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Sobreviviente narra "el infierno" que vivió en el mercado de pirotecnia accidentado en México
Jueves, Diciembre 22, 2016 - 09:20

La tarde del martes, Celso Monroy -que ya había enfrentado dos explosiones anteriores en el mismo lugar- logró salir ileso de nuevo, pero por primera vez vio cuerpos tirados a su alrededor mientras se apresuraba a rescatar a su familia de la escena de dolor y muerte.

Tultepec, México. Celso Monroy ha visto explotar tres veces el mercado mexicano de pirotecnia de San Pablito que esta semana desapareció en medio de una estrepitosa bola de fuego de destellos incandescentes.

La tarde del martes logró salir ileso de nuevo, pero por primera vez vio cuerpos tirados a su alrededor mientras se apresuraba a rescatar a su familia de la escena de dolor y muerte que de pronto emergió entre el bullicio que momentos antes emanaba alegría navideña.

Al menos 33 personas murieron y decenas resultaron heridas cuando el mercado de fuegos artificiales más famoso del país, en las afueras de la capital, explotó en una deslumbrante pirotecnia de colores que arrasó con el sitio reduciéndolo a un llano de escombros humeantes.

En poco más de una década, el mercado de San Pablito ha explotado tres veces, poniendo en la mira al Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, una instancia gubernamental que regula la producción y venta de estos productos, que días atrás había dicho que es el más seguro de América Latina.

"Esta fue la más grande y la más fea", dijo Monroy, de 41 años, vestido con un sombrero de vaquero y botas, después evadir la muerte en San Pablito por tercera ocasión. "Mucha gente corría y buscaba ayuda y los que podíamos sacarlos, los sacaban", añadió.

"Muchos colores, de alguna manera no puedo decir lindo, por la tristeza y la pérdida", comentó Monroy, quien ha pasado más de una década elaborando cohetes y fuegos artificiales en el lugar. "Aquí no hay ganancia. Aquí no hay nada", agregó.

Alan Jesús Chávez, un estudiante de medicina que se precipitó a la escena cuando las explosiones cesaron, trabajó para sacar a la gente de las ruinas de los locales ardiendo.

Mientras entregaba agua y leche a un grupo de sobrevivientes, una mujer vino a su lado para pedirle que rescatara a su bebé, que estaba atrapado bajo los escombros.

"Cuando quitamos todo encontramos al niño, pero ya estaba muerto", dijo Chávez, quien sintió el pulso de cinco de las personas que perdieron la vida. "Cuando salí de aquí, llegue a mi casa, y llore, por tanta gente que vi muerta", añadió.

Gritos por ayuda. El Gobierno aún no ha informado sobre las causas de la tragedia, mientras las autoridades continuaban realizando peritajes en el sitio el miércoles y pruebas de ADN para identificar los cuerpos, muchos de los cuales quedaron completamente calcinados.

Iván Pérez, un estudiante de leyes de 23 años cuya novia trabajaba en el mercado, dijo que existía un rumor de que las explosiones comenzaron cuando una mujer dejó caer accidentalmente una "brujita", una pequeña bola de pólvora que echa chispas cuando es azotada contra el piso.

Tal era la importancia del mercado para los ingresos de muchos habitantes de la zona, dijo, que algunos locatarios pagaban a veces sobornos para vender fuegos artificiales que no están permitidos por las regulaciones oficiales, dijo Pérez.

Pero después de la tercera tragedia en poco más de una década, las perspectivas para el mercado parecen sombrías, agregó. "Yo creo que esto ya no se va a levantar", comentó.

En 2005, Celso Monroy estaba justo saliendo del mercado cuando comenzaron las explosiones. Casi un año después, estaba de pie en un puente que daba al mercado cuando el cielo se iluminó de nuevo.

El martes, Monroy había salido del mercado para arreglar su bicicleta cuando las súbitas explosiones comenzaron a lanzar por los aires enormes rocas de concreto de los locales del mercado, conocido por la diversidad de fuegos artificiales que vende para celebraciones como Navidad y Año Nuevo.

El miedo se apoderó de Monroy porque su familia seguía adentro junto con cientos de personas. Sus familiares sólo se llevaron un susto, pero muchos otros no corrieron con la misma suerte.

"Vi varios calcinados y muertitos. Fue una pesadilla que al rato se olvida", dijo Monroy. "Los niños lloraban, gritaban, pedían ayuda", agregó.

Autores

Reuters