Pasar al contenido principal

ES / EN

OMS advierte: resistencia a los antibióticos amenaza los logros de la medicina moderna
Miércoles, Abril 30, 2014 - 11:50

Un sombrío panorama presenta el último informe de la Organización Mundial de la Salud sobre las amenazas que implican la resistencia a los antibióticos: el mundo se acerca a un complejo momento en que los medicamentos actuales serán inútiles y las infecciones comunes volverán a ser mortales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) publica su primer informe global sobre las amenazas sanitarias y económicas que implican la resistencia a los antibióticos con unas conclusiones claras y sombrías: el mundo se acerca a un complejo momento en el que los medicamentos habituales serán inútiles contra las enfermedades más comunes.

“El problema es tan grave que pone en peligro los logros de la medicina moderna. Una era post antibióticos en la que infecciones comunes y lesiones menores puedan matar es una posibilidad muy real para el siglo XXI”. En sus 250 páginas, la investigación destaca que el problema “ha alcanzado niveles alarmantes en muchas partes del mundo”.

En los últimos años, un número creciente de microorganismos peligrosos para la salud de los humanos han comenzado a hacerse resistentes a las medicinas desarrolladas para combatirlas. En algunos casos, estos patógenos han desarrollado una multirresistencia a varias curas, convirtiéndose en gravísimas amenazas denominadas superbacterias, que acaban con la vida de unas 25.000 personas al año en la Unión Europea y hasta 30.000 en Estados Unidos.

Esto significa que los avances en la medicina moderna, que se basa en la efectividad de los medicamentos antibacterianos, está ahora en riesgo. Y el problema es global, porque se han observado “altos niveles de resistencia” en las bacterias que causan infecciones comunes “en todas las regiones de la OMS”.

No sólo correrán peligro las vidas de los enfermos, sino que las estancias en los hospitales y los tratamientos pueden convertirse en cada vez más prolongados, caros e ineficaces, provocando una importante carga económica para los estados. El informe detalla situaciones en las que enfermar, tomar una medicina y curarse ya no va a ser una secuencia tan sencilla.

Infecciones corrientes como neumonías, tratadas gracias a la introducción de la penicilina, ya no responderán a los tratamientos comunes poniendo la vida de los pacientes en riesgo. Combatir las cistitis será carísimo, determinadas infecciones en recién nacidos serán imposibles de combatir y las que sufran pacientes especialmente sensibles, como enfermos de cáncer o con transplantes de órganos, podrían ser fatales.

Buena parte de la responsabilidad de haber llegado a esta situación la tiene el mal uso y abuso de los antibióticos, que han disparado la evolución de estos microbios hasta conseguir inmunizarse frente a las defensas que habíamos desarrollado para combatirlos. “Se ha acelerado por el uso masivo. Tomar mal un antibiótico, cuando no corresponde, te hace daño a ti, pero también al resto del mundo”, resume para Materia Rafael Cantón, jefa del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal.

“No puede ser que hagamos un transplante que salve la vida de un paciente y que pueda fallecer después por una infección en el posoperatorio”, comenta. En algunos casos, los más peligrosos, la resistencia está llegando a la última línea de defensa frente a algunos patógenos, las combinaciones de urgencia desarrolladas por la medicina para proteger a los pacientes.

Cantón está colaborando estos días con la OMS en la elaboración de la respuesta al complicado problema, que requiere de mucha información. El informe de la OMS es un primer intento para “obtener una imagen precisa de la magnitud” de la amenaza.

El texto señala que "en la actualidad existen muchas lagunas de información sobre los patógenos de mayor importancia para la salud pública, tanto en la vigilancia, la metodología, el intercambio de datos y la coordinación". En general, la vigilancia de la resistencia a los antibióticos no está ni coordinada ni concertada, se dice en el informe.

Autores

El Espectador