A finales de octubre, el presidente socialista Nicolás Maduro y la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se sentaron en una mesa con la intermediación del Vaticano.

El cumplimiento por parte del gobierno de los acuerdos fijados en el proceso de diálogo para buscar una salida a la aguda crisis política y económica que asola a Venezuela es la única forma para seguir avanzando en las negociaciones, dijo este lunes la oposición.

A finales de octubre, el presidente socialista Nicolás Maduro y la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se sentaron en una mesa con la intermediación del Vaticano y algunos observadores internacionales, lo que permitió que se llegara a algunos acuerdos.

"Si estas demandas, que eran perentorias de cara al 6 de diciembre, no han sido satisfechas para el 13 de enero obviamente no habrá condiciones para el restablecimiento del diálogo directo entre las partes", dijo Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD.

Además agregó que de no honrar lo pactado "se está incurriendo en una burla al pueblo venezolano y a la comunidad internacional, burla que es extremadamente peligrosa en el marco de una situación inflamable desde el punto de vista económico y social".

La oposición intenta presionar al Gobierno para que libere a un centenar de "presos políticos", permita la convocatoria de un referendo sobre el mandato de Maduro y abra un canal humanitario que alivie la fuerte escasez de alimentos y medicinas.

Pero sostiene que no se ha avanzado hacia una solución electoral y otros puntos, como retomar la autonomía del Parlamento.

Por su parte, Maduro dijo que continuaría en las negociaciones impulsadas por el Papa Francisco y adelantó que su Gobierno acudirá a la cita del 13 de enero e instó a sus adversarios a hacer lo mismo.

"Si la oposición tiene que cambiar a los interlocutores, que haga lo que quiera hacer, pero tenemos un compromiso del diálogo", afirmó.

En tanto, el mandatario insiste en que en su país no hay presos de conciencia, sino conspiradores puestos a disposición de la justicia, e insiste en que sus adversarios mantienen una guerra económica para debilitar su Gobierno.