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Huelga de principales centrales obreras opositoras paraliza a Argentina
Miércoles, Junio 10, 2015 - 10:51

Los organizadores dicen que la huelga es principalmente para exigir al gobierno que alivie la presión impositiva ante la caída del poder adquisitivo como resultado de una inflación galopante. También se reclama aumento salarial y que las negociaciones por estos incrementos no tengan techo.

Buenos Aires. Los principales sindicatos opositores de Argentina realizaban el martes una huelga general para exigir mejoras salariales y una rebaja en el impuesto que grava los sueldos, en medio de una economía que se encuentra estancada cuatro meses antes de las elecciones presidenciales.

La medida de fuerza, la segunda desde marzo, afectaba principalmente al transporte público de pasajeros y de cargas, al transporte aéreo, hospitales, gasolineras y puertos.

"Es una jornada más que seguramente va a quedar en la historia, una jornada con adhesión muy importante, el paro (huelga) ha sido muy importante, lo que demuestra la disconformidad con la política en contra de los trabajadores", dijo en conferencia de prensa Hugo Moyano, secretario general de la central obrera disidente.

El gremialista Pablo Micheli agregó que "si esto no se revierte, va a haber más paro (huelga) y más lucha. Se necesita voluntad de cambio (del gobierno)".

Mientras, el gobierno le quitó impacto a la medida de fuerza.

Los gremialistas ponen "palos en la rueda (...) fue un paro de transporte de cargas y pasajeros con algún impacto en otros sectores", dijo Carlos Tomada, ministro de Trabajo, en declaraciones a un canal de noticias.

El funcionario minimizó el impacto de la protesta a un 20 por ciento de los trabajadores, incluido el perjuicio para quienes quisieron acudir a sus puestos laborales pero no lo pudieron hacer por la ausencia de transporte.

Los organizadores dicen que la huelga es principalmente para exigir al gobierno que alivie la presión impositiva ante la caída del poder adquisitivo como resultado de una inflación galopante. También se reclama aumento salarial y que las negociaciones por estos incrementos no tengan techo.

"El acatamiento es total, hoy (martes) no funciona nada. El paro es el síntoma de que algo está mal", dijo a Reuters Omar Pérez, el secretario de Transporte del poderoso Sindicato de Choferes de Camiones.

Las terminales de autobuses se encontraban desiertas el martes, mientras se verificaba un aumento del tránsito de autos particulares. Activistas de partidos de izquierda bloquearon algunos ingresos a la ciudad de Buenos Aires.

En el área portuaria de Rosario, uno de los mayores núcleos agroexportadores del mundo, la actividad era muy reducida. Hubo moliendas en algunas fábricas, pero no se registraban descargas de camiones, vagones ni buques, dijo una fuente gremial.

El gobierno también rechazó las demandas de los gremios.

"El paro es un paro político con objetivos claros, que es el de generar este tipo de confusiones", dijo el martes el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.

Pese a que la presidenta Cristina Fernández no puede presentarse a la reelección por una restricción constitucional, el oficialismo cuenta con amplias posibilidades de mantenerse en el poder.

Las encuestas muestran que el candidato del peronismo gobernante Daniel Scioli lidera la intención de voto para los comicios de octubre junto al opositor Mauricio Macri.

"Buscan generar zozobra y preocupación a quienes quieren ir a trabajar y no pueden", agregó Aníbal Fernández.

La huelga, que se da en medio de negociaciones salariales entre sindicatos y empresas, fue convocada inicialmente por los gremios del transporte, pero luego se adhirieron las poderosas centrales sindicales opositoras y partidos de izquierda.

Los organizadores de la protesta aseguran que la escala del Impuesto a las Ganancias que se aplica a los salarios quedó desactualizada por la inflación, que según estimaciones privadas ronda el 25 por ciento anual, y que cada vez más trabajadores se ven obligados a pagar un tributo pensado originalmente para la clase alta pero que hoy golpea a la clase media.

Con el objetivo de disminuir el descontento sindical, el gobierno de la presidenta Cristina Fernández anunció en mayo una rebaja en el impuesto a las ganancias, un cambio que los sindicalistas estimaron insuficiente.

Si bien el gobierno reconoció que el actual diseño del Impuesto a las Ganancias es injusto para muchos argentinos, también destacó que es necesario para solventar los gastos sociales en momentos en que la economía se encuentra estancada.

"Yo no creo que si hasta hoy el Gobierno no ha escuchado la voluntad de los trabajadores ahora tenga la voluntad de sentarse a la mesa" de negociaciones, añadió el sindicalista Pérez.

Según dos fuentes consultadas por Reuters, Fernández analiza nuevas modificaciones al impuesto antes de las elecciones.

Autores

Reuters