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Los "33" mineros de Chile a un año del accidente: entre el insomnio y la subsistencia
Viernes, Agosto 5, 2011 - 12:07

Fueron recibidos con fama, viajes y regalos, pero a un año del accidente, el 5 de agosto de 2010 y que los tuvo 69 días bajo tierra, muchos de los 33 mineros rescatados en Chile aún luchan contra dos fantasmas: el insomnio que les dejó el encierro y las dificultades para sobrevivir en la superficie.

Copiapó, Chile. Fueron recibidos con fama, viajes y regalos, pero a un año del accidente que los tuvo 69 días bajo tierra, muchos de los 33 mineros rescatados en Chile aún luchan contra dos fantasmas: el insomnio que les dejó el encierro y las dificultades para sobrevivir en la superficie.

Rescatados tras un maratónico operativo que los trajo de las entrañas de la tierra en octubre del 2010, los mineros se sometieron a tratamientos médicos y psiquiátricos.

Y si bien sólo siete continúan con atención psicológica, varios tienen problemas para reponerse del trauma tras el accidente y sufren síntomas como irritabilidad, pesadillas, ansiedad y dolores en el cuerpo.

"Aunque uno no quiera, está latente ese recuerdo y de ahí vienen pesadillas y dolores de cabeza (...) Es una sensación extraña en las piernas que me dan deseos de levantarme y salir corriendo, como una desesperación", dijo a Reuters Mario Gómez, el mayor de los mineros rescatados.

Gómez, quien aún recibe tratamiento psicológico, recuerda que mientras estaba bajo tierra una de las cosas que más extrañaba era su cama. Ahora, sólo puede dormir dos horas y despierta todos los días a las 3 de la madrugada.

"Yo creo que somos los 33 que estamos con ese problema, muchos dicen que están bien pero parece que no están tan bien. Es un proceso largo del que va a costar mucho salir (...) El trauma que nosotros sufrimos es demasiado fuerte", comentó.

Algunos de los mineros trabajan dando charlas en base a su experiencia. Otros fueron invitados a programas de televisión en distintas partes del mundo, como el minero admirador de Elvis Presley, Edison Peña, quien corrió la maratón de Nueva York y cantó en el show de David Letterman.

Todos visitaron sitios como Disneyworld o la Tierra Santa, recibieron regalos y ofertas millonarias para contar su historia en libros y películas en Hollywood.

Sin embargo, dicen que no hicieron dinero con su historia, que son varios los que aún están desempleados y que no se sienten del todo integrados a la sociedad.

"Nos vamos a sentir completamente reinsertados una vez que empecemos a hacer una vida más normal, que los compañeros que están buscando trabajo lo consigan", apuntó Omar Reygadas, uno de los 33 rescatados.

Sobrevivir. En Copiapó, la ciudad más cercana a la mina donde se produjo el accidente, dos de los operarios rescatados, Darío Segovia y Osmán Araya, pusieron hace tres meses puestos para la venta de verduras en una plaza.

Ahí trabajan junto a sus familias y rechazan lo que algunos de sus compañeros califican como una especie de "mito" en torno a la riqueza de los mineros.

"Soy nomás un minero que me tocó una desgracia y lo he pasado súper mal, dinero no hay, yo no tengo plata, lo que tengo son las ganas de trabajar y salir adelante", dijo Segovia.

En su casa de madera, cemento y techo de chapa, coexisten las bolsas de la verdura de su negocio con una virgen de Fátima enviada desde Portugal y el casco que usó en la mina con la firma de sus compañeros.

Su esposa recuerda todos los detalles de la noche en que se enteró del accidente, el mismo día en que una de sus tres hijas estaba de cumpleaños.

"Se me viene todo a la cabeza de nuevo. El día más difícil fue el día que nos enteramos y no llegaba. Nos enteramos por la radio (...) Yo tenía la mesa lista, los vecinos vinieron para acá", recuerda Jessica Chilla.

A metros del puesto de Segovia, Araya también intenta dejar atrás su pasado de minero, vendiendo frutas y verduras.

Su mujer, Angélica, quien lo ayuda con las ventas, dice que está distinto desde que salió de la mina. Pero él se ríe y dice que no es por la mina sino por el cansancio de su nuevo trabajo.

"Es un trabajo bien sacrificado, nos levantamos a las 5 de la mañana. Hay días buenos y malos, pero recompensa los gastos. Al menos nos sirve para sobrevivir", comenta Araya.

De héroes a personas. El viernes, los mineros realizarán una celebración religiosa para conmemorar la fecha del accidente, en la que se espera la visita del presidente de Chile, Sebastián Piñera, quien vio tras el rescate un repunte de su popularidad, ahora hundida por protestas estudiantiles y criticas a su Gobierno.

Al igual que en las encuestas, en la plaza central de Copiapó ya no quedan rastros de la euforia del rescate y no se ven las camisetas con inscripciones de los 33, cascos y banderas que la poblaban durante octubre pasado.

Tampoco están los carteles con el "Fuerza Mineros" que se repetían en la ciudad, ni los cientos de periodistas que poblaron el lugar tras el momento del rescate.

"Ya pasó la emoción del principio, la gente ya no los mira como los miraba antes, como héroes, ahora los ve como personas", dijo Sergio Alfaro, quien vende bebidas y galletas en un puesto en el centro de Copiapó.

Muchos pobladores criticaron la decisión de 31 de los 33 mineros de presentar una demanda millonaria al Estado por la falta de fiscalización de la mina.

Para algunos como Reygadas, lo peor es el recuerdo de esos días encerrados en un espacio oscuro, húmedo, con altas temperaturas y sin la certeza de que serían rescatados.

"Anoche no dormí más de dos horas, se me vinieron un poco a la mente esos días que estuvimos viviendo dentro de la mina", señaló Reygadas.

Autores

Reuters