobierno; la sistemática falta de habilidad para lograr acuerdos con la oposición; el permanente foco en los números y la evidente falta de foco en las personas, hacen que la historia termine con otro paro y otra derrota en la larga historia de derrotas electorales del sector oficialista.

Algunos argumentan que este gobierno hizo bien su trabajo, pero que le faltó comunicación. Yo pienso que este gobierno simplemente no sabe negociar. Y negociar es parte del trabajo. El sector oficialista no tiene habilidades para aunar intereses, para concitar voluntades de sectores que no sean los naturalmente asociados a su propia corriente.

El aparato oficialista estimó -a mi juicio equivocadamente- que podía gobernar sin el concurso de la oposición. Ejemplo: con Rodrigo Hinzpeter como ministro del Interior la oposición prácticamente no pisó La Moneda. Cuando asumió Andrés Chadwick, antes de 24 horas después de su nombramiento, los líderes de la oposición fueron citados a La Moneda y públicamente reconocidos en su investidura. Aunque quizás demasiado tarde, demasiado poco.

Uno puede tener la fantasía de que lo único que importa en la buena gestión de un líder son los números, los resultados. Si esa es su fantasía, dedíquese al trading de acciones o a la programación de computadores, pero no piense en ser presidente de un país o gerente de un empresa. Cuando aparece el factor humano, aparece la política y la negociación.

Lo anterior es particularmente cierto cuando la oposición -o la “otra parte” en una negociación- es capaz de movilizar a masas de personas en las calles o de gatillar sendos “movimientos sociales” antes inmovilizados. La capacidad de movilización es una importante fuente de poder en la mesa. La última evidencia de esto es el reciente paro de las municipalidades, justo antes de las elecciones. La oportunidad lo es todo en negociación.

Cualquier negociador hábil sabe que tiene que preocuparse de que “la otra parte” sienta una atención adecuada en su Apreciación: sus propuestas son valoradas. Afiliación: es tratado como un colaborador y no como un adversario. Autonomía: se le da la adecuada libertad para tomar decisiones. Estatus: es tratado como un “igual” y no como un “inferior” y para cerrar, Rol: se le permite jugar un rol clave y no simplemente accesorio.

En el tratamiento de la oposición -“la otra parte”-, este gobierno no hizo suficientes esfuerzos por satisfacer esas dimensiones y cultivó, en consecuencia, una oposición hostil que se ocupó en aumentar su poder y comunicar su malestar por no tener la adecuada exposición. Este malestar se manifestó en el total despliegue de su capacidad de movilización, cuya última expresión es el paro de las municipalidades.

Al final, nadie sabe realmente si los números de Piñera son lo bueno que sus voceros dicen que son. Tampoco sabremos si -en el escenario de que sean buenos- los logró son por su buena gestión o simplemente lo ayudó la fortuna -los economistas saben que desde el punto de vista del crecimiento por la vía de la política fiscal, un terremoto son sólo buenas noticias, lo que ocurre es que es “políticamente incorrecto” decirlo-. Lo que sí recordaremos es que nunca se vio en Chile tanto descontento social ni tanto movimiento en las calles, como lo vimos en este gobierno. Creo que esto no es resultado de que estemos peor que antes. De hecho, creo que estamos mejor y que este ha sido un buen gobierno -en los números-.

Esta ola de manifestaciones se debe fundamentalmente a la falta de disposición y de habilidades de este gobierno para negociar. Pero el problema es que negociar, es parte de la descripción de cargo, y es justamente, donde el gobierno de turno falló.

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