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Conozca la historia de Alianza PAIS, de un binomio al control del poder en Ecuador
Lunes, Septiembre 10, 2012 - 17:05

La deserción de militantes de izquierda ha marcado a PAIS y al gobierno. A más de Acosta, Larrea y Gallegos, se han alejado personas como Fernando Vega, Betty Amores, María Paula Romo o César Rodríguez; algunos pasaron también por el buró.

Siete victorias consecutivas en las urnas, en casi seis años y medio de existencia, la convierten en la fuerza política con mayor poder de captación de votos en Ecuador.

El movimiento Patria Altiva y Soberana (PAIS) obtuvo su partida de nacimiento el 3 de abril del 2006 en el desaparecido Tribunal Supremo Electoral (TSE), ese que, un año después, dio paso a la convocatoria a la consulta popular que definió la instalación de la Constituyente que redactó la actual Carta Política.

Este proceso fue crucial en su incremento de poder. Del binomio presidencial se pasó a la presencia en las cúpulas de los organismos de control, a través de la ubicación de ex funcionarios o allegados en instituciones como la Fiscalía, el Consejo Nacional Electoral (CNE) o el Consejo de Participación Ciudadana, a cargo de los concursos de selección de las autoridades.

El 2007 fue clave. Aunque en el 2006 la llamada Alianza PAIS -en coalición con el Partido Socialista Frente Amplio (PS-FA) y otras organizaciones- solo había presentado candidaturas a la Presidencia, Parlamento Andino y consejos provinciales, el siguiente año empezó a sumar apoyo político en otros poderes del Estado, como el TSE o el llamado Congreso de los manteles (revisar la noticia vinculada).

La construcción de Alianza PAIS se da en medio del descontento popular, el desgaste de los partidos y la inestabilidad política que llevó al país a tener siete presidentes en diez años. Desde la caída de Abdalá Bucaram, en 1997, ninguno de los tres mandatarios elegidos en urnas había logrado culminar su periodo.

PAIS llegó al poder con la consigna de acabar con la partidocracia y, para ello, su bandera fue la Constituyente, aunque para concretar aquel proceso se valió de las organizaciones que criticó -bajo el membrete de mafias políticas- y de su dirigencia.

El buró político, en los inicios de PAIS, estaba integrado por quienes eran considerados como los ideólogos de la llamada revolución ciudadana: amigos y activistas de izquierda que, desde el 2005, empezaron a reunirse para armar un proyecto. Algunos lideraban movimientos, como Gustavo Larrea (Iniciativa Ciudadana) o Manuela Gallegos (Alianza Democrática Nacional). También estaban figuras como Alberto Acosta, Ricardo Patiño y Fander Falconí.

Pero de aquel grupo que se encontraba en una oficina de la calle Whimper, en Quito, solo quedan los dos últimos. El buró político es una instancia que, con el tiempo, opinan hoy quienes se han alejado, ha ido aislándose de las bases, del debate y de la toma de decisiones en conjunto.

La deserción de militantes de izquierda ha marcado a PAIS y al gobierno. A más de Acosta, Larrea y Gallegos, se han alejado personas como Fernando Vega, Betty Amores, María Paula Romo o César Rodríguez; algunos pasaron también por el buró.

Esto, según la opinión de la asambleísta Amores, ha ocasionado que los órganos de decisión ahora estén en manos de “las personas que están dispuestas a obedecer sin chistar todas las órdenes que les lleguen”.

Pero la asambleísta Rossana Alvarado, una de las 25 personas que integran la Dirección Nacional de PAIS, la máxima instancia del movimiento, afirma que en su grupo político no existen “obedientes ni desobedientes”. Ella prefiere hablar, más bien, de leales y desleales.

“La lealtad es entre todos y para todos. Esa lealtad nos hace reconocer la figura de Rafael Correa, firme, fuerte, sin temores, convencido de la propuesta que se ha construido en común, que se ha construido desde una ideología progresista, hoy representada por él”, comenta.

Coincidencias ideológicas y la maquinaria electoral de PAIS fueron poco a poco aglutinando a los partidos y organizaciones sociales de izquierda. Unos estuvieron desde el inicio, como el PS-FA, mientras que otros -como Pachakutik, la RED, la ID, el PRE, el MPD o Ruptura- apoyaron sus propuestas durante la segunda vuelta presidencial del 2006 o la consulta del 2007.

Ximena Ponce, integrante de la Comisión Ejecutiva Nacional de PAIS, la segunda instancia más importante, reconoce que ha sido compleja la estructuración del grupo, pero considera que ha pasado por un proceso de fortalecimiento y redefinición “para dejar de ser un movimiento electoral” y consolidarse como una organización política.

“PAIS tiene definido su ideario, su plan programático. Quienes quieran, ciento por ciento, colaborar en esa línea, estarán dentro de PAIS; quienes vean ciertos niveles de coincidencia con nuestras propuestas de izquierda, colaborarán desde sus organizaciones, desde sus movimientos políticos”, recalca.

El politólogo Simón Pachano ve en el buró un ejemplo de cómo funciona el movimiento. “Lo integraban las personas que buenamente se le ocurrían al líder. Podía invitar o dejar de invitar. Al propio Alberto Acosta dejaron de invitarle de la noche a la mañana y no sabía que ya no era parte del buró. Él lo dijo: ‘No me han invitado’. Si yo soy parte de un organismo, en este caso de carácter político, no es que me tienen que invitar. Yo soy parte de eso y punto. Tengo que ir nomás, pero eso no había”.

Según Pachano, los integrantes de un partido deben tener espacios de debate y de toma decisiones en conjunto; deben elegir a sus autoridades y candidatos. Cree que aquello no existe.

“Alianza PAIS es, más que nada, un nombre que se activa -y con mucha eficiencia- cuando tiene que hacerlo, por ejemplo, para salir a manifestaciones. Esa etiqueta, que depende exclusivamente del liderazgo de Correa, convoca a la gente, pero no para una vida orgánica activa políticamente, sino para movilizarse o hacer algunas cosas”.

El analista destaca, sin embargo, que este fenómeno no es nuevo ni único. “Quizá lo que existe es una coordinación de redes clientelares que siempre han tenido muchos partidos, como el PRE o el Prian, y como las han tenido otros desde el velasquismo. No han sido partidos en el sentido más estricto de la palabra, sino organizaciones que giran alrededor de una persona: un líder, un caudillo”, opina.

Con los años fue recibiendo un apoyo variado en las urnas. PAIS pasó de contundentes victorias a resultados más peleados. En septiembre del 2008 se aprobó la actual Constitución con el 63,9% de la votación total. Sin embargo, la propuesta de reformar esa misma Carta Política consiguió menos aceptación, aunque igual ganó: en mayo del 2011 se impuso el Sí con el 47,11% de los votos totales, en nueve de las diez preguntas.

La diferencia también se da en el ámbito legislativo. En la Constituyente consiguió 80 de las 130 curules, en el 2007; pero en la Asamblea Nacional solo obtuvo 59 de 124 escaños, en el 2009.

Este es un síntoma que, según considera Gustavo Larrea, refleja no solo un debilitamiento en las bases, sino la existencia de frentes abiertos por la intolerancia y agresividad de Rafael Correa en el ejercicio del poder.

“PAIS se convirtió en una estructura clientelar. Sus bases no obedecen, sino muy pocas, a una posición política e ideológica. Obedecen más a ser una clientela de los favores que el gobierno puede dar en empleo público, bonos, becas, no a una convicción. No existe una estructura orgánica. Lo que existe es un apoyo de sectores beneficiarios de políticas públicas. Esa es su estructura, su base electoral”.

Betty Amores opina que lo que se ha formado en PAIS es un “cacicazgo que radica en la figura del presidente y, más allá de eso, no hay nada en la organización”, que no sea el apoyo en contiendas o movilizaciones.

Ella y Larrea miran a la organización de base cada vez más ‘desideologizada’. Creen que la toma de decisiones quedó en manos de un buró integrado por gente obsecuente que, en algunos casos, mantiene ideologías contrarias a las del grupo.

El analista Santiago Basabe, catedrático de Flacso, dice que en PAIS habitan dos corrientes que se encuentran en una disputa del poder: los ideológicos, con posturas que van de la centroizquierda a la izquierda radical, y los pragmáticos, más mercantilistas, ‘inmediatistas’ y eficientes en términos de resultados concretos. Él opina que el primer grupo ha perdido peso.

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“Los pragmáticos son actores cercanos y con influencia. Priorizan los resultados, independientemente de las connotaciones ideológicas que puedan tener esos resultados. Es una corriente que busca cuestiones de corto plazo y las consigue. No tiene una orientación ideológica específica. Por eso el pragmatismo va ganando espacios. El proyecto de Código Penal, por ejemplo, es del ala pragmática, la de resultados específicos: hay que aumentar las penas”, dice.

Basabe cree que el último referéndum también evidenció la prevalencia de ese círculo. “La convocatoria a la consulta, al final, fue decir: ‘Me equivoqué. Con este grupo de gente (de la corriente ideológica) me equivoqué’. Entonces hace una consulta para tratar de ‘arreglar’ algo”. Considera que aún hay gente con visión de izquierda, pero esta tiene “mayor juego político o mayor capacidad de irse adaptando a las circunstancias”.

El sociólogo Wladimir Sierra, de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), cree que si bien el Gobierno ha cumplido con aspiraciones de sectores sociales y organizaciones de izquierda, por ejemplo, una mayor inversión en salud y educación, este se ha ‘derechizado’.

“Su ‘derechización’ tiene que ver, sobre todo, con la orientación que se ha dado a políticas públicas. Por ejemplo, la ausencia de políticas encaminadas a una profunda reforma agraria muestra su alejamiento de los movimientos campesinos e indígenas. Sus políticas de debilitamiento de movimientos sociales y sindicales muestran una tendencia liberal de derecha. Su proyección hacia impulsar un extractivismo también es propia del pensamiento de derecha”.

Ahora PAIS se concentra en las elecciones del 2013. Las agrupaciones políticas han criticado el “trato preferencial” del CNE al movimiento, el primero que logró pasar la nueva verificación de firmas, tras el escándalo de las falsificaciones.

Cuestionan la presencia de exfuncionarios del Gobierno en el ente de control y el tiempo que guardó silencio sobre el tema, pues recién el 26 de julio -meses después de las denuncias de organizaciones como Sociedad Patriótica (SP)- el CNE llevó el caso hasta la Fiscalía.

Aunque el Consejo anunció que hasta el 24 de septiembre recibirá firmas, recién hace nueve días comenzó la revisión del total de rúbricas. Solo cuatro agrupaciones nacionales han superado el proceso. Las que no lo logren tienen apenas quince días más para la recolección.

Resultados electorales de Alianza PAIS

57,6%: con este porcentaje de la votación total ganó, en el 2006, la segunda vuelta presidencial.

51,9%: con esta cifra logró ganar de nuevo la Presidencia en el 2009, en una sola vuelta.

80: este número de curules logró en el 2007, en la Constituyente, lo que le dio la mayoría absoluta.

59: este número de escaños consiguió en el 2009, en la primera Asamblea Nacional.

En otras elecciones

Consulta para instalar una Constituyente (2007)    81,7%

Aprobación de la nueva Carta Política (2008)    63,9%

Referéndum para reformar la Constitución* (2011)    47,11%

*En nueve de las diez preguntas.

Militantes y desertores

“Cuando se dice que la izquierda está de este lado y ya no está en PAIS, son divisiones que no existen” (Ximena Ponce, Comisión Ejecutiva Nacional)

“Un militante de PAIS (ahora) puede ser ‘desideologizado’ o alguien de derecha, pero dispuesto a obedecer” (Betty Amores, antes asambleísta de PAIS)

“Si Correa hubiera absorbido a PAIS significa que no hay movimiento, sino caudillo o dueño. Y eso no es así” (Rossana Alvarado, asambleísta de PAÍS)

“El presidente tiene la palabra y el que no está de acuerdo se va. Ese es un método autoritario, no democrático” (Gustavo Larrea, uno de los fundadores de PAIS)

Autores

El Universo.com