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Ex jefe de inteligencia cubano recuerda el asesinato de J.F. Kennedy
Lunes, Julio 12, 2010 - 12:54

Fabián Escalante dijo que un exiliado anticastrista y ex agente de la CIA que puede dar indicios sobre el asesinato del ex presidente es Luis Posada Carriles.

Gijón. Como muchos, Fabián Escalante recuerda lo que hacía cuando escuchó que le dispararon al presidente estadounidense John F. Kennedy: intentaba evitar que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) derrocara al Gobierno cubano con la ayuda de exiliados anticastristas.

Años más tarde, cuando había ascendido a la jefatura del Departamento de Seguridad del Estado de Cuba, estaba en condiciones de examinar si esos mismos exiliados podían haber tenido participación en el asesinato del joven y apuesto presidente el 22 de noviembre de 1963 en Dallas.

Escalante no dijo saber quién mató a Kennedy, pero comentó que exiliados cubanos contratados por la CIA habían planeado asesinarlo en dos ocasiones en noviembre de 1963 porque sentían que el presidente de Estados Unidos había hecho muy poco para derrocar al Gobierno de la isla caribeña.

"Ellos tenían los recursos, los medios y los deseos", dijo en una entrevista en el marco de la Semana Negra, el festival de literatura sobre crimen que se celebra en Gijón, en el norte de España.

"¿Cuál era el final de esta historia? Era asesinar a Kennedy; lanzar una campaña feroz contra Cuba, como se hizo, de ser el asesino; matar a Fidel Castro pocos días después, el 7 de diciembre; e invadir a Cuba", agregó.

Escalante trabajó con miembros de la selecta Comisión de Asesinatos de la Cámara de Representantes de Estados Unidos en las investigaciones de la muerte de J.F. Kennedy, cuando éstos viajaron a Cuba en 1978 para reunir datos sobre las actividades de exiliados cubanos.

En su retiro, ha publicado muchos de sus hallazgos en libros, junto con la investigación que ha llevado a cabo desde que creó el Centro de Estudios sobre la Seguridad en 1993.

Seguro de vida. Escalante dijo que un exiliado anticastrista y ex agente de la CIA que puede dar indicios sobre el asesinato de Kennedy es Luis Posada Carriles, quien vive en Miami y es buscado en Cuba bajo cargos de planear el atentado de 1976 contra un avión de Cubana de Aviación en el que murieron 73 personas.

Posada Carriles también es acusado de haber participado en una ola de atentados a hoteles en 1997 que buscaban desestabilizar a Cuba y ahuyentar a los turistas, pero Escalante duda de que el Gobierno estadounidense decida deportarlo para que sea juzgado en la isla.

"Tiene su seguro de vida, que es lo que conoce del complot de Kennedy", dijo Escalante.

"Él y (su compañero de exilio) Orlando Bosch estuvieron en el vértice de este complot contra Kennedy. Le recuerdo que tanto él como Posada estuvieron en Nueva Orleans, formaron parte de este mecanismo terrorista que había en Nueva Orleans, que es donde se urdió el complot para asesinar a Kennedy", añadió.

Merengada de veneno. Ahora de 69 años, Escalante tenía apenas 18 cuando una revolución dirigida por Fidel Castro tomó el poder en 1959. En los años siguientes, él y otros jóvenes novatos crearon un servicio de contrainteligencia desde cero.

Fue invitado a participar en el festival español del género literario conocido como novela negra porque los organizadores sostienen que la ficción está a la altura de un mundo que él ha descubierto, en el cual la CIA conspiró para tumbar la barba de Castro o envenenar a los cubanos con monedas infectadas.

Escalante perteneció a la Sección Q en 1961, formada por funcionarios cuya tarea era frustrar los esfuerzos de la llamada operación JMWAVE CIA, basada en Florida y dirigida a llevar a cabo actos de sabotaje en Cuba con un presupuesto de US$100 millones y 4.000 agentes.

En su libro "Acción Ejecutiva", Escalante lista 634 conspiraciones para matar a Castro entre 1959 y 2000, incluyendo 168 complots que pudieron haber sido exitosos.

Escalante dijo que el que estuvo más cerca de matar al líder cubano fue un agente de la CIA que trabajaba en el antiguo hotel Hilton en La Habana y trató de poner veneno en una merengada de chocolate que ordenó Castro.

Sin embargo, una cápsula que contenía la toxina botulínica y estaba pegada al lado del compartimiento del congelador en el bar se rompió cuando el agente trató de tomarla.

Escalante dijo que la Sección Q interceptó a menudo documentos falsos enviados por la CIA a sus agentes en Cuba, que eran tan buenos como los auténticos, por lo que utilizó uno para sí mismo.

"En esa época, las medidas de seguridad a la documentación eran muy ligeras. No había papel de seguridad, nada de eso. Era un papel que se metía con un nailon, con una foto y un cuño del ministerio de Transporte. A partir de eso, empecé a conducir con una licencia de la CIA", contó.

Autores

Reuters