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Venezuela se transforma en un catálogo de pequeñas crisis
Lunes, Marzo 16, 2015 - 07:12

Los próximos días serán de desenlace hacia lo interno y externo del país, con una pista extraoficial: está previsto que el canciller de Corea del Norte, Ri Su Yong, haga una visita oficial a Venezuela a mediados de este semana.

Una retahíla de secuencias controversiales ha elevado la tensión del ya rocambolesco guion de la política en Venezuela, desde que el diario ABC de España cerrara el primer mes del año con un sonoro campanazo que se ha ido desvaneciendo en la opinión pública internacional.

Entonces se especuló en ese y otros medios sobre unas supuestas pruebas que el capitán venezolano Leamsy Salazar, escolta de confianza del fallecido Hugo Chávez, habría entregado a la justicia estadounidense para inculpar al actual presidente de la Asamblea Nacional del vecino país, Diosdado Cabello, de estar ligado a redes del narcotráfico.

Ni la DEA ni la Justicia Federal en Estados Unidos se han pronunciado al respecto, pero desde entonces se escribe un capítulo diario alrededor del gobierno de Venezuela en el que cada giro, a veces violento, termina en acusaciones y amenazas dentro y fuera de sus fronteras.

Sus voceros insisten en denunciar la existencia de planes desestabilizadores por parte de sectores empresariales y políticos, internos y externos, mientras que la oposición afirma que se ha comenzado a criminalizar la protesta y la disidencia política en su país, con la complicidad de unas instituciones cada vez más frágiles y unos poderes dependientes del Ejecutivo.

Al encarcelamiento de algunos empresarios y un abogado de una red de supermercados y otra de farmacias, acusados en enero de realizar un boicot para contribuir con lo que el presidente Nicolás Maduro y compañía han llamado la “guerra económica”, le siguió la detención del alcalde metropolitano de oposición, Antonio Ledezma, por supuesta conspiración, el 19 de febrero. Cinco días más tarde ocurrió el asesinato de un estudiante menor de edad a manos de un joven policía durante unas protestas en el estado de Táchira. El crimen conmocionó a la opinión pública y movilizó a la justicia local, que capturó en pocas horas al homicida.

A principios de este mes, las autoridades judiciales de República Dominicana emitieron una orden de arresto contra tres banqueros venezolanos acusados de un millonario fraude a través del recién quebrado Banco Peravia. José Luis Santoro, Gabriel Jiménez Aray y Daniel Morales Santoro abandonaron ese país antes de que dicha institución fuese intervenida a finales de 2014, pero ya la Fiscalía entregó a la Interpol la orden de arresto para solicitar sus extradiciones.

Esta semana, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos acusó a la Banca Privada d'Andorra (BPA), actualmente intervenida, de crear empresas pantalla para canalizar fondos de la petrolera estatal venezolana Pdvsa por un monto que estaría cercano a los US$2.000 millones y de estar vinculada a organizaciones criminales rusas y chinas. El tribunal arbitral del Banco Mundial determinó el pasado jueves que Venezuela debe pagarle a la empresa estadounidense Owens Illinois más de US$455 millones por la expropiación de dos plantas de una subsidiaria del fabricante de envases de vidrio en 2010.

Apenas un día después murió en una de las celdas del Helicoide, una de las sedes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), en Caracas, un hombre de 64 años que la oposición venezolana cataloga como “preso político”. Se trata del capitán de la Aviación Civil Rodolfo Pedro González Martínez, quien fuera detenido en su casa mediante un allanamiento en abril de 2014, bajo las acusaciones de asociación para delinquir, tenencia de explosivos y tráfico de armas de fuego.

El propio Nicolás Maduro se refirió a González Martínez días después del arresto el año pasado y lo llamó El aviador: “Capturamos a uno de los cerebros para derrocar al gobierno… Forma parte de los grupos que pretenden una insurrección armada contra la democracia venezolana”. Lo que ha indicado el Ministerio Público es que el capitán se quitó la vida por temor a ser trasladado a otro centro penitenciario.

Del extenso catálogo de pequeñas crisis simultáneas que construyen la actualidad económica, política y social en Venezuela, la de mayor impacto ocurrió a principios de semana, con un giro sin precedentes: Estados Unidos se declaró en emergencia nacional por considerar a Venezuela una “inusual y extraordinaria amenaza” y lo categorizó en una larga lista de sancionados entre los cuales figuran Irán, Irak, Zimbabue, Siria, Libia, Ucrania y Rusia, por citar sólo a unos pocos.

Esta orden ejecutiva le permite a Obama congelar activos, expulsar de su territorio y revocar visas a ciudadanos y funcionarios venezolanos que el propio mandatario determine como involucrados en violaciones a derechos humanos o que hayan ordenado o colaborado en arrestos basados en razones políticas. Hasta ahora, en la lista figuran siete nombres: seis son militares y una es la fiscal nacional, Katherine Harrington, quien casualmente estaba a cargo del caso de El aviador.

No se trata, en realidad, de una medida excepcional. Según un análisis realizado en 2014 por USA Today, la Casa Blanca ha decretado 53 “estados de emergencia” en menos de 40 años, sin contar declaraciones de desastres para eventos como tornados e inundaciones. Además, ha establecido más de 126 sanciones económicas desde la Primera Guerra Mundial hasta 2007, según el libro titulado Economic Sanctions, de Gary Clyde Hufbauer, Jeffrey J. Schott, Kimberly Ann Elliott y Barbara Oegg. Sin embargo, esta es una información que no manejan millones de venezolanos, que viven en un estado casi permanente de desasosiego por el fuerte volumen de la polarización política, la alta tasa de criminalidad y la inflación más elevada del planeta.

Ricardo Meleán es un motorizado que vive de cerca, literalmente, el drama de la personas que a diario hace largas colas para comprar en Venezuela. Trabaja en una cooperativa como mototaxista, un oficio de moda en Caracas desde hace unos años, y su parada se ubica justo al frente de un supermercado del Este de la capital. El pasado viernes, día de cobro para la mayoría de los empleados formales, había desde las 6:00 de la mañana una larga fila que serpenteaba con ansias desde la entrada de la tienda.

Según su relato, hay personas que una vez que terminan sus compras, intercambian algunos de sus productos: “Mira, yo he visto que hacen hasta trueques. Sales con todo y afuera la gente cambia lo que tiene por lo que necesita, la harina PAN por el ACE, por ejemplo. Ayer llegó una china diciendo ‘tengo tles paquetes de azúcal y los cambio pol la halina PAN”, cuenta Meleán y se ríe.

Para la mayoría de los venezolanos, su día a día trasciende cualquier conflicto geopolítico. La criminalidad, la inflación y la escasez son más pesados que una hipotética amenaza de embargo económico. El viernes asesinaron en Puerto Ordaz, una ciudad del estado Bolívar, al sur del país, a Edmon Bautista, un conocido comerciante que cultivó durante décadas un negocio de comida, especialmente desayunos. El tema ya no eran las sanciones sino el lamento frente a los crímenes que ocurren a diario.

Tras la orden firmada por Obama, se produjo un cruce de declaraciones y los líderes del gobierno venezolano comenzaron a mover sus piezas no sólo en el tablero de la geopolítica, sino hacia lo interno, nucleando a sus seguidores para fortalecer la idea de identidad nacional. Nicolás Maduro solicitó a la Asamblea Nacional una Ley Habilitante antiimperialista que le fue concedida por la mayoría de la bancada oficialista. La estrategia del chavismo, a meses de las elecciones legislativas, es repolarizar a sus seguidores. Esta semana se efectuaron concentraciones antiimperialistas en varias ciudades de Venezuela, bajo el clásico lema de “Yankees go home”.

La oposición se pronunció con un comunicado, en medio de la batalla dialéctica que sostienen sus líderes por la forma en la que piensan elegir a sus candidatos a diputados para los próximos comicios. “No aspiramos ni admitimos que la comunidad internacional o alguno de sus miembros asuma deberes que son nuestros. Así como rechazamos la grosera injerencia cubana, no propiciamos ni aceptamos ninguna otra”, señaló el texto.

Para ayer se esperaba también que la Fuerza Armada Venezolana realizara ejercicios militares de defensa de su nación, en la que participarían soldados del ejército ruso, según Rusia Today.

Los próximos días serán de desenlace hacia lo interno y externo del país, con una pista extraoficial a la que tuvieron acceso El Espectador y el portal de noticias Contrapunto.com: está previsto que el canciller de Corea del Norte, Ri Su Yong, que estaría llegando hoy a Cuba, haga una visita oficial a Venezuela a mediados de la semana que viene. Esta serie política, que se ha convertido en un thriller policial y de espías en clave de “humor negro”, continuará. Espere el próximo capítulo.

Autores

ELESPECTADOR.COM