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Boliviano quiebra seguridad en Barajas... pero en los 50 y 70 otros intentaron algo mucho peor
Viernes, Agosto 12, 2016 - 15:14

El boliviano del aeropuerto de Barajas será sancionado y arriesga a pagar una multa que va de US$67 a los US$50 mil.

El viernes pasado, un boliviano vulneró todas las medidas de seguridad del Aeropuerto Internacional de Barajas, en Madrid, y comenzó a correr en la pista detrás de un avión que creyó que era el vuelo que había perdido.

El boliviano será sancionado y arriesga a pagar una multa que va de US$67 a los US$50 mil.

La noticia corrió como reguero de pólvora en el país y generó un debate entre quienes aplauden la "osadía" del hombre y quienes cuestionan su comportamiento.

Pero no todos saben que no es el único connacional que quebró protocolos de resguardo fuera de las fronteras y en escenarios considerados de alta seguridad. Hubo uno que dañó a la mismísima Mona Lisa de Leonardo Da Vinci y otro que tenía el objetivo apuñalar a un Papa.

En la década de los 50 —reseña el historiador Vicente González- Aramayo en una publicación del diario orureño La Patria, publicada el 26 de junio de 2011— un político exiliado de apellido Únzaga (sobrino del líder falangista) se abalanzó en pleno museo del Louvre, en Francia, uno de los más seguros del mundo, a una de las obras más famosas de Da Vinci: La Gioconda o Mona Lisa.

"Le lanzó una piedra y lastimó superficialmente parte del brazo de la imagen. La causa fue que deseaba volver a nuestro país. Le salió bien, pues sólo le arrestaron veinticuatro horas y lo embarcaron hacia Bolivia. La imagen fue restaurada de inmediato”, apunta Gonzales-Aramayo.

El periodista Alfonso Gumucio precisa que el hecho se produjo el 30 de diciembre de 1956 y que lo protagonizó un joven boliviano llamado Hugo Únzaga. “Por suerte no le hizo mucho daño, aparte de desprender un pedacito de pigmento debajo del codo izquierdo de la Mona Lisa”, reseña en un artículo titulado “Cosas de locos y payasos”, publicado en 2009 y que recupera el portal Bolpress.

El mismo Gumucio recuerda el segundo acto osado de un compatriota en el extranjero. Ocurrió en Filipinas el 27 de noviembre de 1970 a las 09.30.

Ese día el papa Paulo VI desembarcaba en el aeropuerto de Manila cuando “ un pintor frustrado disfrazado de cura” y llamado Benjamín Mendoza Amor intentó apuñalar con una pequeña daga a su Santidad. No tuvo éxito.

“Por suerte no tuvo consecuencias graves”, apunta Gumucio. Por este hecho, Mendoza fue condenado a prisión, pero fue liberado tras pagar una fianza. El cineasta argentino Armando Bó, quien se contactó con el pintor boliviano, aseguró que este había actuado de esa manera por un “arranque de locura”.

Un destino similar puede afrontar el boliviano que corrió tras el avión en Barajas, ya que luego de abordar otro vuelo fue detenido.

Autores

LaRazón.com