Pasar al contenido principal

ES / EN

Perfil: una segunda oportunidad para Barack Obama
Miércoles, Noviembre 7, 2012 - 09:12

Puede que Obama nunca sea la figura unificadora que prometió ser en la campaña de 2008, pero tendrá cuatro años más para tratar de llevar a cabo los cambios integrales que podrían afectar a Estados Unidos durante décadas.

Washington. Barack Obama llegó a la Casa Blanca hace cuatro años como un agente de cambio. El primer presidente negro de la nación fue reelegido el martes como un defensor de un nuevo status quo.

Con un segundo mandato, Obama también obtiene una segunda oportunidad.

Puede que Obama nunca sea la figura unificadora que prometió ser en la campaña de 2008, pero tendrá cuatro años más para tratar de llevar a cabo los cambios integrales que podrían afectar a Estados Unidos durante décadas.

No será fácil. Obama ha sido bloqueado en el Congreso desde las elecciones de 2010, cuando los republicanos se hicieron con el control de la Cámara de Representantes, y no es probable que eso cambie. Superar el tapón será igual de difícil.

La modesta agenda de Obama para el segundo mandato hasta la fecha ilustra su disminuida autoridad en Washington. Los republicanos retuvieron el control de la Cámara de Representantes y tienen una presencia suficientemente numerosa en el Senado para atar las manos de la Cámara alta. La ajustada victoria de Obama probablemente no les impresione.

De manera inmediata, afronta una crisis potencial conocida como "abismo fiscal" - subida de impuestos y recortes de gasto automáticos - que amenazan con sumir al país en otra recesión.

Aunque retiró a las tropas de combate estadounidenses de Irak y está cerca de hacer lo propio en Afganistán, tendrá que contener las ambiciones nucleares de Irán, junto con la posibilidad de un contraataque israelí.

Inevitablemente, el presidente podría llevar a su segundo mandato las duras lecciones el primero.

"Fue una figura que prometió transformar el modo en que funcionaba la política", dijo Julian Zelizer, un historiador experto en la presidencia de EEUU en la Universidad de Princeton. "No creo que la gente piense ya eso. No es sólo menos fe en él, es menos fe en lo que puede hacer el sistema político".

Aunque Obama no cambie Washington como muchos deseaban, puede crear muchos éxitos notables.

Logró una ampliación histórica de la atención sanitaria que habían eludido todos los presidentes demócratas desde los años 40. Aunque a los votantes les gustan muchas de sus novedades, están menos enamorados del sistema sanitario de Obama en su conjunto. Ahora tendrá la oportunidad de demostrar su valor.

Se puede decir lo mismo de las reformas fiscales Dodd-Frank, que pretenden contener algunos de los peores excesos de Wall Street.

El intento de Obama de reducir las emisiones que provocan el calentamiento global murió en el Senado, pero puede continuar el esfuerzo a través de la regulación. También puede seguir tratando de crear millones de empleos "verdes", que hasta el momento está por debajo de su objetivo.

Tampoco estuvo cerca de su objetivo de reducir el déficit presupuestario de billones de dólares. Retomará esa batalla la próxima semana como muy pronto.

Pero para muchos votantes, esos asuntos se quedan al margen ante la economía, que se sumió en una profunda recesión en los meses finales de 2008.

Aquí también Obama puede apuntarse un éxito: su estímulo de 2009 creó millones de puestos de trabajo y amortiguó el impacto de la peor recesión desde los años 30. La industria local del automóvil, a punto de derrumbarse en 2009, ha recuperado su salud.

El país evitó una catástrofe económica pero el crecimiento robusto sigue siendo esquivo. Mientras Obama fue reelegido, 23 millones de estadounidenses no tienen empleo, o tienen un empleo a tiempo parcial, o están demasiado desanimados para buscar empleo.

La cautela de Obama a la hora de abordar la crisis de vivienda contribuyó poco a evitar la epidemia de desahucios o ayudó a los que quedaron muy endeudados por el hundimiento de bienes inmuebles. El subsiguiente estímulo quedó estancado en el Congreso mientras el Gobierno se centró en su sistema sanitario y las reformas de Wall Street.

Sin dar palmadas en la espalda. Aunque Obama fue el primer congresista en ser elegido presidente desde John F. Kennedy en los años 60, sus relaciones con el Capitolio fueron problemáticas, en el mejor de los casos.

Obama, una persona reservada por naturaleza, se apartó de las palmadas en la espalda y presiones que a menudo se necesitan para avanzar con una agenda en Washington. Los congresistas demócratas se quejaban en privado de que mostraba poco interés por sus preocupaciones.

Los republicanos se opusieron a sus incitativas de una forma que no tenía precedentes, aportando pocos votos, si es que daban alguno, a sus grandes iniciativas. En el Senado, la actividad se ralentizó al máximo mientras los republicanos planteaban un número record de obstáculos procedimentales.

La disfunción llegó a su punto álgido durante la batalla sobre el techo de deuda en 2011, que llevó al país al borde de la quiebra. La confianza del consumidor se hundió y las agencias de rating efectuaron una histórica bajada de la calificación de la deuda del país.

Una economía mejorada podría resolver algunos de los problemas de Obama al reducir los déficits presupuestarios, devolver a más estadounidenses al trabajo y reivindicar muchas de las decisiones que tomó en su primer año en el cargo.

Para un presidente que ha visto gran parte de su primer mandato secuestrado por la economía, esto podría ser un irónico giro de acontecimientos.

"Las elecciones presidenciales de 2008 tuvieron el efecto de elevar las expectativas a un nivel que habría sido muy difícil de satisfacer incluso en las mejores circunstancias. Y las circunstancias no han sido las mejores", dijo William Galston, experto de la Brookings Institution y ex asesor del presidente Bill Clinton.

Autores

Reuters