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Presidenta de Brasil planea visita clave a la Casa Blanca
Viernes, Abril 6, 2012 - 15:57

Temas complejos como la situación en Siria, la política monetaria estadounidense, acuerdos de defensa de miles de millones de dólares y el "boom" de la exploración energética estarán en la agenda.

Washington. La presidenta de Brasil Dilma Rousseff visitará el próximo lunes la Casa Blanca en EE.UU. Su viaje tiene por objetivo un encuentro con el presidente estadounidense Barack Obama.

Sin embargo, las aspiraciones de Rouseff de que la agenda de su visita incluyera una cena con el presidente de EE.UU. no parece que se concretarán. La decisión del presidente estadounidense sugiere que en la Casa Blanca no se desplegará por completo una alfombra roja para Rousseff, lo cual es símbolo de que la relación entre las dos gigantescas economías que desean convertirse en mejores aliados aún no han hallado una causa común que los acerque.

Temas complejos como la situación en Siria, la política monetaria estadounidense, acuerdos de defensa de miles de millones de dólares y el "boom" de la exploración energética mar adentro de Brasil también estarán en la agenda para la reunión bilateral.

Pero la atención se ha centrado en lo que funcionarios brasileños perciben como un rechazo del protocolo, que según dicen representa la negativa de Washington a reconocer por completo el reciente ascenso económico del país sudamericano y su creciente influencia en asuntos internacionales.

El cronograma de Rousseff para el lunes - que consiste en una reunión con Obama en la Casa Blanca, un almuerzo de trabajo y una conferencia con empresarios - contrasta con el recibimiento que tuvo el mes pasado el primer ministro británico, David Cameron.

El líder británico fue invitado a una cena formal de Estado en la Casa Blanca, aunque su viaje no era completamente oficial. Obama también llevó en avión a Cameron a un juego universitario de baloncesto en Ohio, ambos fueron fotografiados sonriendo, comiendo perros calientes y conversando con fans.

Funcionarios brasileños, en declaraciones bajo anonimato, dicen que consideran que su país no disfruta de una "relación especial" con Estados Unidos como Gran Bretaña.

Pero destacaron que Brasil oficialmente superó a Gran Bretaña el año pasado al convertirse en la sexta mayor economía del mundo, lo que justificaría que el gigante sudamericano fuera tratado como un socio importante en los próximos años.

"Existe la percepción de una mayoría de personas en Washington no aprecian lo que está ocurriendo en Brasil", dijo un funcionario cercano a Rousseff. "No tenía que ser una visita de Estado, pero Obama podría haberla invitado a cenar, o llevarla al Kennedy Center", agregó.

Rousseff tiene agendada una cena formal en la embajada brasileña en Washington para el lunes por la noche.

Consultada sobre la agenda del lunes, la portavoz de la Casa Blanca Erin Pelton dijo que la reunión será el tercer encuentro bilateral de Obama con Rousseff desde que ella asumió el poder en el 2011. La cita "profundizará una asociación que nunca ha sido más fuerte", indicó.

Las visitas de Estado generalmente no son otorgadas durante años electorales, dijo otro funcionario estadounidense.

Líderes de otros aliados clave de Estados Unidos como Japón, Canadá, Turquía y Corea del Sur que también arribaron a Washington en los últimos años no recibieron trato formal como visita de Estado.

Un país en ascenso

Sin embargo, el reconocimiento es importante para Brasil debido a la naturaleza relativamente reciente de su ascenso.

Hace una década, su economía apenas estaba dentro de los estándares latinoamericanos, contaminada por años de hiperinflación e inestabilidad política.

Hoy Brasil representa a más de un 40% del Producto Interno Bruto de la región, es miembro del cada vez más influyente grupo BRICS de grandes mercados emergentes y está buscando activamente un rol acorde en organismos mundiales como Naciones Unidas y el Banco Mundial.

La transformación del perfil de Brasil llegó en un momento en que EE.UU. estaba ocupado con sus propios problemas económicos y con los conflictos en Oriente Medio, lo que alienta la percepción brasileña de que Washington simplemente esté demasiado distraído como para darse cuenta.

Mientras tanto, el ascenso de Brasil ha generado cierto escepticismo, especialmente entre los republicanos, debido a su postura independiente y a veces obstruccionista en asuntos importantes de la política exterior.

El predecesor de Rousseff, el popular Luiz Inácio Lula da Silva, intentó mediar en las conversaciones sobre el programa nuclear de Irán en el 2010, irritando a Occidente. Brasil últimamente ha sido un crítico de las sanciones contra Siria e Irán.

Rousseff y Lula, que provienen de un partido de izquierda que tradicionalmente ha desconfiado de EE.UU., se han enfocado en la construcción de lazos denominados "Sur-Sur" entre naciones más pobres. Pero Rousseff sorprendió a algunos observadores al distanciarse un poco de Irán desde que asumió el cargo y dar mayor énfasis a los derechos humanos.

De hecho, altos funcionarios de Brasil y de EE.UU. dijeron a Reuters que creían que ambos países tienen ahora mucho más en común, y que sus líderes están buscando activamente formas de trabajar juntos de manera más estrecha en temas como el comercio, energía e inversión.

Moises Naim, socio del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, opinó que Brasil se encuentra en un estado inicial de su desarrollo y que EE.UU. debería estar trabajando tiempo extra para fortalecer una relación estratégica por los próximos 20 a 30 años, en lugar de dejar que la nación sudamericana se acerque a China y a otros miembros del BRICS.

El bloque, que se reunió la semana pasada en Nueva Delhi, también incluye a Rusia, India y Sudáfrica.

"Debería haberse ofrecido una cena para Brasil", dijo Naim. "Los símbolos y gestos en las interacciones entre jefes de Estado importan tanto como lo que realmente está en la agenda", aseveró.

Visas y petróleo

EE.UU. tiene previsto realizar al menos un gesto que podría complacer a Brasil. Washington anunciará nuevas medidas que harán que los brasileños puedan obtener visas más fácilmente para viajar a Estados Unidos, dijo a Reuters un segundo funcionario del país, sin dar más detalles.

El tema es prioritario en la agenda de Rousseff debido a su valor simbólico y también porque facilitará aún más el aumento del turismo y del comercio entre los dos países.

El resto de la agenda será más complicada, con áreas de posible cooperación obstaculizadas por eventos recientes.

Por ejemplo, los funcionarios del Gobierno de Obama están dispuestos a discutir sobre cómo EE.UU. podría desempeñar un papel más importante en la extracción de petróleo frente a las costas de Brasil.

No obstante, el asunto se vio empañado por los recientes derrames de petróleo de Chevron frente a las costas de Brasil que han dado lugar a demandas de un valor potencial de US$ 22.000 millones y cargos criminales contra la compañía y sus ejecutivos.

Brasilia, por su parte, quiere profundizar sus lazos militares y estratégicos con Washington pero se vio frustrado por la decisión que tomó en febrero la Fuerza Aérea de EE.UU. de cancelar un importante contrato con el fabricante brasileño de aviones Embraer.

La Fuerza Aérea estadounidense indicó que la cancelación se produjo a causa de un error en los papeles del contrato y puso en marcha una investigación.

También es probable que Rousseff presente una queja sobre la política monetaria expansiva de EE.UU., a la cual culpa por crear un exceso de liquidez global que ha hecho a las exportaciones brasileñas menos competitivas en el extranjero.

Tratar con estos difíciles asuntos en privado podría elevar la necesidad que un gesto simbólico, dijo Naim.

"Ellos realmente no conseguirán nada", comentó. "Eso haría de una recepción más formal algo incluso más efectivo (...) como un mensaje de que Estados Unidos realmente entiende a Brasil", sostuvo.

Autores

Reuters