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HydroAysén en el ciclo de atención a las cuestiones públicas
Vie, 13/05/2011 - 16:25

Bernardo Navarrete Yánez

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Bernardo Navarrete Yánez

Bernardo Navarrete Yáñez es Profesor Asociado de la Licenciatura en Estudios Internacionales de la Universidad de Santiago de Chile (Usach).

Anthony Downs planteó, hace ya casi 40 años, que la atención pública rara vez permanece concentrada sobre una cuestión política por un tiempo prolongado: a este hecho lo llamó “ciclo de atención a las cuestiones” públicas. Al plantear este modelo tenía presente los temas medioambientales y sostenía que, tras el descubrimiento alarmado y el entusiasmo eufórico, se pasaba a la comprensión del coste del progreso para, finalmente, enfrentar una decadencia gradual del interés público. En esta última etapa del ciclo, se dan tres reacciones que inhiben el interés público: desánimo, amenaza y aburrimiento.

HidroAysén, como un caso de estudio, puede ser incorporado al “ciclo de atención a las cuestiones” públicas y, en este sentido, el gobierno habría ganado la partida. Más allá de las desafortunadas declaraciones del ministro del Interior a horas de la votación de los funcionarios públicos en la región de Aysén, el ciclo señalado por Down se habría iniciado con el desánimo que el resultado generó en los detractores del proyecto; a continuación vendría la amenaza, cuestión que podremos evaluar en el mensaje presidencial del próximo 21 de mayo, fecha en que se ha llamado a un paro nacional para, finalmente, esperar el aburrimiento de la opinión pública, que pasará a centrar su atención hacia los temas post 21 de mayo probablemente, y en la discusión sobre el cumplimiento de las promesas de campaña del presidente, tales como educación, reconstrucción post terremoto y tsunami, agenda social del gobierno, entre otros temas relevantes. En este escenario, cada actor social y grupo de interés estará sacando cuentas sobre si fue considerado como tal en el mensaje y, en consecuencia, veremos muchos actores y agendas distintas, mucho donde elegir para concentrar nuestras preocupaciones.

Si lo anterior es correcto, entonces Sebastian Piñera habrá ganado la partida y podrá, al final de su mandato, decirnos con más de un sinónimo, que ha sido el presidente que más ha contribuido al desarrollo de la energía en el país, a pesar de que en su mandato no se prevén grandes problemas de suministro y que la puesta en marcha supera con mucho su mandato de cuatro años.

Y si aún así, las movilizaciones arrecian y determinan la agenda de problemas públicos, el presidente siempre puede recurrir a los “secretarios del Príncipe”, esto es, los ministros. En este sentido, aún existen fusibles para la larga marcha de HidroAysén, ya que sólo se ha aprobado la construcción de las cinco centrales y falta una línea de transmisión de 2.300 kilómetros de largo para instalar las torres. Si el problema arreciara, entonces podrían salir María Ignacia Benítez (Medio Ambiente) y Laurence Golborne (biministro de Minería y Energía). Este último es quien más tiene que perder con el escalamiento del conflicto; se sabe candidato y está primero en la fila de los “candidateables”, pero es “secretario del Príncipe”, y al final del día, un fusible.

Piñera ya nos señaló que el proyecto avanzará bajo su administración, noticia bastante relevante porque el presidente de la República en Chile tiene un rol preeminente en el establecimiento de la agenda, ya que posee un conjunto de recursos institucionales, incluido el veto y la prerrogativa de contratar y despedir personas para llenar los principales puestos de responsabilidad política, que dicen relación con la serie de toma de decisiones medioambientales que vienen, los cuales ya fueron notificados por Hinzpeter (ministro del Interior) sobre que no existe autonomía para traducir orientaciones y preferencias en políticas públicas medioambientales e incluso tal vez para ninguna.

Así que los funcionarios públicos que van quedando, deben responder o alinearse a la decisión tomada. Esto porque el primer mandatario goza de inamovilidad y la duración de su mandato se convierte en un factor decisivo en los cálculos de todos los actores políticos.

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