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Misión cumplida: Chile concluye milagroso rescate de 33 mineros atrapados
Miércoles, Octubre 13, 2010 - 21:48

Entre gritos de felicidad, aplausos y festejos, los hombres que estuvieron -algunos 69 y otros 70 días- en las fauces de la mina San José, en el Desierto de Atacama, emergieron uno a uno en una cápsula, izada por un estrecho y caluroso túnel de 622 metros de roca sólida.

Campamento Esperanza, Chile. Los 33 mineros atrapados en las entrañas de Chile volvieron el miércoles a ver el mundo, en un emotivo rescate que puso fin a un encierro de más de dos meses y se convirtió en el mayor hito de supervivencia bajo tierra de la historia.

Entre gritos de felicidad, aplausos y festejos, los hombres que estuvieron 69 días en las fauces de la mina San José, en el Desierto de Atacama, emergieron uno a uno en una cápsula, izada por un estrecho y caluroso túnel de 622 metros de roca sólida.

Las sirenas y los cantos sonaron, globos con los colores patrios de Chile fueron soltados al aire, funcionarios se abrazaron y familiares corrieron a fundirse con el último de los sobrevivientes que abandonó el yacimiento, el jefe de la mina.

"Espero que esto nunca más vuelva a ocurrir", dijo el minero Luis Urzúa al marcar el fin. "Gracias a todos, gracias a todos los rescatistas, gracias a todo Chile", acotó.

Los trabajadores fueron rescatados en un operativo sin fallas y con un avance más rápido de lo esperado que puso broche de oro a la hazaña de supervivencia, seguida por millones de personas de todo el mundo en sus televisores, radios, prensa e internet.

"Recibo su turno y lo felicito porque cumplió con su deber saliendo a lo último como hace un buen capitán", dijo el presidente chileno, Sebastián Piñera, a Urzúa después de abrazarlo.

"Quiero delante de usted agradecerle a los miles y miles que trabajaron incansablemente para que ustedes estén acá con nosotros", agregó, entre aplausos y luego de dar el famoso grito de celebración en el país: "¡Viva Chile mierda!".

Los mineros habían quedado atrapados en un refugio de emergencia de la centenaria mina de cobre y oro San José por un derrumbe el 5 de agosto que avivó especulaciones iniciales de que habían muerto.

Pero las esperanzas se encendieron cuando 17 días después lograron enviar, por un hoyo del tamaño de una toronja abierto durante las operaciones de búsqueda, un papel manuscrito diciendo que estaban vivos y en buen estado.

La odisea, que llenó de orgullo a los chilenos por el impecable operativo, tuvo un final feliz. Ahora el minero Ariel Ticona, que vio la superficie pocos minutos antes de su jefe, podrá conocer a su hija bautizada Esperanza, que nació hace sólo algunas semanas cuando él estaba bajo toneladas de roca.

Y su compañero Esteban Rojas podrá cumplir la promesa que hizo a su esposa de casarse en una ceremonia religiosa, dos décadas después de haberlo hecho en un registro civil.

"Gracias a Dios recuperamos a nuestro hermano y estamos juntos", dijo Yolanda Rojas, hermana del Esteban, mientras se preparaba para dejar el campamento.

Poco a poco el campamento junto a la mina, bautizado con el nombre Esperanza, se iba despoblando después de haber estado bajo los reflectores del mundo por semanas. Los familiares de los mineros ya rescatados enfilaban para sus casas y algunos periodistas comenzaban a empacar sus cámaras.

Pero familiares pidieron que la mina, que autoridades adelantaron que será cerrada, se convierta en una especie de santuario donde puedan ir a agradecer por el milagro.

"Fue el (partido) más duro de mi vida", dijo el minero Franklin Lobos, un ex jugador profesional de fútbol de 52 años que apenas salió de la cápsula comenzó a mostrar su dominio de viejos tiempos con una pelota que le obsequiaron.

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Los mineros emergieron enfundados en trajes especiales para enfrentar la abrupta diferencia térmica entre la mina y la superficie y lentes oscuros para protegerlos de la luz.

Y luego fueron trasladados por procedimiento a un hospital móvil en el campamento y luego a un centro médico en la vecina ciudad de Copiapó, aunque hasta ahora todos mostraban buena salud.

Solamente uno presentaba un cuadro de neumonía y estaba siendo tratado con antibióticos, dijo a periodistas el ministro de Salud, Jaime Mañalich.

"Nacimos todos de nuevo. El corazón se me salía", comentó Yessenia Segovia, al ver el ascenso de su hermano Víctor, que fue quien escribió decenas de páginas dentro de la mina con la historia de la tragedia.

Un rescate que acercó a todos. En un gesto que acercó a dos vecinos con viejos pleitos territoriales, el mandatario chileno recibió junto a su colega de Bolivia, Evo Morales, al único minero boliviano que salió de la tierra en la cápsula diseñada en conjunto con la NASA.

Morales agradeció a los mineros chilenos por cuidar a su "hermano" Carlos Mamani y ofreció llevarse a Bolivia a su compatriota con trabajo incluido.

Pero el trabajador dijo que quería pensarlo, según uno de sus diez hermanos que viajó con otros familiares 35 horas desde la ciudad de Cochabamba hasta el hospital de Copiapó.

"Es un chileno más, así deberíamos ser todos los países, todos hermanos", dijo sobre Mamani Víctor Zamora, otro de los rescatados, cuando lo ingresaban al hospital de campaña.

Otro de los rescatados, Edison Peña, un fanático de la leyenda del Rock and Roll Elvis Presley, recibió una invitación desde Estados Unidos para visitar la mansión del fallecido artista.

En la madrugada del miércoles, bocinas y aplausos llenaron el aire y campanas repicaron en ciudades del país, mientras la mina iba pariendo uno a uno a los trabajadores.

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Después de respirar aire fresco por primera vez en dos meses, el minero Mario Gómez contó lo que vivió a los presidentes de Chile y de Bolivia.

"Lo único que quería era llegar arriba. La vida es una sola y aquí uno piensa que tiene que cambiar. Yo cambié, soy un hombre distinto", dijo Gómez.

Con un humor a prueba de balas, Mario Sepúlveda, el segundo minero en ser rescatado, abrió un bolso al salir y le entregó pedazos de roca del fondo de la mina al presidente y otros funcionarios.

"Estuve con Dios y estuve con el diablo, me pelearon, me ganó Dios. Me agarró de la mejor mano", dijo horas después Sepúlveda, rodeado de sus familiares, en declaraciones transmitidas por la televisión estatal chilena.

El operativo de socorro fue elogiado por el presidente estadounidense Barack Obama.

"Este rescate es un homenaje no sólo a la determinación de los trabajadores de rescate y al gobierno chileno, sino también a la unidad y la determinación de los chilenos, que ha inspirado al mundo", sostuvo.

Y no fue el único en felicitar a Chile. Piñera recibió llamados de sus colegas de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, de Argentina, Cristina Fernández, de Perú, Alan García, de México, Felipe Calderón y también del venezolano Hugo Chávez.

"Esto es un milagro de Dios", dijo Alberto Avalos, tío del primer minero en ser rescatado, Florencio Avalos.

Autores

Reuters