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Paraguay busca proteger a últimos indígenas aislados
Sábado, Octubre 23, 2010 - 10:15

Se trata de un grupo de la etnia Ayoreo Totobiegosode, que habita los bosques secos de la poco poblada de región del Alto Chaco, a unos 750 kilómetros al norte de Asunción, cercana a las fronteras con Brasil y Bolivia.

Asunción. Una de las pocas comunidades de indígenasaislados de Sudamérica sobrevivió por décadas al acoso del "progreso"en el norte de Paraguay, pero las autoridades esperan garantizarlespronto sus tierras ancestrales para que sigan viviendo lejos del"hombre blanco".

Se trata de un grupo de la etniaAyoreo Totobiegosode, que habita los bosques secos de la poco pobladade región del Alto Chaco, a unos 750 kilómetros al norte de Asunción,cercana a las fronteras con Brasil y Bolivia.

Esla única comunidad silvícola conocida fuera del Amazonas, pero laexpansión de la ganadería en la zona podría obligarlos a abandonar sumodo de vida, ante la apertura de caminos y la paulatina sustitución debosques por pasturas, según denuncian ayoreos que dejaron los montesdécadas atrás.

"La penetración en sus tierras esmuy fuerte. Están huyendo de las topadoras, del desmonte, y es cada vezes más reducida su capacidad de subsistencia como pueblo que evita elcontacto", dijo Gladys Casaccia de la organización nogubernamental Gente, Ambiente y Territorio (GAT).

GATtrabaja junto a una comunidad fundada por ayoreos totobiegosode,quienes fueron sacados de los bosques hace más de 20 años pormisioneros y que a mediados de la década de 1990 decidieron volver asus antiguas tierras para proteger a sus parientes aislados y vivirsegún a sus tradiciones.

Actualmente unas 30 familias viven en dos aldeas en los límites de los bosques donde se encuentran los no contactados.

Allíinstalaron una escuela y desarrollan cultivos de subsistencia, quecomplementan con la caza y la recolección, especialmente de mielsilvestre que luego venden para abastecerse de lo que el bosque no lesda.

La presidenta del Instituto Paraguayo delIndígena (INDI) Lidia Acuña, dijo que es prioridad para el gobiernoproteger al grupo silvícola. La institución careció de fondos para lacompra de tierras por años, pero en el 2011 tendrá un aumentopresupuestario para atender el reclamo de los Ayoreo.

"Seestá en negociaciones y habría posibilidad de una compra y de protegerel área. Creo que hay cierta apertura (...) y luego de ponerles (a lospropietarios) al tanto de que vamos a tener un presupuesto para esefin, han cambiado aquellos que estaban tan renuentes a vender", dijoAcuña.

Calabazas, porotos y miel. ElINDI estima que entre 30 a 50 personas formarían el grupo aislado, queevita a los extraños, mantiene una vida nómada y se sustenta de la cazade animales silvestres, la recolección y de algunos cultivos comocalabazas y porotos.

La comunidad aislada setraslada con frecuencia en busca de fuentes de agua, miel silvestre yanimales que cazar, para lo que utilizan arcos, flechas y lanzas. Nousan ropa, pero fabrican un tejido de hojas de una planta llamadacaraguatá para mantas y bolsos donde cargan sus vasijas de barro.

"Sise llegaran a proteger esas tierras, podrían mantenerse aislados. Perosi se van reduciendo, es inexorable que ellos van a entrar en contactoen cualquier momento", explicó Acuña.

Un contactoforzado podría ser catastrófico para los indígenas por el riesgo decontraer enfermedades para las que no tienen defensas o deenfrentamientos con peones de haciendas que se dedican a la cría deganado en la zona.

La población indígenaparaguaya es de casi 110.000 personas y representa a menos del 2 porciento del total de habitantes del país. La mayoría vive en el Chaco yrealiza trabajos pesados en las prósperas colonias menonitas o enhaciendas.

Los Ayoreo, una etnia que habitatambién la región sur de Bolivia, son unos 2.000, que se dividen entres sub grupos. El de los totobiegosode fue el último en sercontactado en 1979.

El último contacto con lossilvícolas fue en el 2004, cuando un grupo que huía de topadoras seacercó a sus parientes contactados y durante un emotivo reencuentro lesrelató en lengua nativa sus problemas para conseguir agua y sus temoresante la apertura de caminos en los bosques.

Los"cojñone", que en lengua ayoreo significa "hombres extraños" estabantransformando sus espacios y sus lugares de referencias naturales.

Luego fueron vistos desde lejos en noviembre del 2009 y por última vez en mayo de este año, según informes de la GAT.

Largo reclamo. Los totobiegosodes que dejaron el bosque piden al gobierno las tierras que consideran su territorio ancestral desde 1993.

"Ellospidieron una superficie grande para cautelar la vida de sus parientesen el monte, que son nómadas y no innovan los bosques sino que viven deellos y con ellos", dijo Casaccia.

Para lograr suobjetivo, los indígenas deben unificar sus tierras, que están divididasen dos bloques por extensas propiedades privadas que aún mantienenbosques nativos.

Una de estas propiedadespertenece a la empresa de capital brasileño Yaguareté Pora, que seinstaló en la zona hace unos cinco años con planes de desarrollar laganadería. Los Ayoreo piden la compra de unas 40.000 hectáreas, de las78.000 que posee la firma.

El reclamo de losindígenas impulsó el retiro de la licencia ambiental a la empresa, loque le impide realizar trabajos. La firma recurrió a la justicia pararevertir la decisión, en un litigio que aún debe ser resuelto.

YaguaretéPora creó una reserva forestal privada vecina a las tierras de losAyoreo en la que permitirá el ingreso de los indígenas, según su páginade internet. Pero el proyecto es rechazado por GAT porque considera queno respeta el derecho de autodeterminación de los nativos.

El gobierno del presidente Fernando Lugo, que prometió dar un especialcuidado a los indígenas para que dejen de ser una población postergada,confía en llegar a una solución.

"Es necesarioacordar en forma conjunta la protección de eso (el territorio) para quelos indígenas puedan estar tranquilos y los demás sigan trabajando",dijo Acuña.

Autores

Reuters