Pasar al contenido principal

ES / EN

Aplazan el juicio contra Berlusconi minutos después de comenzar
Miércoles, Abril 6, 2011 - 06:06

El juicio al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que está acusado de pagar a una bailarina adolescente a cambio de sexo y de cometer luego abuso de poder en un intento de ocultarlo, comenzó este miércoles y fue de inmediato aplazado hasta el 31 de mayo.

Milán, Italia. El juicio al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que está acusado de pagar a una bailarina adolescente a cambio de sexo y de cometer luego abuso de poder en un intento de ocultarlo, comenzó el miércoles y fue de inmediato aplazado hasta el 31 de mayo.

El caso "Rubygate" ha acaparado la atención mediática como pocos otros, eclipsando la política italiana durante meses, aunque la carrera política de Berlusconi no ha sufrido el daño que hubiera registrado en otros muchos países europeos.

Berlusconi, que acudió a una reunión de gabinete en Roma, optó por no acudir a la vista, que duró unos diez minutos.

Unos 100 equipos de televisión, algunos procedentes de Australia, habían estado disputándose el sitio frente al tribunal una vez que los jueces decidieron que no se les permitiría entrar a la sala. Unos cien periodistas aproximadamente estuvieron en el interior.

Berlusconi está acusado de dar dinero y joyas a la joven de origen marroquí Karima El Mahrug, una bailarina de nombre artístico "Ruby", a cambio de sexo cuando ella tenía 17 años, demasiado joven, según la ley italiana, para prostituirse.

Berlusconi está acusado también de abuso de poder por haber liberado a Ruby de la comisaría donde se encontraba arrestada acusada de robo, en un aparente intento de impedir que salieran a la luz los detalles de su relación.

Berlusconi ha negado los cargos y ha lanzado una serie de ataques contra magistrados a los que describe como izquierdistas decididos a destruirle políticamente.

Ya golpeado por las diferencias en el partido el año pasado que estuvieron a punto de hundir a su coalición de centroderecha, el primer ministro ha visto su imagen dañada por el escándalo, que ha sido condenado por grupos feministas, la Iglesia católica y el principal grupo empresarial del país.

Pero la opinión pública en Italia, donde tradicionalmente se perdonan asuntos relacionados con la moralidad privada, no ha sido tan contundente como lo hubiera sido en otros países y la mayoría parlamentaria del 'Cavaliere' ha sido lo suficientemente fuerte para evadir las peticiones de dimisión de la oposición.

Bunga, bunga. Las maniobras legales pueden llevar al caso a un tipo de limbo judicial que ha hecho que muchos otros casos en los que se han visto implicados políticos italianos caigan en saco roto.

Pero incluso para los estándares turbulentos de la política italiana, las acusaciones son extraordinarias y habrían terminado con casi toda seguridad con la carrera de cualquier otro líder europeo, especialmente dados los problemas por resolver que tiene por delante el Gobierno italiano.

Los periódicos han dado a los lectores una imagen nítida de la vida de Berlusconi en su residencia privada en un palacio a las afueras de Milán, describiendo con detalle las fiestas sexuales con docenas de jóvenes que se llevaban sobres repletos de dinero a cambio de sexo.

Berlusconi, uno de los empresarios más ricos de Italia, admite su afición por las mujeres jóvenes, pero ha rechazado las historias más escandalosas, añadiendo que las cenas que habitualmente celebra son encuentros tranquilos donde los invitados comen, cuentan chistes y cantan.

Añade que los regalos en forma de dinero, joyas, coches y casas que, según los investigadores, se daban a las jóvenes que acudían a las fiestas no eran más que gestos generosos que le permite su gran fortuna.

El primer ministro ha dicho que combatirá las acusaciones y sus seguidores creen que los meses de escándalos hacen que haya poco que temer de nuevas revelaciones y que su reputación no corra peligro.

Pero muchos italianos creen que se ha estado centrando cada vez más en batallas legales en lugar de en los problemas del país, como una tasa de desempleo juvenil de 30 por ciento que hace que las historias de adolescentes aceptando cheques con dinero sea particularmente delicadas.

A las puertas del tribunal, el milanés Roberto Missiroli mostró una opinión cada vez más presente entre una amargada opinión pública italiana.

"Todo el mundo parece decir lo que quiere. Pero cuando llegas a un cierto nivel de poder, puedes hacer básicamente lo que quieras", añadió.

Autores

Reuters