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Pocas comodidades en campamentos callejeros en Haití
Viernes, Enero 15, 2010 - 15:56

Entre montones de basura y un creciente hedor a raíz del excremento humano, algunas personas alegraron sus campamentos el viernes con equipos de música portátiles.

Puerto Príncipe. Empleando puertas, toallas y colchonescomo pisos, sábanas como paredes y bolsas de ropa como almohadas, lossobrevivientes del sismo en Haití construyen sus viviendas en la callepara hacer su existencia lo más soportable posible mientras esperan porayuda.

Entre montones de basura y un creciente hedor a raíz del excrementohumano, algunas personas alegraron sus campamentos el viernes conequipos de música portátiles, hornos de carbón, cacharros de cocina ygallinas amarradas.

Unas pocas personas estaban tendidas en sillones, algunos teníancarretillas y tanques plásticos para almacenar sus pertenencias. Lasmujeres se trenzaban los cabellos unas a otras.

Mientras miles de personas se preparaban para pasar su cuarta nocheen la calle tras un devastador sismo, mujeres cocinaban fideos conketchup, plátanos al vapor e incluso amasaban sobre tablas de madera,pese a que la mayoría aún sobrevive con galletas saladas y dulces.

"Hemos estado cocinando arroz con vegetales pero no quedan vegetalesy la gallina dejó de dar huevos", dijo Andre Simon, de 49 años, unoficinista que acomodó a su familia en una espaciosa tienda hecha conpalos de madera y sábanas.

"El gobierno no asume responsabilidad de nada en Haití, lo tenemosque hacer nosotros. Estamos decidiendo si comemos o no la gallina y sino hay ayuda mañana o el día después tal vez intentaremos salir alcampo", dijo Simon.

Una avalancha de provisiones de alimentos fue enviada a Haití perocasi nada llegó al mar de sobrevivientes sin hogar en campamentosimprovisados en cada trozo de pasto o pavimento disponible. Todospreguntan cuándo arribaría la ayuda.

La llegada de camiones con agua a un campamento en los alrededoresdel colapsado palacio presidencial permitió que muchos se lavaran ycepillaran sus dientes. Las madres bañaban a sus bebés en cubetasplásticas.

Pero la falta de condiciones sanitarias adecuadas se tornaba crítica.

"Estamos haciendo lo mejor que podemos, pero es difícil dormir coneste olor. La gente está yendo al baño en todos lados. Lo hacen enbolsas plásticas y las tiran en el piso, es muy insalubre", dijo LouisWidlyne, de 18 años.

Sin electricidad y nada que hacer excepto esperar, los días pasan en forma lenta.

Los niños, algunos con problemas en el estómago y fiebre, juegan conpedazos de plástico y cuerda. Aquellos que tienen miembros vendados sequejan suavemente.

La cirugía callejera rompe el aburrimiento: en un campamento fuerade un hotel donde las víctimas heridas están tendidas en reposeras conrayas azul y blancas y lujosas sillas de mimbre, un hombre seestremecía de dolor mientras le cosían una herida sangrante en sucabeza.

Una muerte también aumenta la actividad, ya que las mujeres de lafamilia envuelven los cuerpos en sábanas y los hombres se deshacen deél.

Muchos tienen terror a pasar otra noche sin dormir luego de queréplicas siguieran sacudiendo Puerto Príncipe, donde grandes zonas dela ciudad están ahora en ruinas.

"Se pone oscuro a eso de las siete en punto (de la tarde). No haynada que hacer. Sólo nos sentamos y esperamos", dijo Emiliano Edme.

"Pero el estrés se está instalado. Cada vez que sentimos otro temblor o sentimos un rumor de tsunami es peor", agregó.