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Haití: ex soldados planean revivir el Ejército y desafían al gobierno
Viernes, Marzo 2, 2012 - 17:25

El campamento irregular y otros que han surgido en diferentes partes del país son la última manifestación de una campaña para revivir el Ejército haitiano, responsable de décadas de abusos de DD.HH., corrupción y un sangriento golpe militar en 1991.

Puerto Príncipe. Desde hace dos semanas, una banda armada de ex soldados haitianos ocupa un viejo campamento militar en la capital donde lleva a cabo un entrenamiento, desafiando al gobierno.

"Tomamos el control de algo que es nuestro. Nadie nos puede obligar a dejar este lugar", dijo David Dorme, el líder del grupo y ex sargento del Ejército, aunque las fuerzas armadas de Haití fueron disueltas y deshonradas hace casi dos décadas.

El campamento irregular y otros que han surgido en diferentes partes del país son la última manifestación de una campaña para revivir el Ejército haitiano, que fue uno de los más criticados de Occidente y responsable de décadas de abusos de derechos humanos, corrupción y un sangriento golpe militar en 1991.

Los ex soldados han ignorado los pedidos del presidente Michel Martelly de que abandonen sus armas y se vayan del campamento Lamentin, donde hombres con rifles de ataque y revólveres proclaman orgullosamente que están defendiendo el derecho constitucional de la nación.

Eso podría deberse en parte a que el propio Martelly declaró la reconstitución del Ejército como un objetivo central de su Gobierno, para disgusto de los Gobiernos occidentales, que creen que Haití tiene muchas otras prioridades a la luz de un devastador terremoto que sufrió hace dos años.

Martelly está bajo una creciente presión internacional para tomar medidas más duras con el fin de desalojar y desarmar a los potenciales soldados antes de que crezcan y supongan una amenaza a la estabilidad política.

"Esperamos (...) acciones concretas para poner fin a este proceso ad hoc de reagrupamiento, que es una provocación innecesaria", declaró el jefe de la misión de la ONU en Haití, Mariano Fernández, en un comunicado oficial la semana pasada.

Naciones Unidas y los principales donantes para la reconstrucción haitiana cuestionan la necesidad que tiene el país de un Ejército, argumentando que no enfrenta amenazas externas.

También está el tema del dinero y de cómo podría afrontar el costo de armar y entrenar a un Ejército, por más pequeño que sea.

"Haití no tiene el dinero y la comunidad internacional no tiene apetito de financiar algo como esto", dijo Mark Schneider, vicepresidente del International Crisis Group, que sigue de cerca la situación del país.

La emergencia de los campos de entrenamiento irregulares se dio en medio de una nueva crisis política. El primer ministro Garry Conille renunció la semana pasada luego de romper con Martelly, sumiendo a Haití en una parálisis política y en la incertidumbre.

Los representantes de la ONU también temen que reavivar el Ejército mine los esfuerzos internacionales por entrenar y equipar a una nueva fuerza de policía civil, un objetivo clave de la misión del organismo en Haití.

"La elección de recrear o no una fuerza (militar) es una pregunta legítima y una decisión soberana", admitió Fernández. "Sin embargo, esta iniciativa no debe darse a expensas de la capacidad de construir y formar la policía nacional de Haití", agregó.

Actualmente la nación caribeña cuenta con una fuerza de policía entrenada por la ONU de unos 10.000 efectivos, con planes de entrenar a otros 5.000 o 6.000 en los próximos tres años.

Pero Martelly, un popular ex cantante conocido como 'Sweet Mickey' que asumió en mayo pasado, argumenta que el Ejército nunca fue disuelto constitucionalmente y puede ser restaurado por decreto presidencial.

En una reunión con una delegación de miembros del Consejo de Seguridad de la ONU el mes pasado, Martelly dijo que la creación de un Ejército es necesaria para "llenar el vacío de seguridad" cuando la fuerza de paz del organismo de 10.000 hombres se vaya de Haití.

"Vieja guardia". "Todo el tema huele mal", opinó Jocelyn McCalla, un estratega haitiano-estadounidense en Nueva York.

En el 2004, una milicia rebelde, formada parcialmente por ex soldados, derrocó al ex presidente Jean-Bertrand Aristide e intentó tomar el poder hasta que las tropas estadounidenses intervinieron para restaurar la democracia.

McCalla y otros temen que un nuevo aparato militar, junto a la idea de crear un servicio de inteligencia, vuelva a convertirse en una fuerza represiva.

"Algunos de los miembros del Gobierno de Martelly vienen de la vieja guardia de duvalieristas y la mayoría comparte la visión de que Haití estaba mejor con un ejecutivo fuerte que no tenía que preocuparse por una oposición", dijo McCalla en referencia a los ex dictadores Francois 'Papa Doc' Duvalier y su hijo Jean-Claude 'Baby Doc' Duvalier.

La propuesta del presidente parece tener algo de apoyo popular, sobre todo por el problema de imagen que tiene la misión de paz de la ONU, cuyos miembros fueron responsables de introducir una mortal epidemia de cólera en el 2010.

Varios soldados también fueron acusados de violación y un sondeo reciente entre más de 800 hogares en Puerto Príncipe halló que la mayoría apoya la salida de las tropas de la ONU.

Ex soldados y muchos jóvenes desempleados ya se están movilizando, aparentemente con la idea de que la creación de la nueva fuerza es inminente.

Dorme, el ex sargento, dijo que unos 6.000 ex soldados y jóvenes sin trabajo han contactado al campamento Lamentin con la intención de sumarse al nuevo Ejército.

También sostuvo que la Constitución no permite que tropas extranjeras fuertemente armadas ocupen el territorio haitiano. "Nos vamos a quedar aquí hasta que los soldados de la ONU se vayan del país", aseveró.

Aunque se niegan a dar detalles sobre sus fuentes de financiamiento, parecen tener los fondos suficientes como para vestir y alimentar a los hombres que están entrenando.

"No tenemos ningún problema con las autoridades y la policía. No queremos atacar a nadie. Pero si la policía decide atacarnos, vamos a dar una respuesta y ellos serán responsables de cualquier daño que se genere", dijo Dorme.

"Espero que se acuerden de lo que pasó en el 2004. Espero que piensen dos veces antes de hacer algo como eso", advirtió.

Autores

Reuters