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Isabel II, la reina más popular de Gran Bretaña
Miércoles, Septiembre 9, 2015 - 15:25

La reina Isabel II es ya la monarca que más tiempo ha portado la corona británica. Aunque los republicanos insistan en un cambio de modelo, son pocos los que apoyan reemplazar el sistema de monarquía constitucional.

Isabel II no tendría que haber sido reina de Gran Bretaña. Llegó al trono en 1952 después de que su tío Eduardo VIII abdicara para casarse con la divorciada Wallis Simpson. Ahora, a los 89 años, es la soberana viva más longeva del mundo. Además, este 9 de septiembre su reinado se convertirá en el más largo de la historia del Reino Unido, rompiendo el récord que hasta ahora ostentaba su tatarabuela, la cual permaneció en el trono durante 63 años y 216 días.

Durante los 63 años de reinado de Isabel II, Gran Bretaña ha cambiado. Cuando ella recibió la corona, el Imperio Británico se estaba desintegrando. Hoy en día, el papel de Gran Bretaña en la escena internacional no es tan importante y, en el ámbito doméstico, la tradicionalmente clasista sociedad británica es más igualitaria.

Sin embargo, los vestigios del jerárquico sistema de clases británico siguen siendo visibles en la fascinación que despierta la monarquía. Un ejemplo de ello fue la cobertura que hicieron los medios de la última boda real y del nacimiento de los dos hijos del príncipe Guillermo. Una encuesta realizada por YouGov hace una semana arrojó el siguiente resultado: la reina Isabel II es la monarca más popular de la historia del Reino Unido. El 27% de los encuestados la situaron en primer lugar, seguida por la reina Victoria, con el 12% de los votos.

Reinar sin necesidad de gobernar. Hoy en día, el Reino Unido funciona bajo un sistema de monarquía constitucional, por lo que el rey o reina actúa como Jefe del Estado, pero la atribución de redactar y aprobar leyes recae en un parlamento elegido democráticamente. Políticamente, el monarca debe permanecer neutral. El politólogo Vernon Bogdanor describe este hecho de la siguiente forma: los soberanos “reinan pero no gobiernan”.

Muchos de los poderes que un día atesoró la corona recaen hoy en día en la figura del primer ministro, entre ellos la potestad de declarar una guerra o firmar tratados internacionales sin control parlamentario. Sin embargo, aún tienen numerosos privilegios. Al igual que la prerrogativa real permite al monarca ejercer poderes en circunstancias excepcionales, la inmunidad soberana implica que no puede ser declarado culpable de un delito. La Corona, además, está exenta de cumplir las leyes fiscales y de propiedad que sí se aplican a los demás ciudadanos.

Durante siglos, mucha gente ha argumentado que Gran Bretaña debería convertirse en una república. “El principal argumento para abolir la monarquía es que en la constitución de una sociedad democrática no debería haber espacio para una institución antidemocrática”, dice Graham Swift, director ejecutivo del grupo antimonárquico República.

En 2013, una encuesta dirigida por ComRes encontró que sólo el 9% de la gente esperaba que Gran Bretaña se convirtiera en una república en un futuro próximo. Eso sí, cuando fueron preguntados acerca de si la monarquía ofrecía un buen valor añadido teniendo en cuenta lo que le costaba a las arcas nacionales, más de 40% de los encuestados contestó que no. Y es que la familia real británica le cuesta a los contribuyentes alrededor de 300 millones de libras -410 millones de euros- anuales.

Autores

Deutsche Welle