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Procurador de Colombia: las causas de la corrupción en el país son de carácter ético y moral
Martes, Agosto 14, 2012 - 18:02

El jefe del Ministerio Público, Alejandro Ordóñez, dice que aunque quiere ser reelegido en su cargo, el tema no lo trasnocha y que nunca asumirá actitudes extorsivas frente a la clase política.

Muchas de sus posturas causan polémica, como la de esta semana, cuando al rechazar la propuesta de Gustavo Petro de crear centros de consumo controlado para drogadictos, dijo que el alcalde de Bogotá “se la fumó verde”.

Sus críticos lo acusan de tener agenda con intereses políticos y de querer imponerle al país sus convicciones religiosas.

La coyuntura actual lo encuentra en campaña buscando ser reelegido en el cargo.

En entrevista con El Espectador, el procurador Alejandro Ordóñez Maldonado defiende sus posiciones y recalca que, más allá de las funciones disciplinarias, el Ministerio Público tiene la obligación también de marcarle el tono ético a la sociedad colombiana en tiempos en que la corrupción campea, según él, por falta de valores y principios.

Dice que si bien quiere la reelección, tampoco lo trasnocha y responde a quienes lo acusan de presionar con sus investigaciones al Congreso para asegurar votos.

No habla del proceso preliminar contra el ministro Germán Vargas Lleras, pero aclara que ningún funcionario público está excluido del ejercicio de las funciones constitucionales de las autoridades disciplinarias.

- Si bien es cierto que hay voces fuertes en contra, mucha gente lo ve a usted no sólo como el procurador, sino como una figura nacional. ¿A qué cree que se debe?

- Yo pienso que desde un primer momento se ha cumplido con el deber, se ha ejercido la función con independencia, ponderación y equilibrio, siendo consciente de las responsabilidades y las funciones de la Procuraduría.

- ¿Cree que con sus posturas se ha convertido en referente moral y ético del país?

-Lo que siento es que se ha tenido sintonía con el país porque la gente es consciente de que las causas de la corrupción son de carácter ético y moral, por la pérdida de valores y de principios.

No basta con afrontar los actos específicos de corrupción, con sancionarlos y condenarlos, o con que los funcionarios públicos sean destituidos, sino que es menester atacar las causas.

Las funciones de la Procuraduría son darle también tono ético a la sociedad y no queda otro camino que defender nuestra identidad en lo ético y en lo moral. Y en eso están de acuerdo tirios y troyanos, moros y aceitunos. Lo que sucede es que en Colombia las políticas públicas para enfrentar la corrupción habían desconocido un ingrediente determinante: la cultura.

- ¿Y a eso apunta su Procuraduría?

- Sí, queremos derrotar de verdad la corrupción y diseñar políticas públicas eficaces.

Se ha tenido éxito porque se han enviado mensajes a la sociedad de que no basta que se aplique la ley, sino que es menester generar una cultura en valores y principios, que no tenemos que importar ni construir por fuera de lo que somos y hemos sido a través de la historia.

Nuestra identidad cultural nos indica cuáles han sido esos valores y lo único que he hecho es tratar de desempañetar el alma colombiana, estrujarla. Eso es lo que necesita la gente para lograr que esos valores sean transmitidos de generación en generación.

- ¿Y cree que lo está logrando?

- Sólo cumplo mi función. A mí me eligieron para cumplir con las competencias que la Constitución y la ley me han otorgado.

- Pero en ello va implícita una señal en torno a qué tipo de Congreso elegimos…

- Más que las instituciones, se trata del tipo de sociedad que requerimos y que nos permitiría la viabilidad de Colombia en el futuro.

- Pero más allá del cumplimiento de sus funciones, hay quienes ven en sus posturas el regreso a un Estado confesional, en contra de muchas libertades conquistadas en los últimos tiempos…

- El tema religioso no lo he incluido en mi condición de procurador, ni lo he promovido, ni lo he prohijado.

Tengo convicciones, como la mayoría de los colombianos y este es un país de libertades. Además, una democracia se fortalece si se les permite a los ciudadanos ser coherentes con sus convicciones.

Mis adversarios han querido tratar de caricaturizarlas, pero nadie puede decir que en una conducta, concepto o intervención como procurador haya expuesto el tema religioso. Hay muchas personas que creen que la pluralidad debe ser uniforme, yo creo lo contrario. Aquí hay mucha intolerancia.

- Hay muchas críticas por la investigación contra el ministro Germán Vargas Lleras. Algunos la consideran extemporánea y hasta oportunista ¿qué responde a esos cuestionamientos?

- No puedo hablar de ninguna investigación estando en trámite. Tengo límites de carácter legal y de reserva que debo respetar.

Lo único que puedo aseverar es que no puede haber funcionario público que esté excluido del ejercicio constitucional de las autoridades penales, disciplinarias o fiscales.

Ahora, cualquier funcionario —sea ministro, gobernador, alcalde, portero o secretario— puede tener la tranquilidad de que habrá debido proceso y derecho a la defensa.

- Pero sin duda siempre habrá suspicacias…

- ¿Y qué investigación no se presta para suspicacias? Cuando se absuelve o se condena, siempre se generan hipótesis y tesis. Dicen que es porque estoy buscando la reelección, o porque soy amigo o enemigo.

Yo he demostrado que soy independiente, que actúo con autoridad, que no hipoteco mi función, que no tengo discursos diferentes a los que se derivan de la Constitución.

Tengo un talante que el país había olvidado y que me permite actuar garantizando derechos y cumpliendo deberes.

- Y en la investigación contra Alejandro Char, por supuesta participación en política cuando era alcalde de Barranquilla, hay quienes dicen que hubo recelo por ser una persona cercana a Vargas Lleras…

- No se pueden hacer esas consideraciones, aunque desafortunadamente en estas épocas se han vuelto algo frecuente.

- ¿La búsqueda de la reelección sigue adelante?

- Lo dije desde hace seis meses: quiero ser procurador porque me gusta lo que estoy haciendo, porque tengo vocación por lo público, porque tengo el perfil, porque me preparé durante más de 30 años para esto y porque la Constitución me lo permite.

Por eso les he dicho a los tres órganos que ternan: Presidencia, Corte Suprema de Justicia y Consejo de Estado, que quiero seguir siendo procurador.

- ¿Quién le gustaría que lo ternara?

- Cualquiera de los tres. En eso el constituyente fue sabio.

- A propósito, hay voces que piden una constituyente para reformar la justicia y otros temas, ¿está de acuerdo?

- No me gusta, me parece una imprudencia y un salto al vacío.

Una constituyente no resuelve los problemas del país y hay un punto de sentido común: las razones que hoy se aducen para convocarla son los mismas que se adujeron para convocar la de 1991.

Lo que muestra es que la crisis que estamos viviendo, de carácter ético y de valores, no la soluciona una constituyente ni una nueva constitución. Aquí tenemos el grave problema de creer que hay que hacer leyes para resolver todos los líos y vivimos en una especie de macrocefalia normativa, cuando es claro que muchas de esas leyes e incluso las normas constitucionales resultan ineficaces para solucionar problemas.

- ¿Y la Vicepresidencia? ¿Debe conservarse o volver al designado?

- La Vicepresidencia es una figura que ni me gusta ni me disgusta. No tengo razones de peso para pensar en diseños diferentes. Algunos creen que genera inconvenientes políticos y Colombia ha oscilado entre ella y la designatura, pero yo no tengo preferencias. Ese tema ni me va ni me viene y es intrascendente.

- En torno a la elección de un nuevo magistrado en la Corte Constitucional ha surgido un debate sobre la línea ideológica que puede tomar ese alto tribunal, ¿tiene esa misma percepción?

- No lo veo así y no me he detenido a analizar ese tema. Al fin y al cabo, a los jueces y a los magistrados les corresponde es la aplicación y el reconocimiento de unos derechos y la defensa de un ordenamiento jurídico. No creo que estos factores incidan sustancialmente en el seno de las corporaciones judiciales.

- Pero desde el punto de vista de los pensamientos, ¿a usted le gusta una Corte Constitucional más liberal o más conservadora?

- Ni lo uno ni lo otro. Lo que espero es una Corte guardiana de la Constitución y plural, entendiendo que ese pluralismo no puede ser uniforme.

- ¿Sigue pensando que el alcalde Petro se la fumó verde al proponer la creación de centros de consumo para drogadictos?

- Esa afirmación fue sólo un recurso pedagógico, pero entiendo que él le hizo reingeniería a la propuesta y ahora ya no se habla de centros que suministren drogas, sino para realizar tratamientos terapéuticos.

- ¿Y las investigaciones contra los congresistas? Se dice que son presiones por cuenta de la reelección…

- No voy a asumir actitudes extorsivas. A mí no me trasnocha la reelección. Quiero ser reelegido porque tengo claridad de mis deberes, de mis obligaciones y de mi actuar ético. Yo no voy a realizar una conducta contraria a mis convicciones y a mis deberes. Si hay conductas que se deben investigar, lo normal y lógico es que eso se haga.

Yo lo tengo claro: si me reeligen, bueno; pero si no, pues no, cogería otro rumbo. Ya fui procurador y eso ya hace parte de mi vida.

- ¿Otro rumbo podría ser una candidatura presidencial?

- Lo que quiero es ser procurador, para qué nos ponemos a hacer futurología.

Autores

ELESPECTADOR.COM