El tema del accidente en la Mina San José, que dejó atrapados 33 mineros, es digno de análisis del punto de vista de Salud Mental. Hay que recordar que esto se produjo en un contexto de una mina cuyo funcionamiento estaba al borde de la legalidad con riesgo de derrumbe.
Estamos hablando de trabajadores que estaban asumiendo riesgos con el fin de poder mantener a sus familias. La mayoría de ellos con oficio y experiencia probablemente parecía lejana la posibilidad de un accidente.
Durante el derrumbe la mayoría de ellos debió haber temido por su vida. El tiempo de espera antes de ser encontrados fue el momento crítico, debido a que las raciones de alimentos no son infinitas y además que ellos saben que técnicamente el ser encontrados era como encontrar una aguja en un pajar. En esos momentos abundan sentimientos de tristeza, desesperanza, temor. Pueden producirse conflictos entre las personas que son atenuados cuando existe un liderazgo y contención. El desgaste emocional de ese período es tremendo, pero la mayoría tendería a usar mecanismos de defensa psicológicos que sean adaptativos con la supervivencia. Incluso en la mente de estas personas existe inconscientemente el temor a deprimirse, ya que eso podría significar la muerte.
En el momento de ser encontrados se debió haber producido un alivio enorme, especialmente al saber lo que estaba ocurriendo con sus familias. Sin embargo no se termina todo y siempre está el temor de no poder salir. Por eso destaca la frase de uno de los mineros: “El cerro es celoso, va a llorar cuando salgamos porque nos quería tener atrapados”.
En esta primera etapa se despliegan mecanismos de defensa que sean apropiados para poder sobrevivir. No es raro incluso conductas “hipomaniacas”, que se dan en un contexto defensivo de negación de la realidad interna, en el cual se hacen bromas, juegos, payaseo con el fin de atenuar la angustia y sufrimiento relacionados con el accidente.
Ahora viene otra parte que es crucial: ¿Qué va a ocurrir con los mineros cuando salgan de la mina? Es esperable que la gran mayoría de ellos desarrolle síntomas de una enfermedad que se llama Trastorno de Estrés Post Traumático, en la cual después de un suceso traumático la persona afectada puede presentar pesadillas, conducta evitativa, imágenes invasoras del suceso traumático, expectación ansiosa, síntomas depresivos y distanciamiento afectivo. Algunos de ellos podrían sentirse “empequeñecidos” o que su vida se ha “empequeñecido”. Sensación de extrañeza al volver a sus casas. Retraídos emocionalmente, generando en ocasiones desconcierto en sus familias que esperan ver llegar al sobreviviente extremadamente contento por verlos. Sin embargo, encuentran a una persona agotada y lejana que a veces pareciera estar en otro mundo.
Algunas personas podrían tornarse más impulsivas, con cierta rebeldía de “porqué a mí”. En muchos casos se produce mayor riesgo de adicciones. Por eso es regla que todo paciente con riesgo de Estrés post traumático se debe mantener alejado de cualquier sustancia adictiva. En este caso los mineros van a requerir vigilancia y seguimiento del punto de vista psiquiátrico y psicológico.
Hoy en día existen tratamientos psicofarmacológicos y psicoterapéuticos muy efectivos para tratar y prevenir trastorno derivados de un episodio traumático. También va a depender de patologías psiquiátricas de base que pudiesen tener algunos mineros.
La sociedad también debe tener una actitud mesurada respecto a estos mineros que han sufrido la peor catástrofe de sus vidas. Van a requerir tiempo para adaptarse física y mentalmente al mundo.





