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Máximo Pacheco, ex ministro de Energía de Chile, ¿un candidato en campaña?: "Claro, puede ser... que cada uno le ponga el nombre que quiera"
Viernes, Julio 20, 2018 - 17:21

El exitoso secretario de Estado del gobierno de Michelle Bachelet se encuentra en pleno tour por el país para promocionar su libro “Revolución Energética”, un set de artículos que repasan logros en energías renovables y medidas que debilitaron el oligopolio de la honónima industria. Ocasión en la que aprovechó de hablar con AméricaEconomía sobre su lealtad al socialismo y a la figura controversial del ex presidente Ricardo Lagos, como de su amistad con Andrónico Luksic y del legado de Lula.

-¿Cómo describe el sector energético de Chile?

-El sector energético es una industria muy intensa en capitales, o sea, en lenguaje simple, hay mucho dinero de por medio. Por lo tanto, muchos intereses, legítimos muchos de ellos, pero que no necesariamente coinciden con los de los ciudadanos.

-¿Cómo fue el empoderamiento que usted recibió para poder bajar los precios de las tarifas eléctricas?

-Al nombrarme la ex presidenta Michelle Bachelet en el cargo, de inmediato sentí un respaldo muy importante por parte de ella. Tú usaste la palabra "empoderado", pero tengo mis dudas con respecto a su significado...

-Me refiero a entregarle una cuota de poder a alguien para que pueda realizar cambios considerables.

-Puede ser. La presidenta delegó y confió mucho en mí, porque ella percibió inmediatamente que dentro del ministerio teníamos un muy buen equipo. La clave fue empujar políticas públicas robustas en lo técnico, pero también con mucha participación ciudadana, para darle legitimidad social a la política pública.

-¿Cómo enfrentó el poderoso lobby de la industria eléctrica?

-Si miras el año 2013, previo al último gobierno de Bachelet, tuvimos licitaciones entre generadores y distribuidoras que se declararon desiertas. Entonces, la clave para darle nueva vida al sector fue la creación de una ley de facilitación que trajo competencia al mercado; conseguimos una rebaja de 60% en el precio de las licitaciones, lo que finalmente se vio reflejado en menores precios hacia los consumidores.

-¿Sintió alguna presión al comenzar el plan para bajar las tarifas eléctricas?

- Solo la presión de hacer mi trabajo.

-Pese a lo positivo de su gestión, también hay críticas. Una de las más importantes fue no haber dejado una ley de asociatividad. Es decir, que las comunidades puedan generar soluciones energéticas acordes a sus realidades y tener participación en un proyecto energético que los afecte, en etapas previas, y no cuando este ya esté concretado.

-Este es un punto fundamental, porque para un desarrollo de un proyecto de inversión tenemos que entender que existe una enorme brecha de información entre la empresa y las comunidades. Es por ello que se construyen fantasmas que tienden a una incomunicación y con ello se generan prejuicios y, al final, lo que se tiene es una oposición muy fuerte. Entonces, la base de una buena gestión en este tipo de proyectos es que consigamos cerrar la brecha de esa información. 

-Pero teniendo un diagnostico tan claro y estando bien empoderado, ¿por qué no logró cerrar esa brecha?

-Pudimos un poco. Nuestros proyectos y políticas siempre fueron desde un inicio muy dialogantes, pero a la larga… es aquí donde remarco el rol del Estado: garantizar y ser el regulador de un buen proceso de diálogo entre las empresas y las comunidades, para el desarrollo exitoso de los proyectos.

-¿Considera que pudo dejar normas más claras para que un mercado tan competitivo como el de la energía pueda ser mejor y más transparente?

-Bueno, acá hay muchos sectores jugando en este mercado. Si vemos las últimas licitaciones, se ha llegado a 80 ofertas, lo que habla por sí solo de su competitividad. Y si vemos desde el punto de las tecnologías, también ha incrementado su competencia. Mira lo que ha pasado con fuentes como la eólica o la solar. 

-¿Y en el mercado de distribución eléctrica?

-Ah, bueno, eso es otra cosa. Ahí sí falta competencia y lo que hay ahí es una competencia imperfecta, sin duda.

-¿Intentó acabar con los oligopolios dentro del sector?

-Para evitar oligopolios necesitamos una rápida revisión de la regulación, para enfrentar básicamente dos temas: primero, que haya competencia; y segundo, en un mundo donde hoy nos debemos a la eficiencia energética, tenemos que asegurarnos que el interés de los ciudadanos esté alineado con el interés de las distribuidoras. 

-Porque tras los oligopolios vienen las colusiones, que lamentablemente se han multiplicado en el país.

-Hoy no nos queda otra que estar muy atentos y vigilantes desde la política pública, para enfrentar la colusión, la falta de competencia, la excesiva concentración económica. Hoy, Chile es un mercado pequeño, si lo miramos de afuera, donde hay muchos sectores que están oligopolizados. Por ello la importancia fundamental que tiene el Estado de garantizar que haya competencia en el mercado y castigo a las malas prácticas.

CUOTAS AL DÍA

-¿Habría firmado la carta de apoyo a Lula, como lo hizo la ex presidenta Bachelet?

-No.

-¿Qué le parece Lula, como político?

-Me encanta, he estado muchas veces con él, en Brasil. 

-¿A pesar de todas sus acusaciones de corrupción?

-Sí, claro. Yo creo que Brasil es un país muy desigual y me parece notable que se elija presidente a un ex obrero metalúrgico que tuvo su primer par de zapatos a los 14 años.

-Ha hablado mucho del rol del Estado y eso siempre genera nerviosismo en el sector privado. ¿Aún se considera socialista?

-Soy socialista, militante del Partido Socialista, activo y con mis cuotas al día.

-¿Qué tipo de socialista es usted?

-El mismo que siempre ha sido el estilo del Partido Socialista, desde su fundación. Con eso me refiero el asumir el compromiso de la construcción de una sociedad con mejores y mayores niveles de igualdad. No me siento identificado con una sociedad donde mande la ley de la cuna.

-¿Y el socialismo chavista?

-No, ese socialismo no me interesa para nada. Rechazo las formas en cómo Venezuela ha ido debilitando y comprometiendo su vida democrática. Por ello no estoy cómodo con lo que pasa en Venezuela.

-¿Cómo Andrés Manuel López Obrador?

-Él es una persona que ha sido caricaturizado ya por mucho tiempo, de que es un socialista de tipo populista, un líder con poca sustancia, en fin. Pero a mí me parece una persona con una buena trayectoria y, por sobre, que ha construido liderazgo, que viene con mucha fuerza y voluntad a combatir la corrupción en México.

-El éxito que ha tenido su libro (“Revolución Energética en Chile”) y la aprobación pública de su figura contrasta con la imagen que se tiene hoy de su amigo, el ex presidente Ricardo Lagos.

-Ricardo Lagos es una persona muy activa. Una figura que está muy vigente, dando conferencias y viajando por el mundo.

-Esa es una mirada. La otra es que asociarse con Lagos es firmar un funeral político, debido a la mala imagen de su gobierno en temas como educación, transporte público y la relación con el sector privado.

-Lo que pasa con Ricardo Lagos es que en el fondo es un presidente de Chile que pasó a la historia por sus logros y gestión.

-Usted no es de esos socialistas que niegan a Lagos…

-No, ¡cómo se te ocurre! Yo tengo una amistad con él de muchos años…

-Le pregunto por Lagos no solo por su cercanía personal, sino también porque hace muy poco se dio la resolución del "Caso Penta", en el cual se condenó, a sus dos principales formalizados, a "clases de ética empresarial". Y la despenalización de ese tipo de delitos fue bajo el gobierno del ex presidente.

-Yo tengo plena conciencia de que somos un país en plena formación, joven y lleno de desafíos, tareas pendientes y retrasos. Yo no tengo ninguna duda que quedan muchísimas cosas por hacer. Y bueno, como en el gobierno de Lagos se hicieron muchas cosas, te puedo decir con mucha propiedad que también hay varias otras que se dejaron pendientes.

-Lo curioso es que no es algo que no se haya hecho, sino algo que estaba hecho y se quitó. No es posible una pena de cárcel para los ejecutivos de grandes empresas. ¿Fue una ayuda al sector empresarial?

-Bueno, son cosas que justamente hoy se están conociendo. Temas como las AFP, el tema de la falta de competencia en los mercados, el financiamiento de la política... Lo central es cómo le podemos garantizar al país que efectivamente abusos como los que hemos visto, tengan una sanción real.

NINGUNA CARICATURA

-¿Cómo define la sociedad chilena que hoy tiene al frente?

-Hoy tenemos una sociedad mucho más exigente y más chúcara, por lo tanto, los dirigentes o líderes de hoy enfrentan una gran dificultad para leer los cambios que se producen en Chile. Estamos frente a fenómenos que van muy rápido; se puede ver eso en los debates de las redes sociales, los gustos al ver la televisión o Netflix. Hoy la ciudadanía es muy anti elite, porque está cansada de los abusos de poder.

-Y los cambios también llegaron a la política. La ex Nueva Mayoría, su conglomerado, si quiere volver a conquistar la presidencia, va a tener que acercarse al votante del Frente Amplio.

-Yo creo que el tema no es si nos acercamos o no al Frente Amplio, sino más bien cómo nos volvemos a reconectar con la ciudadanía. Hemos perdido cierta sensibilidad para procesar los cambios que se han producido en la sociedad chilena. Cambios que, por cierto, nosotros  impulsamos.

-¿A qué se refiere con "cambios que nosotros impulsamos"?

-A nuestra coalición. Desde ahí impulsamos cambios sociales importantes, que nacieron a partir de nuestro liderazgo, con nuestras ideas, propuestas y gestión. Pero la sociedad avanzó más rápido que nosotros.

-Usted se ha validado como una persona que aúna posiciones de forma transversal, tanto en su coalición como en el gobierno actual (de derecha). ¿Le gusta la política de los acuerdos?

-Definitivamente.

-Porque pareciera hoy que la postura en la política va hacia el lado de expresar opiniones claras, sin el cuidado de los acuerdos cupulares.

-El ser una persona que puede ser un catalizador no significa no tener posturas claras, sino que es creer en la importancia de la cooperación, de la colaboración. Ojo, que son los iluminados los que normalmente creen que pueden realizar los cambios solos, mostrando la antorcha y que el resto los va a seguir. Yo, personalmente, no creo en eso.

-Colusiones, uso de información privilegiada, abusos de poder, políticas monopólicas, entre otras cosas, han sido acusaciones que se han realizado en contra de su amigo Andrónico Luksic, uno de los más grandes empresarios de Chile y Latinoamérica. ¿Cómo ve esas críticas?

-Yo soy una persona que cree mucho en la contribución que pueden hacer los buenos empresarios al progreso del país. Es muy importante que los países tengan un buen sector empresarial. Es muy importante tener un país donde los empresarios sean respetados.

-No respondió la pregunta...

-Es indudable que han pasado tantas cosas en el país y la pérdida de confianza es muy grande, entre las instituciones y también entre nosotros mismos, donde todo se está cuestionando... Ahora, yo veo muy difícil que podamos seguir avanzando si no nos subimos todos a un carro común de búsquedas de un sueño de país más integrado. 

Usted lo ha señalado, yo tengo una relación de muchas décadas con Andrónico Luksic, lo conozco como persona. Es una amistad que heredé de mi padre. Ya ambos eran muy amigos y, por lo tanto, no me voy a sumar a ninguna caricatura que se pueda hacer de él.

-Usted ha declarado no ser opción para una futura candidatura presidencial. ¿Pero estaría dispuesto a asumir responsabilidades de liderazgo dentro de su coalición?

-Yo hoy estoy reuniéndome con estudiantes, empresarios, personas que me quieren escuchar a raíz de la publicación de mi libro. He recorrido Chile hablando sobre el tema de la energía. Quiero traer ideas al debate de hoy, y no voy a eludir ninguna responsabilidad que se me presente en el futuro.

- Lo que me describe es casi igual al trabajo de un candidato en campaña.

-Claro, puede ser... que cada uno le ponga el nombre que quiera.

Autores

Cristian Aránguiz