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Japón pide calmar temores sobre la exportación de alimentos
Jueves, Marzo 31, 2011 - 05:27

Varios países han prohibido la leche y otros productos de las zonas cercanas a la dañada planta nuclear Daiichi, 240 kilómetros al norte de Tokio, debido a temores de contaminación.

Tokio. Japón pidió al mundo no imponer restricciones "injustificables" a la importación de sus bienes mientras se esperaba el arribo del presidente francés, Nicolas Sarkozy, el primer líder que visita el país desde que un terremoto y tsunami dañaron una planta nuclear, desatando la peor crisis nuclear desde Chernóbil en 1986.

En un resumen informativo a la Organización Mundial de Comercio, Japón dijo que estaba pendiente de la contaminación radiactiva para impedir potenciales riesgos de seguridad alimenticia y que brindará a la OMC información rápida y precisa.

"A cambio, Japón pidió a los miembros no reaccionar en forma exagerada", dijo un funcionario de la OMC.

Varios países han prohibido la leche y otros productos de las zonas cercanas a la dañada planta nuclear Daiichi, 240 kilómetros al norte de Tokio, debido a temores de contaminación. Japón mismo ha frenado las exportaciones de vegetales y leche de áreas cercanas a la planta, desde donde se filtra radiación.

El yodo radiactivo del mar en las cercanías de la planta afectada ha tocado niveles récord. La agencia estatal de seguridad nuclear indicó que las cifras eran 3.355 veces el límite legal y se detectó plutonio, un elemento altamente tóxico, en el suelo de Daiichi.

Mientras los operadores luchan por recuperar el control de los tres reactores dañados tres semanas después del sismo y tsunami, el miércoles se informó que salía humo de una segunda planta nuclear afectada cerca del lugar.

Las autoridades atribuyeron el problema a un panel eléctrico que alimenta una bomba de agua.

La planta Daini fue apagada en frío y se encuentra a varios kilómetros de la dañada instalación energética Daiichi.

"Este incidente no causará ningún efecto de radiación externamente", señaló el operador de la planta nuclear Tokyo Electric Power (TEPCO) en un comunicado.

El presidente Sarkozy, quien preside los bloques de naciones G-20 y G-8, se reunirá con el primer ministro japonés, Naoto Khan, para expresar su apoyo a los esfuerzos de Japón para poner fin a la crisis nuclear y reconstruir el país tras el sismo y tsunami, que dejaron 27.500 personas muertas o desaparecidas.

Francia ya envió dos expertos de su fabricante estatal de reactores nucleares Areva y su organismo de investigación nuclear, CEA, para asistir a TEPCO.

Estados Unidos acordó enviar robots detectores de radiación para ayudar a explorar los centros de los reactores y depósitos de combustible usados en la dañada planta nuclear.

Décadas para desmantelar reactores dañados. Japón ordenó una actualización inmediata de seguridad en sus 55 plantas de energía nuclear, el primer reconocimiento oficial de que sus normas regulares eran insuficientes.

Una investigación de Reuters mostró que Japón y TEPCO desestimaron reiteradamente los peligros de sus plantas nucleares e ignoraron las advertencias, incluyendo un estudio sobre tsunamis en el 2007 realizado por un ingeniero en seguridad de la planta.

Desde mediados de abril, las plantas nucleares deberán tener generadores de electricidad portátiles en caso de emergencia y camiones cisterna con mangueras listas para bombear agua, además de mejorar los programas de entrenamiento y los manuales.

Otras medidas a más largo plazo, como la construcción de rompeolas más altos, serán consideradas y Japón revisará su política para alentar el uso de energías renovables.

Más de 100 personas protestaron este miércoles fuera de la sede en Tokio del operador de plantas nucleares Tokyo Electric Power (TEPCO), gritando consignas de "detengan la energía nuclear".

Pero el Gobierno japonés indica que la energía nuclear seguirá siendo una fuente integral de electricidad. Antes del desastre, los reactores nucleares de Japón suministraban cerca de 30% de la energía eléctrica del país. Se pronosticaba que el porcentaje subiría a 50% para 2030, uno de los más altos del planeta.

TEPCO declaró que sería inevitable desmantelar cuatro de sus seis reactores en la planta Fukushima Daiichi.

Pero incluso desmantelar los reactores nucleares dañados podría tardar décadas, declaró Hidehiko Nishiyama, vicedirector general de la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial (NISA).

"Incluso si deciden desarmar los reactores, se debe seguir bombeando agua para evitar que los combustibles se sobrecalienten y debe establecerse un sistema de enfriamiento sostenible", indicó Nishiyama. "Serían 10 a 20 años antes de que el proceso de desmantelamiento termine y no veamos más que un terreno plano en el lugar de la planta".

El principal índice de acciones de Japón ha caído cerca de un 9 por ciento desde el tsunami, mientras que las acciones de TEPCO se ha desplomado cerca de un 80 por ciento. El Gobierno considera un aumento de impuestos para pagar los daños que estima en 300.000 millones de dólares, en lo que podría ser el desastre natural más costoso del planeta.

Miles luchan por reconstruir sus vidas. TEPCO intentará rociar resina sintética en algunas áreas del complejo Daiichi para evitar que el polvo radiactivo llegue al aire o sea depositado en el mar por la lluvia. La resina es soluble en agua, pero cuando el agua se evapora se vuelve pegajosa y contiene el polvo.

"El polvo radiactivo de las explosiones de hidrógeno en los reactores número 1 y 3 está a la deriva y fue atrapado por los escombros dejados por el tsunami", declaró Nishiyama de NISA.

"Debemos evitar que eso se vierta en el mar con la lluvia o que se vaya en el aire", agregó. La polución en el océano es una preocupación para un país donde el pescado forma parte central de la dieta de sus habitantes.

Expertos dijeron que la vastedad del océano y una poderosa corriente deberían diluir los altos niveles de radiación, limitando el peligro de contaminación a los peces y el resto de la vida marina.

Cientos de miles de japoneses perdieron sus casas y sustentos en el maremoto, que arrasó con ciudades en la costa noreste. Las localidades afectadas no han recibido promesas de ayuda gubernamental para la reconstrucción.

Cerca de 175.000 habitantes vivían en albergues ubicados en tierras elevadas, por sobre las vastas planicies cubiertas de mohosos escombros. Las viviendas temporales para algunos cientos de personas están actualmente en construcción.

Autores

Reuters