El informe, que detalla que la dictadura dejó 434 muertos y desaparecidos, fue presentado en un acto encabezado por Rousseff, quien en su juventud pasó casi tres años presa y sufrió torturas por sus vínculos con un grupo que se alzó en armas contra el régimen militar.
Brasilia. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, recibió este miércoles el informe final de la Comisión de la Verdad, que investigó las violaciones de derechos humanos durante la última dictadura (1964-1985), con lágrimas y, según dijo, "sin revanchas".
El informe, que detalla que la dictadura dejó 434 muertos y desaparecidos, fue presentado en un acto encabezado por Rousseff, quien en su juventud pasó casi tres años presa y sufrió torturas por sus vínculos con un grupo que se alzó en armas contra el régimen militar.
"Este informe contribuirá a que los fantasmas de un pasado muy doloroso y triste no se protejan en la sombra de la omisión", declaró la presidenta, quien rompió a llorar en medio de su discurso, aunque aclaró que las atrocidades relatadas en el documento "no deben ser motivo para odios o ajustes de cuentas".
El voluminoso informe detalla a lo largo de sus 4.500 páginas miles de casos de persecuciones y torturas, identifica a 434 muertos y desaparecidos y también a unos 300 agentes del aparato represivo que, pese los testimonios y pruebas recogidas en su contra, no podrán ser llevados ante la justicia.
El obstáculo radica en la Ley de Amnistía dictada en 1979 por el propio régimen militar, que amparó tanto a los represores como a los miembros de las organizaciones guerrilleras que actuaron en el país, y cuya constitucionalidad fue ratificada por el Tribunal Supremo hace poco más de cuatro años.
Rousseff, cuyo gobierno ha manifestado "respeto" por la decisión del Supremo, afirmó que Brasil reconquistó la democracia en 1985 "a su manera, por medio de luchas duras y sacrificios irreparables", pero "también a través de pactos".
Apuntó que la sociedad "respeta y reverencia a todos los que lucharon por la democracia, a los que enfrentaron la truculencia ilegal del Estado" y "jamás dejará de enaltecerlos".
Pero dijo que la sociedad también "valora los pactos políticos que llevaron a la democracia", en aparente alusión a los acuerdos que condujeron a la amplia amnistía dictada en 1979 por la propia dictadura que impiden juzgar a los responsables de delitos de lesa humanidad, pese a que éstos no prescriben.
"Este trabajo es resultado de esfuerzos por alcanzar la verdad y el respeto a la memoria", pero también pretender ser un "estímulo a la reconciliación nacional", declaró la jefa de Estado.
Según Rousseff, "Brasil merecía la verdad, las viejas y las nuevas generaciones merecían la verdad y también la merecían quienes perdieron familiares, compañeros y siguen sufriendo como si ellos muriesen de nuevo cada día".
La presidenta añadió que "conocer la historia es imprescindible para construirla mejor" y subrayó que "la verdad no significa revancha", sino que "es dar luz a todo lo que permaneció oculto" y permitir que "todo pueda ser explicado, dicho y sabido".
Afirmó también que "la verdad significa sobre todo la oportunidad de un encuentro con la historia" y un "homenaje a un país que ya tiene tres décadas de camino democrático y que así persistirá".
Según Rousseff, el hecho de hacer público el informe hoy, en coincidencia con la celebración del Día Internacional de Derechos Humanos, "es también un tributo a todos los hombres y mujeres del mudo que han luchado por la democracia y ayudaron a hacer mejor a la Humanidad".