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Marcha convocada por central de trabajadores chilena pone más presión a Piñera
Jueves, Agosto 25, 2011 - 17:38

Las movilizaciones convocadas por el mayor grupo sindical del país fueron respaldadas por miles de estudiantes y universitarios, que reclaman reformas al sistema educativo, lo que redobló la presión sobre el gobierno del presidente Sebastián Piñera, golpeado por un desplome de su popularidad.

Santiago. Masivas marchas en Santiago y otras ciudades de Chile marcaron este jueves el segundo día de un paro general por demandas laborales, lo que contrastó con una ola de saqueos, escaramuzas y cacerolazos, que no dañaron a sectores económicos clave del país.

Las movilizaciones convocadas por el mayor grupo sindical del país fueron respaldadas por miles de estudiantes y universitarios, que reclaman reformas al sistema educativo, lo que redobló la presión sobre el gobierno del presidente Sebastián Piñera golpeado por un desplome de su popularidad.

"Ustedes en un año y medio perdieron la votación (conseguida) y tienen que ser más humildes y escuchar al pueblo, a ese pueblo que salió hoy. No sean arrogantes ni soberbios (señores del Gobierno)", dijo el líder de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Arturo Martínez.

"Esta jornada tiene una cuestión de fondo. Hemos dicho que no nos gusta el Chile que tenemos, que no compartimos el Chile que se ha venido construyendo (...) sin embargo tenemos la impresión que el Gobierno todavía no escucha", agregó el dirigente al realizar un balance de la jornada.

Según los convocantes, esta fue la mayor movilización realizada desde el retorno a la democracia, con más de 600.000 personas que participaron en las distintas manifestaciones, mientras que la policía no había revelado sus cálculos.

Con banderas chilenas, pancartas y bailes folclóricos, miles de manifestantes, entre quienes destacaba un actor que representaba al ex presidente socialista Salvador Allende, recorrieron bajo un ambiente festivo las calles de Santiago.

La Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) dijo que más del 80% de los trabajadores públicos paralizó sus actividades, mientras que el gremio que agrupa a las firmas industriales (Sofofa) dijo que la asistencia de sus trabajadores fue del 97%.

Disturbios antes y después de la marcha. Pero los actos del jueves, liderados por la CUT -el mayor grupo sindical del país-, finalizaron con violentos choques entre encapuchados y la policía, que utilizó carros lanza agua y gas lacrimógeno para disolver protestas en la capital y otras ciudades.

En algunos puntos de Santiago, la policía y jóvenes se enfrentaron a palos, mientras otros funcionarios desactivaron intentos de saqueos a sucursales de algunos bancos. Una iglesia también fue dañada.

"Los llamados a parar un país sabiendo que se van a generar episodios de violencia, nos hacen preguntarnos qué ha ganado Chile con este paro de dos días que ha dejado compatriotas heridos a bala, establecimientos de comercio saqueados, autos quemados, calles destruidas", dijo el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter.

Los disturbios de este jueves fueron antecedidos por saqueos, barricadas y escaramuzas durante la noche del miércoles y hasta la madrugada, en una jornada vista por el gobierno como de "destrucción".

En los dos días de paro, un hecho que no ocurría en 20 años, más de medio millar de personas fueron detenidas y decenas de policías y civiles resultaron heridos.

Las manifestaciones afectaron mayormente al comercio minorista y el transporte público. Pero analistas no ven un mayor impacto en la economía de la nación minera, cuyo crecimiento estimado para este año es de 6% a 7%.

Las movilizaciones "podrían tener un efecto en el corto plazo por temor, más que nada (...). No hace mucho sentido que haya efecto en la inversión extranjera", dijo Fernando Soto, analista de la correduría Banchile.

Sindicatos mineros del mayor exportador mundial de cobre dijeron que las faenas han operado sin inconvenientes y el transporte público, los bancos y comercios han prestado sus servicios.

El gobierno advirtió que las protestas podrían haber costado hasta US$200 millones diarios, principalmente por el retraso en las prestaciones de servicios públicos y menores ventas del sector comercio.

Autores

Reuters