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Los riesgos que enfrentará Rousseff en la segunda vuelta presidencial de Brasil
Lunes, Octubre 4, 2010 - 08:18

Rousseff, una pragmática izquierdista del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), aún es la favorita para ganar el balotaje, pese a no haber logrado la mayoría de votos válidamente emitidos para cantar victoria en la primera vuelta de este domingo.

Sao Paulo. Las elecciones presidenciales de Brasil tendrán su segunda vueltael 31 de octubre, una circunstancia que entraña riesgos tanto para la candidatafavorita, Dilma Rousseff, como para la economía local.

Rousseff, una pragmática izquierdista del oficialista Partido de losTrabajadores (PT), aún es la favorita para ganar el balotaje pese a no haberlogrado la mayoría de votos válidamente emitidos para cantar victoria en laprimera vuelta de este domingo.

Sin embargo, sufrirá la intensificación de los ataques de su principalcontrincante, el candidato de la oposición José Serra, y podría tener queenfrentar nuevas revelaciones de escándalos de corrupción dentro de su partido.

Si no logra ganar el apoyo de la candidata del Partido Verde, Marina Silva,quien inesperadamente ganó fuerza en la primera vuelta a expensas de Rousseff,la postulante del oficialismo podría tener problemas en el balotaje.

Una potencial alianza del Partido Verde con el Partido de la Social DemocraciaBrasileña (PSDB) de Serra podría convertir al balotaje en una carrera mucho máscerrada, aunque la mayoría de analistas cree que el voto de los seguidores dela medioambientalista podría dividirse entre ambos candidatos. Incluso, siSilva decide respaldar a Serra.

Una victoria en primera vuelta podría haber dado un fuerte mandato popular aRousseff, una tecnócrata de carrera que nunca había sido candidata electoral ycuya base ha sido casi totalmente el apoyo que le ha brindado el presidenteLuiz Inácio Lula da Silva.

Rousseff se enfrentará a un mayor escrutinio de los medios de comunicación ya una renovada campaña de Serra. El equipo de su rival político tratará deempañar su imagen como una capacitada administradora e intentará pintarla comoun ideóloga que dirigirá a Brasil más a la izquierda que Lula.

Esos ataques podrían no dar vuelta el resultado final, pero contribuirían aque la victoria de Rousseff sea ajustada, algo que podría debilitarla a losojos tanto de la oposición como de los miembros de su propia coalición de 10partidos.

Un mandato debilitado podría conllevar problemas para una líder que carecedel carisma de Lula. Rousseff se ha comprometido a reformar el oneroso sistematributario de Brasil, pero para aprobar esa y otras reformas necesita el apoyoinquebrantable de una coalición que tiene miembros indisciplinados que frustraronprevias iniciativas legislativas de Lula.

Bajo la alfombra del PT. Laextensión de la campaña dará a los partidos de la oposición y a los medios decomunicación de Brasil la oportunidad para desenterrar nuevos episodios decorrupción dentro del Partido de los Trabajadores de Rousseff.

El peor escenario para esa fuerza sería un escándalo aún peor que eldevelado por la revista Veja hace cuatro semanas sobre Erenice Guerra, sucesorade Rousseff como jefe de Gabinete del Gobierno de Lula, acusada de tráfico deinfluencia para obtener contratos de obras públicas para firmas ligadas a suhijo. Guerra ha negado las acusaciones, pero renunció tras el escándalo.

El estallido de un escándalo de gran magnitud que salpique directamente aRousseff sería eventualmente el único escenario en el cual perdería frente aSerra.

Sin embargo, la aparición de un episodio de corrupción de menor escala puedecausarle problemas de imagen y tensiones internas dentro un partido que ha sidorepetidamente acusado de tácticas sucias desde que asumió el poder en el 2003.

Un escándalo de compra de votos obligó a varios líderes del partido adimitir en el 2005 y casi llevó a un juicio político en contra de Lula.

Gasto, gasto, gasto. Otras cuatrosemanas de campaña probablemente pesen sobre las cuentas fiscales de Brasil,las cuales ya están deficitarias puesto que el Gobierno de Lula pasó la mayorparte de este año tratando de impulsar la candidatura de Rousseff usando fondosen programas públicos.

El gasto ha superado la recaudación de impuestos, pese a la florecienteeconomía de Brasil. El superávit presupuestario primario, medida del gasto queexcluye los pagos de deuda, fue de sólo un 2,01% del Producto Interno Bruto(PIB) en los 12 meses hasta agosto, lo que implica que el Gobiernoprobablemente no cumpla su meta del 3,3% del PIB para el 2010 sin métodoscontables creativos.

Pese a que es improbable una crisis fiscal importante debido a larelativamente baja deuda de Brasil y al fuerte flujo de inversión, un informereciente de Raymond James puso de relieve varios riesgos: las tasas de interés,que están entre las más altas del mundo, podrían seguir en ese nivel mientrasel despilfarro del gasto público absorbe el crédito que pudiera haber estadodestinado al crédito privado. El banco también advirtió que el estímulo fiscalpodría representar una presión alcista sobre la moneda brasileña, el real, queya es visto como sobrevaluado.

Algunos economistas advierten que Rousseff como eventual presidenta tendráque hacer un mejor trabajo para controlar el gasto que Lula hizo en su últimoaño, si Brasil está en capacidad de disponer de los fondos para los proyectosde infraestructura necesarios en los próximos años.

Autores

Reuters