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Las Farc viajan hoy a Bojayá a pedir perdón por masacre
Domingo, Diciembre 6, 2015 - 12:37

Guerrilla y gobierno harán un reconocimiento de responsabilidad por los hechos del 2 de mayo de 2002, en los que 79 personas que se refugiaban de la guerra en una iglesia murieron debido a un cilindro bomba lanzado por las Farc.

Bogotá. Es tal vez una de las historias que mejor refleja la barbarie de la violencia en Colombia. De las que más le duelen al país, porque puso en evidencia el abandono sistemático al que era sometido un pueblo y desnudó la inobservancia de las alertas emitidas sobre inminentes choques entre guerrilla y paramilitares con niveles de riesgo elevados para la población civil.

Una historia de las que más se avergüenza Colombia, porque demostró que, dolorosamente, el país se había acostumbrado aprender geografía a punta de atentados, tomas guerrilleras, masacres paramilitares y emboscadas de mafiosos o agentes estatales corruptos. Como ocurrió con Patascoy, Guaitarilla, El Salado o Macayepo.

Y una historia que puso en evidencia que la vieja contradicción entre los medios y los fines en el conflicto colombiano hacía mucho rato que había sido resuelta a favor de los primeros. Por eso fue que crearon el caballo bomba, el burro bomba, la bicicleta bomba, el carro bomba y, claro, el cilindro bomba. Con semejante arma no convencional fue que las Farc cometieron, el 2 de mayo de 2002, una de las masacres más dolorosas que recuerden el país y por la cual incluso ya tuvieron que pedir perdón el año pasado, cuando Leyner Palacios, uno de los representantes de las víctimas de Bojayá les dijo en Cuba a los miembros del equipo negociador de la guerrilla que reconocieran su responsabilidad en los hechos.

"Este hecho nos ha dolido en el alma guerillera", respondió Alias Pablo Catatumbo, uno de los voceros de las Farc en la mesa de diálogos, quien atribuyó la tragedia al "infortunio" del desvío de una de las pipetas bomba lanzada por la guerrilla.

Lo que en realidad pasó fue que en los últimos días de abril de 2002 los paramilitares, al mando de alias el "Alemán" comenzaron a copar las zonas de influencia de las Farc sobre el río Atrato gracias a un despliegue de más de 250 hombres que comenzaron a moverse por la zona sin ningún tipo de control por parte de las autoridades estatales.

La Defensoría del Pueblo advirtió sobre la inminencia de un choque de gran escala entre los actores armados ilegales, pero ni el Ministerio de Defensa ni las demás entidades a las que pidió ayuda adoptaron medidas a tiempo, por lo que los paramilitares llegaron hasta el casco urbano de Bellavista, en Bojayá, y se atrincheraron junto a la iglesia. El primero de mayo comenzaron los combates y al día siguiente las FARC comenzaron a lanzar cilindros bomba (armas artesanales proscritas por el derecho internacional y elaboradas con pipetas de gas cargadas de metralla) el tercero de los cuales cayó sobre la iglesia en la que se refugiaba casi un centenar de personas. Como consecuencia de dichos actos violentos, por lo menos 79 personas murieron y más de 100 resultaron heridas.

Por dichos hechos las comunidades afro descendientes e indígenas de la zona señalan como responsables a las Farc (por lanzar el cilindro bomba), los paramilitares (por no respetar su neutralidad en el conflicto y meterse al casco urbano e incluso a los sitios religiosos) y al Estado, por la omisión de su función de protegerlos, pese a que había alertas que advertían sobre la tragedia. De hecho, el Estado colombiano ya fue condenado por la muerte de dos de las Víctimas de Bojayá.

Según Leyner Palacios, la tragedia fue tan dolorosa que no basta conque la guerrilla pida perdón desde Cuba, sino que se necesita que cada una de las familias que tuvieron que salir de la zona por la violencia pueda de vedad estar convencida de que aquello del arrepentimiento guerrillero es más que un discurso.

Es en ese contexto que se celebrará hoy el acto de reconocimiento de responsabilidades de las Farc a las comunidades afrocolombianas e indígenas de Bojayá, Chocó, acto que será de carácter privado y se celebrará en Bellavista vieja (lugar de la tragedia), sin presencia de medios de comunicación, por respeto al dolor de las víctimas.

La ceremonia será más bien corta y contará con discurso por parte de las Farc, el gobierno y las comunidades locales. Luego habrá un espacio para alabaos, cantos corales del Pacífico colombiano que exaltan alabanzas religiosas. El Comité por los derechos de las víctimas de Bojayá hará registro visual del acto.

Pero, ¿qué es lo que se busca con este tipo de encuentros? Que las Farc comiencen a dar los pasos necesarios hacia el reconocimiento de sus afectaciones a la población civil y que avancen también hacia la construcción de puentes con las comunidades afectadas a fin de iniciar procesos de reconciliación que, como dice Leyner Palacios, en muy buena medida dependen de que las comunidades identifiquen como sinceros los discursos guerrilleros de arrepentimiento.

Mañana lunes habrá una rueda de prensa en Bogotá, a instancias de la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, una de las gestoras del encuentro en Bojayá.

Autores

ELESPECTADOR.COM