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Las promesas rotas de Barack Obama
Jueves, Septiembre 6, 2012 - 16:53

Si bien los logros económicos responden a un sinnúmero de variables, muchas de ellas imprevistas, como concuerdan los analistas, es en otros sectores donde las promesas vacías causan más desazón.

Hace cuatro años la energía de la Convención Nacional Demócrata era distinta y el país se llenaba de júbilo sólo con pensar en la posibilidad de llevar por primera vez a un afroamericano a la Casa Blanca. Sus promesas se elevaban como los principios rectores para una nueva era en la historia de Estados Unidos. Hoy, cuatro años después, la suerte de quien hace poco fuera el mesías del país más poderoso del mundo recae en manos de aquellos electores indecisos que, con lista en mano, le hacen interventoría al sinnúmero de promesas incumplidas.

El 28 de agosto de 2008 en Denver, Colorado, Barack Obama, el joven y meteórico senador por el estado de Illinois subió al estrado con un minucioso plan. Prometía encarrilar al país económicamente, a la vez que reconciliar a su gente y a los pueblos trastornados por el paso de la guerra preventiva del gobierno de George W. Bush. Inyectar la economía e invocar los derechos humanos y la justicia para recobrar la autoridad internacional eran la consigna. Esa noche, tales juramentos llenaron de esperanza a miles de personas dentro y fuera de Estados Unidos.

Sin embargo, como suele ocurrir en el mundo de la política, muchas promesas quedaron sólo en palabras. En lo económico no alcanzó, como lo había prometido, a cortar en un 50% el déficit de la nación para finales de su primer período, ni a realizar una reforma al sistema financiero para evitar los abusos que llevaron a las crisis de 2007, como tampoco alcanzó a crear los cinco millones de empleos en el sector energético ni logró sacar de la pobreza a los dos millones de estadounidenses. Con el desempleo rondando el 8,4%, el nivel más alto y sostenido en la última década, el déficit fiscal rozando los 15 trillones de dólares, cuatro más desde que llegó a la Casa Blanca, y con más de 46,2 millones de personas viviendo bajo el índice de pobreza, los resultados son pobres.

Si bien los logros económicos responden a un sinnúmero de variables, muchas de ellas imprevistas, como concuerdan los analistas, es en otros sectores donde las promesas vacías causan más desazón. El presidente lo reconoció. Cuando le preguntaron durante una entrevista en KKTV, cadena local de Colorado (oeste), sobre la calificación que daría a su gestión de la economía, Obama respondió: “Diría que es insuficiente”. El presidente, en plena campaña de cara a las presidenciales del 6 de noviembre, en las que se medirá a su rival republicano, Mitt Romney, agregó momentos después: “Las medidas que tomamos para salvar al sector automotor, para lograr que los estudios superiores sean más accesibles, para invertir en las energías limpias (...) son cosas que necesitaremos para el crecimiento a largo plazo”.

El presidente llega a la cita demócrata a Charlotte con una difícil misión: convencer a un electorado decepcionado y escéptico de que merece cuatro años más en la Casa Blanca. Pero las críticas en el bando republicano se hacen cada vez más fuertes. “Tras cuatro años de presidencia, ¿es ‘insuficiente’? ¿El presidente le pide paciencia a la gente?”, exclamó Paul Ryan, candidato a la vicepresidencia de Romney.Una controversia que recuerda una pregunta que le hizo el republicano Ronald Reagan a Jimmy Carter y que causó mucho eco en 1980: “¿Mejoró su situación en estos cuatro años?”. El demócrata Carter no obtuvo entonces un segundo mandato.

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En 2010 Obama firmó una extensión por cuatro años del controvertido Plan Patriota, que tanto fustigó durante su campaña a la presidencia y el cual había prometido derogar. Este plan permite implementar medidas extremas para combatir el terrorismo, como detenciones indefinidas sin cargos judiciales, métodos discrecionales de interrogación a sospechosos e intercepciones telefónicas, así como la existencia de centros de detención por fuera de los Estados Unidos.

Es más, aun sin haber cumplido su promesa de cerrar la cárcel de Guantánamo y lo que ésta representa en materia de derecho internacional, Barack Obama, galardonado con el premio Nobel de la Paz, se ha convertido en estos tres años y medio en el presidente que mayor número de aeronaves tripuladas a distancia por computador ha usado en la lucha contra el terrorismo. Con más de 300 ataques usando este tipo de aeronaves, cinco veces más que en el gobierno de George W. Bush, su administración se mantiene en el ojo del huracán de las organizaciones de derechos humanos del mundo entero, que hablan de 881 víctimas civiles, entre ellas la muerte de 176 menores de edad debido a este tipo de acciones en Pakistán, Yemen y Somalia.

“¿Presidente del cambio, de la paz? Para nada. Este gobierno sigue cometiendo los mismos abusos de la administración pasada. Eso por no hablar de lo que se está haciendo en materia electoral con el tema migratorio”, asegura Adam Booker, estudiante de derecho de la Universidad de Nueva York. “No sé qué podrá decir el presidente en su discurso de mañana para hacernos olvidar todas sus promesas. Veo muy difícil que le vuelva a dar mi voto”, asegura el joven de ascendencia latina. Pero Obama todavía tiene argumentos para convencer: el mensaje del discurso que pronunciará el jueves en la noche se concentrará en que los estadounidenses vean que no se ha llegado a la meta, pero que se avanza, aunque lentamente.

*Fotografías: Xinhua.

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ELESPECTADOR.COM