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Perfil de Dilma Rousseff: de rigurosa tecnócrata a política sensible
Sábado, Enero 1, 2011 - 13:34

Hija de un próspero inmigrante búlgaro que huyó de la opresión política en su país, la militante rebelde fue encarcelada y torturada por tres años, entre 1970 y 1973.

Brasilia. Dilma Rousseff dará a la presidencia de Brasil un carácter más gerencial. Esa es una evaluación general de aliados y analistas políticos sobre la gestión de la integrante del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), quien también tendrá que desarrollar su habilidad política para cumplir sus promesas y suceder al presidente más popular en la historia del país.

Conocida por cobrar con rigidez el cumplimiento de plazos y metas, Rousseff aprendió con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y durante la campaña electoral a usar un poco más de corazón cuando el tema es la política.

Asesores afirman que después de ser escogida por Lula para postular a la presidencia no fueron pocas las ocasiones en que se sentaban a conversar con él durante horas, como si el mandatario diera clases a su sucesora.

Parte de la personalidad firme de Rousseff fue construida durante los "años de plomo", cuando ingresó en organizaciones clandestinas para combatir a la dictadura militar en su época de estudiante universitaria en Minas Gerais.

Hija de un próspero inmigrante búlgaro que huyó de la opresión política en su país, la militante rebelde fue encarcelada y torturada por tres años, entre 1970 y 1973.

La política recomenzó su vida en Porto Alegre a los 26 años y en esa ciudad desarrolló sus cualidades gerenciales en los cargos públicos. Fue secretaria estatal de Energía y Hacienda.

Su fama de dura fue ironizada por ella misma en un discurso en el 2009: "Soy una mujer dura cercada de hombres blandos", declaró en un evento para mujeres.

Los más cercanos a Rousseff comentan que la campaña electoral y la vida hicieron de ella una dama de hierro, pero que no ha perdido la ternura.

"Ningún presidente resiste en el cargo si no tuviera parte de su personalidad hecha de hierro. Y nadie triunfa en la política si permite que el hierro sea el material absoluto en su perfil", dijo el gobernador del estado de Sergipe, Marcelo Déda.

"Dilma es de hierro, pero también es sensible como un ramo de flor que es movido por la brisa de vez en cuando", añadió Dedinha, como le llama Rousseff.

La determinación de la actual presidenta también fue fundamental en otro momento de su vida.

En abril del 2009 reveló que sufría de un cáncer en el sistema linfático, pero luego de someterse a una quimioterapia y de remover un pequeño tumor, los médicos anunciaron que estaba curada del mal.

Rousseff se lanzó en la campaña como un enigma hasta para algunos círculos políticos en Brasilia.

Su nombre era reconocido por menos del 10% del electorado y la designación no fue bien recibida por algunos miembros del Partido de los Trabajadores (PT), que querían a un candidato más conocido y con más experiencia.

Quizá eso explique por qué desde el primer día su candidatura llevó el mensaje de continuidad total con las políticas del Gobierno de Lula, quien aparecía al lado de la candidata por televisión siempre que le era posible.

Rousseff llega al gobierno con la promesa de crear millones de empleos, mejorar la infraestructura y mantener y ampliar los programas sociales. También ha dicho que continuará las políticas de mercado que dieron aceptación a su ex jefe.

La mujer de 63 años comandará una expansión aún mayor de la presencia estatal en el estratégico sector del petróleo, según sus asesores, y bancos estatales seguirán teniendo una participación importante en la economía.

Temores a que gobierne a la izquierda de Lula, manifestados por inversores y políticos de oposición, parecen estar calmados, al menos por ahora, especialmente con la definición de un Gabinete con varias figuras del gobierno anterior.

Los próximos cuatro años servirán para mostrar si la política conseguirá o no equilibrar la rigidez técnica, obstinación y habilidad política para superar los desafíos que tendrá que enfrentar.

Autores

Reuters