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Avión presidencial mexicano costará 391% más de su precio original
Martes, Julio 1, 2014 - 16:31

De acuerdo con el contrato firmado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) con la empresa The Boeing Company, al que El Economista pudo acceder a través de una solicitud de información, la adquisición del Boeing 787-8 fue pactada en el 2009.

La empresa Boeing entregará este lunes al gobierno mexicano en la ciudad de Seattle, Washington, en Estado Unidos, el nuevo avión que usará el Presidente de la República y su comitiva, para las giras de trabajo nacionales e internacionales. Sin embargo, la aeronave se estrenará hasta septiembre.

De acuerdo con el contrato firmado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) con la empresa The Boeing Company, al que El Economista pudo acceder a través de una solicitud de información, la adquisición del Boeing 787-8 fue pactada en el 2009 con la administración del entonces presidente Felipe Calderón, en una operación de tres pagos: anticipo de US$40 millones; primer pago de US$22 millones y un pago final de US$65 millones al momento de la entrega, que se cumplió este domingo en Seattle, Washington.

Firmantes del contrato dijeron a este diario que la entrega de la aeronave sigue su curso en los términos de lo acordado en el documento. Pilotos de la Fuerza Aérea Mexicana —que ya realizaron pruebas de reconocimiento— acuden hoy a recibir la aeronave en las instalaciones de Boeing en EU. Sin embargo, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) aclaró que el avión estará listo para su uso a partir de septiembre, pues le realizarán adecuaciones de seguridad.

Y es que Boeing entregará el avión con el fuselaje, paquete de refacciones a bordo, cableado, equipo de navegación, maleteros y pintado al color, con la matricula e insignias de la Presidencia de la República.

La SCT detalló que en cuanto al equipamiento de la aeronave, “aún no se tiene cual será la configuración definitiva. De manera inicial se tiene considerado lo siguiente: un área de trabajo de 14 asientos para personal del Estado Mayor Presidencial; 24 asientos para funcionarios, y 42 asientos para personal de apoyo y representantes de medios de comunicación; un área de trabajo del titular del Ejecutivo federal, que consta de despacho y área de descanso”.

Pendientes sobre el costo. El contrato de compra de la aeronave, establece un monto de adquisición “total y neto” de US$127 millones que, a un tipo de cambio de 13.14 pesos, son 1.673 millones de pesos.

“El precio total neto del presente contrato de adquisición a pagar por El Adquiriente (la Sedena) asciende a la cantidad de US$127.348.857,99; dicho precio es firme, fijo y definitivo”, precisa la cláusula quinta del contrato firmado por el general de División del Estado Mayor y director de Administración de la Sedena, Augusto Moisés García, en representación del entonces secretario, Guillermo Galván Galván; también la firman el comandante de la Fuerza Aérea Mexicana, Leonardo González García; el subdirector de Recursos Materiales de Banobras, Salomón Kuri; el subdirector de Infraestructura Hidráulica, Social y Medio Ambiente de Banobras, Enrique Lara Di Mauro, y Bryan Dittmer, director regional de Contratos de Boeing.

Sin embargo, para la compra de la aeronave, la Sedena pidió al Congreso 6.547 millones de pesos (US$505,8 millones), mismos que le fueron aprobados, este monto significa 391% más (4.635 millones de pesos o US$358,06 millones) del costo real de la aeronave establecido en el contrato.

Lo anterior implica que el gobierno mexicano tiene aproximadamente 4.635 millones de pesos extra, entre otras cosas, para las modificaciones de seguridad y mantenimiento.

Desde el 23 de octubre del 2013, El Economista solicitó formalmente una entrevista con el responsable del área de Administración de la Sedena para conocer cómo se utilizarían los restantes 4.635 millones de pesos, pero a la fecha la dependencia no ha respondido la solicitud.

En el 2012, la dependencia delineó que la compra sería bajo la figura del arrendamiento (15 años) con pagos anuales promedio de 45 millones de pesos en operación y mantenimiento.

“(La) administración anterior dejó previsto un posible esquema de financiamiento a pagar en 15 años. En la actualidad se exploran diversas opciones de financiamiento para optar por la que resulte más conveniente para el gobierno de la República, sin que a la fecha se haya determinado alguna”, ha dicho la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

Fuentes consultadas de la empresa Boeing refirieron que la venta del 787-8 al gobierno mexicano es una compra final y remitieron al contrato, en el que se especifica que se trata de un “precio total neto”. Sin embargo, en el contrato detalla a la Secretaría de Hacienda y a Banobras como los firmantes del contrato de arrendamiento con Boeing y la Sedena.

De acuerdo con la solicitud de información 0210000062509 hecha al Estado Mayor Presidencial a través de la ley de Transparencia, en el 2009 el costo de mantenimiento del actual avión presidencial -el TP-01 Presidente Juárez que es un Boeing 757-225 con matrícula XC-UJM- fue de US$2 millones; esto es aproximadamente 30 millones de pesos.

Irregularidades. En febrero pasado, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) reportó que la Sedena careció de un procedimiento formal para la adquisición del nuevo avión bajo la figura del arrendamiento, por lo que “no cumplió con criterios de imparcialidad, eficiencia y economía, que aseguran las mejores condiciones para el Estado”.

En la Cuenta Pública 2012, la ASF reportó que si bien la Sedena comparó la compra del Boeing 787-8 con los modelos A330-200, B-767-200 Y B-787-9, “el estudio no contó con los elementos suficientes que acreditaran la selección de la aeronave, ya que por lo señalado, en realidad únicamente se contó con una opción, que fue la que finalmente se adquirió”.

El Economista solicitó a Boeing acceso hoy a sus instalaciones para la entrega de la aeronave. Sin embargo, Jim Proulx –del área Comunicación de la empresa- respondió que la política de Boeing es no dar información sobre sus “clientes VIP” o arreglos comerciales que podría tener con ellos, incluyendo el calendario de entregas o incluso el acceso a ellos.

Incógnitas sobre el costo

- Existe una diferencia de más de 4.000 millones de pesos (más de US$310 milones) entre el presupuesto solicitado por la Sedena y el precio del avión.

- La Sedena planteó en el 2012 un primer costo de 9.840 millones de pesos (US$760 millones) del avión presidencial, pero para el presupuesto del 2013 lo redujo a 6.308 millones de pesos (US$487,2 milones), luego de fuertes críticas por el monto.

- El costo original de la aeronave acordado con Boeing es de 127 millones 348.857 dólares que, a un tipo de cambio de 13,14 pesos por dólar, significarían 1.673 millones 363.980 pesos.

- Por lo tanto, se desconoce cómo se utilizarán los 4.635 millones 127.348 pesos restantes (que serían para el arrendamiento y las adecuaciones del avión).

El dato. El 17 de enero del 2013 la Administración Federal de Aviación de EU emitió una directiva dirigida a todas las aerolíneas para que los 787 no despegaran hasta que fueran solucionados los problemas técnicos que causaron en los días previos un incendio a bordo de una aeronave de ese tipo estacionada en el aeropuerto de Boston, así como un aterrizaje de emergencia en Japón, luego de que se disparara una alarma de incendio.

- US$65 millones es el tercer y último pago que realizará el gobierno de México a la empresa Boeing, a la entrega de la aeronave.

- 30 millones de pesos costó el mantenimiento del avión Presidente Juárez en el 2009, año en el que se pactó la compra de la nueva aeronave.

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Autores

Excelsior.com.mx