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Perú y el desafío de acortar la brecha entre oferta y demanda laboral
Martes, Agosto 25, 2015 - 08:59

Así como hay muchas personas que trabajan en algo para lo cual no se prepararon, también muchas empresas buscan trabajadores pero no los encuentran con las competencias y la formación que requieren.

¿Quién no ha conocido un taxista que tiene un título universitario? ¿O tal vez la recepcionista de un centro de trabajo al que visitamos? Pues bien, la inadecuación laboral, es decir, trabajar en algo en lo que no se ha estudiado, alcanza al 50% de los trabajadores peruanos. Esto se traduce en que uno de cada dos peruanos profesionales que trabaja lo hace en una ocupación que no está acorde con su nivel educativo. Y esto tiene impacto en la productividad de las empresas porque cuando una persona labora en un puesto para el que no estudió o en el que no se siente realizado, será menos productivo, según el ministro de Trabajo, Daniel Maurate.

“Este drama se incrementa cuando hablamos de jóvenes profesionales, entre quienes la inadecuación ocupacional llega casi al 60%. Esto significa que los jóvenes realizan actividades para las cuales no estudiaron y no tienen vocación.”, explica Maurate.

Pero así como hay muchas personas que trabajan en algo para lo cual no se prepararon, también muchas empresas buscan trabajadores pero no los encuentran con las competencias y la formación que requieren, terminando por contratar gente no calificada para los puestos requeridos. Esto también afecta la productividad, apunta el ministro de Trabajo.

Ante esta situación el MTPE, en colaboración con el Ministerio de Educación e IPAE, lanzará próximamente un observatorio laboral denominado Ponte en carrera, con el cual se podrá obtener información sobre las carreras más demandadas por el mercado de trabajo, las remuneraciones promedio por carrera y centros de estudio, las universidades o institutos que colocan con éxito a los trabajadores, las carreras con mayor número de trabajadores en el mercado laboral, entre otros indicadores. Para ello es obligatorio que las empresas de todo tamaño incorporen en sus planillas electrónicas la información académica de sus trabajadores: institución en la que estudió el trabajador, qué carrera estudió el trabajador y en qué año egresó.

“Esto nos permitirá dar información a los padres de familia, a los jóvenes, para que escojan su carrera mirando el mercado laboral. Será un hito en la historia del Perú, en la manera de cómo se escogen carreras. Será un antes y un después”, afirma el ministro.

Por otro lado Juan Antonio Trelles, director general de educación superior universitaria del Ministerio de Educación (Minedu), asegura que además del observatorio mencionado por el ministro Maurate, es necesario construir una base de datos compleja, un sistema nacional de información de carreras de educación superior para que tanto las empresas como las personas cuenten con herramientas para tomar decisiones ya sea de contratación o de estudio, según sea el caso.

El alto funcionario público menciona como ejemplo de la improvisación y de la poca capacidad del Estado para generar oferta para formar profesionales que en los últimos 20 años fueron creadas 20 universidades públicas, de las cuales solo funcionan 10.

Los gremios

El observatorio impulsado por el Ministerio del Trabajo no es el único esfuerzo encaminado a que la oferta y la demanda laboral se encuentren. Varios gremios empresariales están coordinando con este ministerio para elaborar los perfiles de los puestos y manuales de funciones de las carreras profesionales y técnicas que requieren las empresas. En el caso de la minería –explica Othmar Rabitsch, presidente del comité de Recursos Humanos de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía– han comenzado con las carreras técnicas porque son las de mayor prioridad para este sector.

“Esto va a tomar su tiempo porque hemos desarrollado cinco puestos de trabajo para que sean certificados por el Ministerio de Trabajo. Se trata de puestos básicos principales y de mayor demanda de los mineros y han sido definidos por el MTPE con nuestra participación y eso ha permitido que podamos certificar estas posiciones. La minería cuenta con 200 posiciones de trabajo. Hemos comenzado con una lista de cinco. Por lo tanto, todavía es un pequeño paso pero a la vez muy importante”, dice el representante gremial.

Rabitsch calcula que completar la lista tomará algunos años, pero matiza que el Perú cuenta con la ventaja de poder aprender de la experiencia en Chile, país que se ha ofrecido a ayudar en este trabajo.

Otro caso de esfuerzo gremial es el trabajo realizado por la Comisión de Educación de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), que en 2014 propuso crear o convertir diez institutos tecnológicos superiores que brinden la modalidad de enseñanza dual, donde haya una alianza estratégica entre las empresas y el sector educación. Esta propuesta, según Idel Vexler, presidente del grupo de trabajo gremial, fue acogida por el viceministro de gestión institucional y otras autoridades del Minedu, quienes aseguraron que se crearán 20 institutos con la perspectiva propuesta por la CCL. “Ahora falta que se lleve a la práctica”, remarca el representante gremial.

Las universidades

Cada una por su cuenta, en forma aislada y sin mayor coordinación externa que la que pueden establecer por separado con empresas privadas, las universidades del país también trabajan por adecuar sus estructuras curriculares a las demandas del mercado.

Al evaluar los esfuerzos de los sectores público y privado por adecuar la oferta universitaria a las demandas del mercado, Efraín Gonzales de Olarte, vicerrector académico de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), asegura que estos esfuerzos son muy variados y dispersos. “Las universidades públicas son más lentas para responder al mercado, entre otras razones porque tienen muchas rigideces institucionales y presupuestales. Algunas privadas sí lo hacen aunque con ofertas relativamente fáciles y de poca duración”, señala.

Gonzales de Olarte agrega que en general las universidades tienen poco contacto con el sector empresarial  y este no trata de tener relaciones más audaces y profundas con las universidades. “En consecuencia, no hay un flujo de información adecuado y a tiempo para saber las necesidades de nuevas carreras o nuevas especialidades. Los pocos observatorios laborales que existen funcionan de manera segmentada o son poco conocidos”, dice.

Al respecto Othmar Rabitsch asegura que los gremios empresariales deben acercarse a las universidades especializadas, como es el caso de la Universidad Nacional Agraria. “Apurímac no tiene una facultad de ingeniería de minas. Y es urgente que la tenga pues ahí habrá entre 6.000 y 7.000 personas trabajando en minería de manera permanente. Por ello es importante que nos acerquemos y hagamos propuestas en ese sentido”, explica.

Por el lado de la demanda laboral del sector público, el vicerrector académico de la PUCP sostiene que tampoco hay coordinación entre las diferentes instancias del estado y las universidades públicas. “En todo caso, existe segmentación en el mercado profesional, pues las buenas y grandes empresas atraen a los graduados de las mejores universidades. En el caso del Estado sus grandes demandas son de maestros, profesores de universidad, médicos, dentistas, ingenieros que son cubiertas con egresados de universidades públicas y universidades privadas de nivel intermedio”, detalla.

Para resolver el problema de satisfacer las necesidades de un dinámico mercado laboral para universitarios, Gonzales de Olarte afirma que la PUCP cuenta con contenidos multidisciplinarios en varias de sus carreras y maestrías, lo que permite la adaptación de sus graduados a diferentes demandas. Esta universidad además crea permanentemente diplomaturas de estudio y de especialización a través de la información que mensualmente registra su observatorio laboral sobre el mercado peruano.

Uno de los sectores con mayor demanda de profesionales es el sector salud, que requiere especialmente de nuevos médicos, enfermeras y odontólogos, según Fabiola León-Velarde, rectora de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH).

“El valor mínimo aceptable con fines comparativos es un médico por cada 1.000 habitantes, lo que cumplimos a nivel nacional pues contamos con 65.000 galenos. Lamentablemente, tenemos un serio desequilibrio en la distribución de estos profesionales en el interior del país pues existe un déficit en más del 70% de departamentos del Perú”, dice la catedrática

Las brechas en la distribución de recursos humanos en salud, para León-Velarde, plantean retos para la planificación de la dotación de educación y servicio de recursos humanos en salud. “En otros países, tanto los hospitales docentes nacionales y regionales, como la salud planificada  alrededor del núcleo familiar (red asistencial preventiva), ayudan a disminuir las inequidades”, dice.

La UPCH ha apostado por someter a su Facultad de Medicina a dos acreditaciones nacionales y a dos internacionales.

Para Edward Roekaert Embrechts, rector de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), la mejor medida que permite establecer si una institución educativa cumple con los requerimientos del mercado está en la empleabilidad de sus egresados. En ese sentido, el ejecutivo explica que 9 de cada 10 graduados de la UPC trabajan en áreas y funciones específicas de su profesión.

“La universidad peruana tiene la obligación de adecuar la oferta de programas a la demanda actual y futura del mercado. Esto se logra a través de un análisis y prospección permanente del mercado laboral, del diseño de planes curriculares que desarrollen las competencias que el mercado solicita, y de procesos de acreditación institucional que fomenten la autoevaluación y mejora continua que garanticen que, con el paso del tiempo, las universidades sean cada vez mejores. Estos esfuerzos deben eventualmente verse reflejados en altos índices de empleabilidad, cumpliendo con el compromiso asumido con cada uno de los alumnos que nos confían su formación profesional”, señala Roekaert.

En la UPC el trabajo con el mercado se hace a través de comités consultivos constituidos por empresarios y ejecutivos de reconocido prestigio, que orientan los objetivos de cada programa y ayudan a definir y actualizar los perfiles profesionales de los graduados. “Adicionalmente, los comités consultivos nos permiten analizar y validar la información de mercado, local e internacional, identificando nuevas profesiones que el mundo requerirá en el futuro”, dice.

En el caso de la Universidad de Lima, su rector Óscar Quezada explica que un aspecto clave es la evaluación permanente de las mallas curriculares para adecuar la oferta educativa universitaria a los cambiantes requerimientos del mercado laboral.

“Asumiendo que es prácticamente imposible hacer coincidir con exactitud la oferta de carreras y su demanda, la reingeniería del perfil profesional es algo relativamente accesible gracias a los programas de educación continua (o de extensión universitaria) que permiten incorporar nuevos saberes a los ya adquiridos y dar así valor agregado a los grados y títulos”, dice Quezada. Al respecto Pedro Cotillo, rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), señala que a través de los Centros de Extensión Universitaria y Proyección Social (CEUPS) de las 20 facultades se atienden las solicitudes de cursos de capacitación y especialización. Para 2013, por ejemplo, el área de Humanidades capacitó a un total de 24.340 personas; el área de Ingeniería con 7.251 y el área de Ciencias de la Salud con 3.812 beneficiarios de estos cursos. En 2014, la mayor cantidad de personas capacitadas fue en el área de Ingeniería (11.267), seguido del área de Ciencias de la Salud (9.232) y en tercer lugar el área de Ciencias Empresariales (1.977).

Para Cotillo la determinación de los profesionales que requiere la sociedad peruana ha sido considerada en el programa de fortalecimiento elaborado en el marco de la nueva Ley Universitaria, y se ha considerado actualizar los estudios de demanda social de mercado por cada una de las escuelas profesionales que se desarrollan en la Universidad.

Sin embargo, el rector sanmarquino recalca que la universidad no puede ofrecer mayores vacantes en determinadas carreras más demandadas tanto para estudiar en ellas como por las empresas para contratar a sus egresados, por falta recursos. “La cantidad de vacantes que ofrece la Universidad en relación a la cantidad demandada por los postulantes presenta serias brechas”, dice y menciona como ejemplo el caso del área de Ciencias de la Salud, que aglutina a las Facultades de Medicina Humana, Medicina Veterinaria, Odontología. Psicología y Farmacia y Bioquímica. En ellas, durante el período 2006-2014, se registra el promedio anual de 17.000 postulantes, resaltando Medicina Humana con la mayor cantidad de ellos. También menciona que las áreas de Ingeniería y de Económico Empresariales las que en dicho periodo también han aumentado su promedio de presión de ingreso.

Por su parte Alberto Bejarano, director general académico de la Universidad de Ingeniería & Tecnología (UTEC), destaca el trabajo que viene desarrollando el  Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) que ha acercado las universidades y a las empresas mediante varios mecanismos de colaboración. Este trabajo en conjunto, explica, permite a las universidades reconocer las necesidades reales de las empresas y por lo tanto orientar sus planes curriculares a contenidos relevantes para impulsar la eficiencia y competitividad empresarial por un lado mientras que eleva la empleabilidad de los egresados de las universidades.

Los nexos se están dando. Hay universidades que se conectan exitosamente con el sector privado. Los ministerios de Trabajo y Educación coordinan para generar información que será valiosa para el mercado laboral, tanto por el lado de la oferta como de la demanda. Los gremios empresariales buscan formas de hacer coincidir los requerimientos laborales de sus asociados con la oferta proveniente de universidades e institutos. Ciertamente, hay mucho por hacer en estos campos pero ya se está trabajando y no hay razón para detenerse.

Autores

AméricaEconomía.com