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México: conozca cómo Tijuana ha logrado levantarse con la ayuda de San Diego
Lunes, Diciembre 3, 2012 - 17:15

Con la violencia a la baja y nuevas inversiones productivas, Tijuana está dejando atrás su fama y consolidando un sofisticado entramado productivo con su vecina San Diego.

Las escaleras lúgubres parecieran descender a un pequeño infierno teñido de luces rojas con rock pesado en vivo; mientras uno baja el olor de la marihuana se mezcla con el del alcohol y el sudor, en una nube pegajosa que lo envuelve todo. El destino es el sótano, convertido en uno de los bares más famosos de Tijuana. Afuera el recorrido nocturno pasa por bares de ficheras, jovencitas que cobran unos US$5 por bailar una pieza musical. O bien por lugares como el Hong Kong y el Adelitas, bares de mujeres desnudistas llamadas teiboleras en el argot local. Hay decenas de ellas de todas las razas, tallas y medidas, recibiendo propinas de hasta US$100 por servicios inconfesables.

Al amanecer todo será diferente. Un día de trabajo en Tijuana puede ser tan vertiginoso como una noche de parranda, sólo que los oficios no se relacionan con el tequila y el sexo. La actividad de esta ciudad fronteriza, tan sólo en el sector de manufactura médica, representa 30.000 empleos a través de unas 41 empresas establecidas. Además, operan 29 empresas en la industria aeroespacial con más de 7.300 empleos, lo que representa el mayor número de empresas del sector en toda la franja Norte de México. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Tijuana se mantiene como la ciudad número uno en la industria maquiladora en el país.

A pesar de este dinamismo, no hay trabajo para todos. Es la razón por la que miles de mexicanos cruzan todos los días a las ciudades vecinas de San Ysidro y San Diego, en el margen sur de California. Tal es el caso de Frank, un estudiante de periodismo que todos los días labora en las tiendas outlets que están más allá de la frontera. Hasta hace tres meses tenía que salir de su casa dos horas antes de su horario de entrada al trabajo, ubicado tan sólo a 15 minutos a pie de la línea, como llaman los tijuanenses a la frontera.

Conurbano. La línea separa, de facto, un sólo tejido urbano formado por San Diego y Tijuana, cuya población conjunta asciende a 5,2 millones de personas.

Desde la firma del TLC en 1994, este conurbano binacional se ha transformado en uno de los centros de comercio más importantes de EE.UU., y en el cruce fronterizo más activo del mundo. Se estima que cada día pasan 50.000 autos además de 25.000 personas a pie. Antes de cruzar se recomienda consultar cuánta gente hay en la línea, para lo cual existen empresas especializadas en contarla. El servicio se da por teléfono o bien a través de las estaciones de radio. En un día promedio, a las nueve de la mañana, es posible ver en la garita a más de 1.000 personas formadas, mientras que, para cruzar en automóvil, el promedio es de 260 autos por puerta, más de 3.000 en total. Incluso pasada la medianoche se pueden ver autos cruzando.

Por la mañana hay que lidiar con el calor del desierto. La fila peatonal parece interminable pero, según los locales, “es la vía más rápida”. Existen camionetas o pequeños autobuses con capacidades para 12 a 20 pasajeros, que por US$5 atraviesan el trayecto de 500 metros hasta el pie de la garita. El trámite completo puede tardar unos 45 minutos.

De acuerdo con el secretario de Economía de México, Bruno Ferrari, “Tijuana es uno de los puntos geográficos y geopolíticos estratégicos en nuestro país”. La ciudad ha sabido aprovechar la ubicación privilegiada de Baja California, con sus más de 1.500 kilómetros de litoral en el océano Pacífico y el Mar de Cortés y sus más de 260 kilómetros de frontera con Estados Unidos. Está a menos de tres horas por tierra de Long Beach, uno de los puertos más importantes de Estados Unidos y puerta al continente asiático.
Baja California cuenta con seis cruces fronterizos, vía terrestre, con California, y una aduana marítima en el Puerto de Ensenada.

Las aduanas para tráfico terrestre se localizan en los municipios de Tijuana, Tecate y Mexicali, y se conectan con las poblaciones estadounidenses de San Ysidro, Otay, Tecate, Calexico y los Algodones. Todos los cruces fronterizos disponen de servicios e instalaciones aduaneras, las más modernas y amplias del país, diseñadas para que puedan dar servicio durante los próximos 15 años.

Pero no todo es miel sobre hojuelas. Existen trabajos académicos –explica el investigador del Colegio de la Frontera Norte Eliseo Díaz– según los cuales la frontera sur de los EE.UU con México es una de las áreas más atrasadas y con los peores indicadores del país. “Quizá San Diego sea la excepción”, sostiene Díaz. “Pero lo que está a un lado es San Ysidro, y ésa es una zona depauperada”, agrega.

A pesar de ello la diferencia en el tipo de cambio y poder adquisitivo constituyen alicientes poderosos para cruzar la frontera, aun de manera semiilegal, esto es con visa de turista. En México el pago por hora –aprobado en octubre por el Congreso– es de apenas US$0,59, mientras que en EE.UU. va de los US$7 a casi US$10. Con ello estudiantes o incluso jóvenes recién egresados atraviesan todos los días la frontera a trabajar como niñeras, jardineros, amas de llaves o albañiles, una actividad bien remunerada en el país de las barras y las estrellas. Hay otros como Frank, que cuentan con la nacionalidad estadounidense y con un pase migratorio llamado Sentry Pass, que le permite cruzar de manera preferencial en cosa de cinco minutos.

El caso de Frank, explica Eliseo Díaz, es bastante común en las ciudades de la frontera: sus padres decidieron recibir a su hijo del otro lado del muro para así darle mayores oportunidades en la vida.

Fama difícil. El dinamismo económico de San Diego, donde el desempleo está unos dos puntos por debajo de la media de California, sigue operando como un poderoso imán para los habitantes de Tijuana, pero se da en un contexto donde los flujos migratorios están en pleno cambio.

Un estudio de la Pew Research concluyó que la migración ilegal mexicana prácticamente terminó en 2010 y que la recesión estadounidense, especialmente sentida en el mercado de la construcción, ya no sigue atrayendo trabajadores ilegales. Jorge Castañeda comentó el informe en el periódico Reforma, indicando que “el gran cambio consiste en el aumento descomunal de la migración legal”, refiriéndose a los casi 700.000 ingresos anuales de trabajadores temporales y receptores de Green cards. Una situación que tiene a Tijuana como ejemplo, pues es una zona donde se crean empleos a ambos lados de la frontera.

Al decir de José Galicot, uno de los principales empresarios de la zona y quien encabeza los esfuerzos del encuentro anual Tijuana Innovadora,“durante el año pasado y lo que va de este se han instalado en Tijuana 9 nuevas empresas de Estados Unidos, 2 de Corea del Sur, una de España, otra de Islandia, y13 empresas que ya operaban en la ciudad empezaron su expansión”.

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Según cifras presentadas por el propio Galicot, entre 2006 y 2011, la industria aeroespacial de Baja California tuvo un crecimiento del 6% anual en empleos. Por otra parte, de las cerca de 100 empresas relacionadas a tecnologías de la salud que operan en Baja California, más de 55 están en Tijuana, incluidos fabricantes de dispositivos médicos, productos farmacéuticos y biotecnología.

El propio Galicot vive en un mundo entre fronteras, atendiendo negocios de ambos lados del muro y aprovechando las diversiones y comodidades de tener un centro urbano como San Diego a menos de una hora de su casa. Lo mismo pasa con profesionales de alto nivel que dirigen empresas o instituciones públicas en EE.UU., pero cuyo corazón está en Tijuana.

Y en cuanto a la fama de la ciudad, alimentada por decenas de libros y películas desde la célebre Sed de Mal de Orson Welles, a la más reciente Traffic, cabe señalar un dato no menor: a diferencia de Juárez o de la industrializada Monterrey, la violencia en Tijuana está en descenso. Entre 2008 y 2010 se produjo un promedio de 800 muertes anuales ligadas al narcotráfico.

La Procuraduría General de Justicia de Baja California reportó 476 asesinatos en 2011 vinculados no tanto a combates entre grandes carteles, sino a escaramuzas entre microtraficantes.

¿La razón? Muchos expertos señalan que una de las razones es el desplazamiento del cartel de Tijuana por el de Sinaloa, que encabeza el “Chapo” Guzmán. No serán palomas, pero sí más empresariales y pragmáticos que sus rivales. “Actúan con menos virulencia”, señaló al Nuevo Herald el investigador Félix Sánchez, del departamento de administración pública del Colegio Frontera Norte.

El consenso es que el cartel de Sinaloa no se dedicaría al secuestro ni a la extorsión, y usa la violencia como último recurso. Algunos hablan incluso de tregua con el gobierno. Cierto o no, Tijuana ya no es tanto la chica mala de antaño, sino una working girl aspiracional con ganas de salir adelante.

Autores

David Santa Cruz