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La difícil posición en que quedó Evo Morales tras la crisis por el precio de las gasolinas
Miércoles, Enero 5, 2011 - 17:49

En un fugaz lapso de cinco días, entre la Navidad y la noche del 31 de diciembre, el mandatario boliviano aprobó y debió derogar un alza de 83% en los carburantes, tras enfrentar violentas manifestaciones en contra de la medida.

La Paz. El violento rechazo en Bolivia a un aumento de combustibles puso inesperadamente en jaque al liderazgo del presidente Evo Morales y dejó al desnudo las enormes restricciones que deberá enfrentar en el futuro a la hora de tomar medidas impopulares.

En un fugaz lapso de 5 días, entre la Navidad y la noche del 31 de diciembre, el mandatario izquierdista aprobó y debió derogar un alza de 83% en los carburantes luego de ser sitiado por las poderosas y complejas organizaciones sociales que ayudaron a encumbrarlo hace casi 5 años.

Quemadas la imagen de fortaleza presidencial y la creencia generalizada de que Morales era el dique que evitaba un desborde social, 2011 arrancó en Bolivia bajo una amenaza de inestabilidad, dijeron analistas.

"El gobierno se ha metido en una encrucijada, cualquier decisión que tome o no tome va a tener costos políticos para él", dijo Jorge Lazarte, catedrático universitario que estuvo ligado en años recientes a la oposición centrista.

Antes de dar marcha atrás, Morales intentó calmar las aguas con un aumento salarial de 20% para sectores clave de la economía, y defendió su medida porque permitía eliminar un costoso subsidio estatal a la vez que estimulaba la inversión petrolera y limita el contrabando.

Pero ante el recrudecimiento de las manifestaciones aceptó que deberá negociar con la dirigencia social antes de revivir lo que definió como un inevitable aumento de los combustibles.

"No tiene idea clara de lo que hay que hacer de ahora en adelante. Decir que es el pueblo el que va a señalarle (qué hacer) es dejar su condición de gobierno", dijo Lazarte.

Para el analista político Carlos Cordero el incidente "puso en evidencia que este gobierno todavía es débil" y que el líder indígena ya no luce como el político combativo que arrasó en las contiendas electorales de los pasados cinco años.

"Los movimientos sociales han demostrado que tienen capacidad de movilización y de influencia y cuando tienen una causa pueden limitar al Gobierno", señaló.

Sin contrapeso. Pero pese a la virulencia de las protestas de fin de año, que recordaron las más graves de 2003 y 2005 que derrumbaron dos gobiernos de sesgo liberal, no hay quien pueda sacar rédito de los costos políticos que está pagando Morales.

Ni en la oposición ni en los movimientos sociales despuntan líderes que puedan contrapesar el proceso de cambio socialista que Morales prometió profundizar tras su reelección hace un año con un récord de 64% de votos.

"No es suficiente salir a las calles y criticar al gobierno para convertirse en un líder político. Hoy hay muchas figuras que quieren capitalizar la movilización y el descontento para sí mismos, pero este éxito puede ser efímero", dijo Cordero.

Morales, seguidor del venezolano Hugo Chávez y del cubano Fidel Castro, pudo haberse puesto él mismo el cerco cuando dijo que cumplía su promesa de "gobernar obedeciendo al pueblo" como justificación para anular el reajuste y negó ser un rehén de los sindicatos y movimientos sociales.

"Yo salvo mi responsabilidad con Bolivia y ante la historia. Ahora toca a los movimientos sociales, a sus dirigentes y al pueblo boliviano" decidir un eventual nuevo "gasolinazo", dijo este martes a corresponsales internacionales.

Transformación. En su mandato, Morales logró aprobar leyes que transformaron los poderes judicial y electoral y puso en vigencia el primer régimen de autonomías del país y dio acceso privilegiado a los indígenas en los puestos de poder.

En las tres primeras semanas de diciembre, la popularidad de Morales alcanzó su máximo con la promulgación de una generosa reforma de pensiones, seguida por un drástico cambio que declaró obligatoria la escuela secundaria.

A la fortaleza política se sumaba un crecimiento del PIB 2010 en torno a 4%, una inflación de poco más de 6% -frente a 0,26% del año previo-, exportaciones cerca de un récord de US$7.000 millones, y reservas internacionales de casi US$10.000 millones.

Pero seguían las importaciones de combustibles líquidos, con sus agujeros de subvención, contrabando y corrupción, que el mercado mandaba a cortar.

"Morales creyó entonces que tenía la fuerza suficiente para un 'gasolinazo' que el país había esquivado por casi una década y que él mismo rechazó antes por neoliberal", opinó Vicente León, experto de una fundación de estudios de comunicación.

"El Gobierno ha salvado su gobernabilidad porque la espiral de violencia que se venía podía terminar con un pedido generalizado de renuncia del presidente (...) ahora los movimientos sociales tienen la palabra", concluyó Cordero.

Autores

Reuters