El pequeño barco de Women on Waves (Mujeres en las Olas) estaba bajo custodia militar tras atracar en la víspera en un muelle privado de Puerto de San José, 120 kilómetros al sur de la capital, con algunos de sus siete tripulantes todavía a bordo, dijo la portavoz de la ONG Leticia Zenevich.
El Ejército de Guatemala impidió el jueves la entrada al país de una embarcación de una organización holandesa que suministra píldoras abortivas en naciones donde existen leyes restrictivas para la interrupción del embarazo.
El pequeño barco de Women on Waves (Mujeres en las Olas) estaba bajo custodia militar tras atracar en la víspera en un muelle privado de Puerto de San José, 120 kilómetros al sur de la capital, con algunos de sus siete tripulantes todavía a bordo, dijo la portavoz de la ONG Leticia Zenevich.
El Ejército guatemalteco dijo en un comunicado que, "apegado a la Constitución referente a la preservación de la vida humana y las leyes vigentes de nuestro país, (el Ejército) no permitirá que esta ONG efectúe estas actividades".
Los organizadores defendieron la legalidad de la operación del barco, que consiste en proveer abortos médicos legales gratuitos hasta las 10 semanas de embarazo después de recoger a las mujeres en tierra y de navegar a aguas internacionales. Allí les suministran una pastilla abortiva y permanecen en observación unas horas antes de regresar a tierra.
"Guatemala ha sido escogida porque las leyes son muy restrictivas en el tema del aborto, sólo se permite el aborto terapéutico y es tratado como una excepción solamente cuando la vida de las mujeres está en riesgo", dijo Quetzalí Cerezo, directora de la Asociación Movimiento por la Equidad en Guatemala, que ayuda a la ONG holandesa.
Este es el primer viaje de Women on Waves desde su fallido intento en Marruecos en 2012 y el primero a Latinoamérica, dijo Zenevich, quien detalló que con ella viajan activistas brasileños, españoles y estadounidenses que iban a impartir talleres para mujeres y activistas locales.
En Guatemala, donde las iglesias católica y evangélicas tienen mucha influencia, sólo son permitidos abortos terapéuticos cuando la vida de la madre está en riesgo y cualquier práctica que atente contra la vida del gestante es penada por la ley como un asesinato.
Según la organización, fundada en 1999, en el país latinoamericano se practican unos 65.000 abortos ilegales al año en condiciones peligrosas y se han convertido en la tercera causa de mortalidad materna.
"¡Es pecado señora!", gritó Marleny Arias, una guatemalteca de 50 años de edad, a los tripulantes del barco. "¿Por qué no va a Holanda a matar niños? Mire que suficientes maldiciones tenemos en Guatemala para seguir con más", agregó.