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El agro y la iglesia Católica son los pilares del nuevo gobierno de Paraguay
Domingo, Junio 24, 2012 - 17:39

Federico Franco recibió en su primer día de gestión como jefe de Estado al nuncio apostólico en Asunción y a los mayores productores agrícolas del país, que estaban disgustados con Lugo por la inseguridad y la violencia en el campo.

La jerarquía católica y productores agrícolas del cuarto mayor exportador global de soja se convirtieron en los principales sostenes del nuevo presidente de Paraguay, Federico Franco, quien asumió el poder tras la abrupta destitución del mandatario izquierdista, Fernando Lugo, a manos del Congreso.

El rápido juicio político terminó con el mandato del ex obispo socialista y dejó expuesta la fallida unión para llegar al poder que había tejido con el centenario Partido Liberal de Franco, afín al agro y la industria, en una relación que estuvo plagada de desavenencias en los cuatro años de Gobierno.

El centroderechista Franco, quien se desempeñaba como vicepresidente, recibió este sábado en su primer día de gestión como jefe de Estado al nuncio apostólico en Asunción y a los mayores productores agrícolas del país, que estaban disgustados con Lugo por la inseguridad y la violencia en el campo.

El arzobispo adjunto de Asunción Edmundo Valenzuela, quien había pedido la renuncia de Lugo antes de que el Congreso concluyera un veloz juicio político, expresó un macizo apoyo a Franco en una misa en Asunción a la que asistió el nuevo presidente.

"El empresariado, debido al auge de la agroexportación, y la Iglesia Católica son los que más van a apoyar a Franco", dijo la analista política Milda Rivarola, quien aseguró que el nuevo mandatario enfrentaba problemas para conformar su gabinete por disputas internas en su partido.

Lugo tuvo una relación ríspida con el sector agroexportador, que consideraba que el ex mandatario alentó desde el poder las invasiones de tierras. También tuvo cortocircuitos con la conservadora jerarquía católica local, que tenía una visión negativa del ex obispo.

La destitución dejó momentáneamente aislado al nuevo gobierno de Paraguay, luego de que varios países sudamericanos dijeron que no lo reconocerán, entre ellos Argentina, Uruguay y Brasil, importantes socios comerciales y cuyos puertos son vitales para la pobre y mediterránea economía paraguaya.

Desarrollo agrícola. Franco, en una entrevista con Reuters este sábado en la noche, negó inconvenientes para formar gobierno y ratificó que juramentaría a sus ministros el lunes.

De afirmarse en el poder y conducir al país hasta agosto del 2013, cuando vencía el mandato de Lugo que Franco debe completar según la Constitución, el nuevo gobierno buscará garantizar el desarrollo de la producción agrícola, según analistas y legisladores.

"El agronegocio va a ser una de las prioridades. Eso es categórico. Porque es una de las necesidades de Paraguay", dijo a Reuters el diputado liberal Gustavo Cardozo tras entrevistarse el sábado con Franco en el Palacio de López, la sede del Gobierno.

Los precios de la tierra se encuentran en niveles récord en Paraguay, que tiene en la soja su principal producto de exportación y motor económico.

El área destinada a su cultivo se multiplicó por 10 hasta llegar a casi 3 millones de hectáreas en las dos últimas décadas y la frontera agrícola avanza, con siembras hasta en el inhóspito territorio del Chaco, al oeste del país.

El proceso que terminó con la caída de Lugo se desató tras un sangriento enfrentamiento en una remota zona rural que hace nueve días causó la muerte de seis policías y once campesinos sin tierra. Según empresarios y legisladores de derecha, la matanza desnudó nexos del Gobierno de Lugo con invasores de haciendas y precipitó el juicio político.

En su primer discurso a la nación como presidente, Franco prometió apoyar la agricultura familiar, una iniciativa que según Cardozo servirá para disminuir la conflictividad en el pujante sector rural paraguayo.

"La mejor manera de honrar las muertes de estos compatriotas, oficiales de la policía y ciudadanos civiles paraguayos, es iniciando el verdadero desarrollo rural sostenible con énfasis en la agricultura familiar", dijo Franco, quien cuenta con el amplio apoyo de las fuerzas políticas representadas en el Congreso.

Héctor Cristaldo, productor de soja y titular de la empresarial Coordinadora Agrícola, dijo a Reuters que "para el país es un buen cambio porque los paraguayos no nos podemos permitir que se considere normal el uso de la violencia. Se fue un presidente con las manos manchadas de sangre porque él construyó el escenario de la violencia".

Lugo llegó a la presidencia sin antecedentes políticos y tuvo dificultades manifiestas para articular apoyos a su gestión, durante un mandato salpicado de escándalos por paternidades no reconocidas.

"El paraguayo le toleró los hijos, es muy paciente y muy tolerante con muchas cosas. le toleró la mentira a Lugo pero no le tolera la violencia y menos las muertes (...) Los policías estaban desarmados y fueron fusilados por los carperos (campesinos sin tierra), una organización creada por Lugo", agregó Cristaldo.

Pero el ex mandatario dijo que sufrió un golpe de Estado parlamentario porque no tuvo derecho a una defensa adecuada e indicó que aceptaba la "injusta" decisión del Congreso para garantizar la paz en Paraguay. También negó vinculaciones con sectores violentos del campesinado.

Un gobierno débil. La analista Rivarola consideró que Lugo, quien llegó al poder con promesas de reformas para atacar males endémicos de Paraguay como la corrupción y la pobreza y mejorar las condiciones de vida en el campo, hizo poco para cumplir con las expectativas que generó, cuando su triunfo electoral terminó con seis décadas de hegemonía del Partido Colorado.

Sus intentos por avanzar en tibias reformas, tanto en el Estado como en el sector agrario, hizo crujir su frágil alianza con sectores liberales y desgastó su administración, bloqueando la concreción de cualquier iniciativa.

La economía, sin embargo, se expandió fuertemente en 2010 y en 2011 por los altos precios de las materias primas.

Pese a la conmoción política, las calles en Asunción y en las principales ciudades del país se encontraban en total calma y los productores de soja, que tenían previsto hacer una protesta contra la inseguridad el lunes, suspendieron la convocatoria.

"Para el sector privado en general, la presencia de Federico Franco como presidente es una señal positiva ya que la relación con el ex presidente Lugo no fue la mejor en estos casi cuatro años. Esto da más confianza al sector privado", dijo César

Autores

Reuters