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Peligro en sus manos: los problemas que nos provocan los celulares
Viernes, Septiembre 15, 2017 - 09:00

En 2010 la Universidad de Stanford (California, Estados Unidos) reveló un estudio que ponía los pelos de punta: la superficie táctil de estos dispositivos contenía 18 veces más microorganismos que un inodoro público. Y peor: el 33% de las bacterias quedaban impregnadas en las yemas de los dedos.

En Chile, país de 18 millones de habitantes, existen más de 25 millones de teléfonos móviles. Casi tres de cada cuatro personas portan un celular, asegura el sitio especializado emarketer.com. La tendencia es alcista: el año pasado constituyeron el segundo rubro de importación (sólo superado por los combustibles) con un valor de US$ 1.600 millones, informó el Banco Central.

Estos artefactos tecnológicos forman parte de la vida cotidiana del individuo moderno. Su multifuncionalidad los hace extraordinariamente útiles: comunicarse, efectuar pagos, trámites online, informarse, ver videos, escuchar música, jugar, leer, tomar notas, fotografiar. Los aparatos se han vuelto, sobre todo en el último lustro, un “compañero” inseparable del ser humano (al menos en una extensa área del planeta).

¿Cuántas veces al día, en promedio, se interactúa con los dispositivos? De acuerdo a una investigación de Apple, sus usuarios desbloquean los iPhone alrededor de 80 veces al día, y como norma tienen contacto con la pantalla en miles de ocasiones. En Estados Unidos, según una encuesta de Deloitte, la cifra disminuyó a casi 50 veces en 24 horas. En resumen: descontando el tiempo de sueño, los estudios confirman que (como mínimo) cada menos de 20 minutos se revisan los celulares.

Aunque estos números parecen altos, la relación humano­-máquina resulta más estrecha. Aún cuando no los utilizamos, los mantenemos cerca: en el bolsillo del pantalón, en el bolso, junto a la mesita de noche, sobre la mesa de trabajo. Tal cercanía ocurre de manera “natural”, frecuentemente inconsciente. Ese velo imposibilita al usuario conocer los crecientes riesgos sanitarios de la tecnología.

La ciencia no deja lugar a dudas: aunque extremadamente útiles, los celulares pueden acarrear nocivos efectos secundarios.

Continuamente se revelan estudios médicos que asocian determinadas enfermedades a la telefonía móvil. La preocupación es creciente, sobre todo en las edades tempranas. Sin embargo, la industria global, los medios de comunicación y las entidades públicas no consiguen proteger lo suficiente a las personas.

La ciencia no deja lugar a dudas: aunque extremadamente útiles, los celulares pueden acarrear nocivos efectos secundarios.

Más contaminados que un baño público

Entre los lugares más sucios del imaginario popular se encuentran los baños públicos. Han hecho “mérito” suficiente para alcanzar tan honroso podio. Pero un reciente competidor los ha desbancado: la pantalla de los teléfonos inteligentes.

En 2010 la Universidad de Stanford (California, Estados Unidos) reveló un estudio que ponía los pelos de punta: la superficie táctil de estos dispositivos contenía 18 veces más microorganismos que un inodoro público. Y peor: el 33% de las bacterias quedaban impregnadas en las yemas de los dedos.

Investigaciones posteriores han confirmado la tesis. La Universidad de Arizona contó más de 160 mil gérmenes por centímetro cuadrado en las pantallas (2014); y la microbióloga Maite Muniesa, de la Universidad de Barcelona, calculó en 600 la variedad de agentes patógenos en los celulares, contra 20 que se detectan usualmente en las tasas de baño.

Los científicos de Arizona descubrieron, entre muchas otras, el Estreptococo y la Escherichia coli, causante de numerosos padecimientos en los humanos. Aunque la detección del patógeno no implica necesariamente enfermarse, sí se recomienda medidas higiénicas: mantener los teléfonos lejos de los alimentos y asearse las manos antes de cenar, por ejemplo.

“La gente lleva el celular a todas partes, incluso a sitios como el baño o en situaciones en las que normalmente se lava las manos antes de hacer algo, como tocar alimentos. Sin embargo, se lavan las manos y vuelven a tocar su celular, trasladando los gérmenes de nuevo a sus manos“, señala la investigación de Arizona.

Autores

Bío Bío